Antes de ingresar a la Defensoría del Pueblo, Josué Gutiérrez era el secretario técnico de la comisión revisora del Código de Ejecución Penal en el Congreso. Cuando se convirtió en defensor del Pueblo, lo primero que pidió al INEI fue actualizar el censo penitenciario. Le contestaron que eso costaba ocho millones de soles y que este año era imposible. No se amilanó y con su equipo de trabajo decidió censar primero a los niños menores de 3 años que viven en los penales. Encontró 200. Luego, siguió analizando la situación de 7.000 internas para no solo conocer su estado de salud y educación; también quería conocer su entorno. ¿Cuántos hijos tiene esa interna?, ¿en qué condiciones están?, ¿quién los está cuidando? y todo lo demás. Ahora quiere hacer lo mismo con los varones y en un corto plazo analizar la situación de las víctimas del COVID-19. Está trabajando duro y parejo; eso asegura. Promete informes en los próximos días.
— Usted va a presidir la comisión que tiene la relación directa con el nombramiento, permanencia o remoción de los jueces o fiscales...
Creo que las broncas que tienen conmigo son por eso. Se busca por pulcritud, meritocracia, transparencia, en las actuales circunstancias. Esa comisión está integrada por el Tribunal Constitucional, Poder Judicial, Contraloría General, fiscal de la Nación, universidades públicas y privadas y el defensor del Pueblo. ¿Alguno de ellos, que tiene facultades constitucionales, va a permitir que cualquiera de sus pares haga lo que se le viene en gana? De ninguna manera.
— ¿Entonces no le perdonan que podrá manejar el nombramiento de jueces y fiscales?
Ese es el fondo. A la defensoría la tomaron como si fuera su chacra. Aquí contrataban primos, sobrinos, han tenido convivencias horribles. Los propios trabajadores conocen la realidad.
“Yo no asumo una posición dogmática respecto a la política y decir que por esa alianza me eligieron es insensato.”
— ¿La defensoría ha sido la chacra de los ‘caviares’?
No me gusta estigmatizar a las personas como ‘caviar’ o no, pero siento que ha existido un grupo de personas que ha instrumentalizado la Defensoría del Pueblo y que la ha visto con un sentido de pertenencia. Eso está mal, como institución hay que cuidarla. ¿Sabías que antes de que yo ingresara se robaron el ‘backup’ del proceso de designación de la JNJ? Eso es un botón de muestra.
— ¿La defensoría es hoy la chacra de Josué Gutiérrez?
Jamás, de ninguna manera.
— ¿Y por qué entonces siete personas allegadas a usted fueron contratadas después de visitar su despacho?
Yo no me encargo de la parte administrativa, acá ha venido muchísima gente, probablemente a conversar y a veces ni puedo atenderlos.
— Pero siete personas que son de su entorno social fueron contratadas por primera vez en la defensoría. ¿Cómo entenderlo? Hugo Sánchez González, por ejemplo, postula a una convocatoria CAS de la defensoría para trabajar como asistente legal en la Dirección de Atención Virtual a la Ciudadanía, pero no lo logra porque no tiene los requisitos académicos. Cuando usted asume, Sánchez inmediatamente logra ingresar en la oficina de Gestión de Desarrollo Humano. ¿Cómo explicar este desembolso de S/18.000 cuando era la primera vez que Sánchez ganaba un contrato a través de esta modalidad?
Así como al señor Sánchez, yo conozco a muchas personas. La pregunta es: ¿ninguno que me conoce puede trabajar en la defensoría? Él sabe que los servicios tienen un perfil, unas metas.
— Él no tenía los requisitos y logró entrar.
Lo que entiendo es que el señor postuló a un proceso. Lo vuelvo a decir: ¿el hecho de que yo trabaje aquí y que luego él ingresa a trabajar es un problema?
— Obvio. Si antes no lo logró, es más que raro que después de reunirse con usted consiga trabajo.
Yo lo conozco, es verdad, pero no me reuní con él.
— El 31 de mayo se reunió, está en el registro. El propio Sánchez lo ha reconocido.
Le voy a comentar. Reunido, así como que le estoy atendiendo a usted, nunca. Han venido personas cuando yo he sido elegido, en los primeros días, unas 15 o 20 por día. Mucha gente ha venido. Me han saludado, me he tomado fotos y probablemente allí me habré encontrado con él, como con muchos de mis amigos que han venido a visitarme y que no tienen ninguna vinculación.
— Lo visita el 31 de mayo y luego consigue chamba...
El tema es simple. ¿Ninguno que me conoce –porque conozco mucha gente– puede trabajar acá? Eso no es impedimento legal.
— Puede haber tráfico de influencias...
¿Acaso yo estoy ordenando que lo contraten? No he ordenado que se contrate a nadie.
— Veamos a Magdalena Otayza Grados, su paisana...
Yo conozco a sus hermanos. Juan Otayza es mi amigo desde el colegio, por supuesto.
— ¿Y qué pasa con la familia Otayza? Según la Sunat, han obtenido su primer desembolso de la defensoría por S/14.000 para adquirir 100 sillas fijas de metal.
¿Por qué raro?
— ¡Nunca antes lo habían logrado y ahora sí!
Yo conozco a mucha gente, a mucha gente. ¿Ninguno de esos puede brindar servicios a la institución?
— Lo extraño es que lo consigan después de reunirse con usted. Eso es lo sospechoso.
Usted especula.
— No especulo, son los hechos.
Lo fáctico es que yo tengo muchas personas, muchas amistades y que si mañana brindan su servicio a la defensoría, ¿quién podría ser yo para que no lo intenten? Tendría que decirle a cualquiera que me conozca que, por favor, no puede contactar con la defensoría. ¿Eso no sería violar sus derechos?
“Yo conozco a mucha gente. ¿Ninguno puede prestar servicios a la institución?”.
— Álvaro Arista Robles recién obtiene su título de contador en julio. Y un mes después, empieza a trabajar en el área de contabilidad de la Defensoría del Pueblo. Lo raro es que antes de lograr este contrato por S/7.500 visitó su despacho. La cita está registrada el 7 de julio. ¿Cómo el joven contador conoce al defensor del Pueblo? Su papá, Erik Arista, es un conocido suyo, es periodista…
¿Con su papá? Sí, y lo voy a decir, con su papá, sí. Me reuní porque vino con otro colega periodista de Huánuco. Pero al chico no lo atendí. Yo no manejo contratos de nadie.
— Bueno, me queda claro que todas sus respuestas serán así y mejor que se investigue todo. Miremos finalmente a su amigo. ¿Dónde está Vladimir Cerrón?
¿Cómo voy a saber?
— Como estuvo con su amigo Richard Rojas un día antes de que desapareciera, pensé que quizá lo había llamado a usted.
No, no. No creo que Vladimir lo haría, porque además es un profesional que conoce de política y conoce la estructura del Estado.
— ¿Le pide que se entregue?
Creo profundamente que todas las personas tienen que colaborar con la justicia. Es lo mejor que puede hacer.
— ¿Por qué los exdefensores Vega y Albán han sido tan críticos con usted? Dijeron que no tenía las cualidades éticas ni el conocimiento en defensa de los derechos humanos, que era una vergüenza su nombramiento y que usted respondía a una alianza de los extremos de Perú Libre y Fuerza Popular.
Yo quisiera guardar mucha prudencia. A los dos los conozco. Cuando Walter [Albán] fue convocado por el presidente Humala como ministro de Interior, me pidió que lo apoyara y lo hice; en muchas reuniones estuve con él dentro del ministerio con un afán colaborativo y, que yo supiera, él tenía una opinión muy buena de mí. Cuando lo escuché, me sorprendió. Igual Eduardo Vega; cuando yo presidí la Comisión de Presupuesto, lo atendí. No los entiendo.
— Pero en cuanto asumió también hubo fuga de defensores adjuntos. Se habla de un desmantelamiento de la defensoría.
Eso no es verdad. Yo comencé a evaluar internamente los perfiles y con ninguno he tenido discusión. Es más, los que se han retirado lo han hecho en buenos términos.
— Sus críticos aseguran que está instrumentalizando de manera política a la defensoría...
¿Para qué sería? ¿Qué hay de especial en instrumentalizar a la defensoría?
— ¿Perdón? Usted es político, la defensoría tiene sedes en todo el territorio y un político siempre busca ganar más poder. Mire su historia: pasó de defender a Ollanta y Nadine a Vladimir Cerrón.
Un momentito, los contextos son distintos. He sido parte de una bancada como parlamentario, ejerciendo un nivel de representación. Tenía un compromiso político.
— No era un congresista cualquiera. Estuvo años en la Comisión de Presupuesto, viendo el manejo del dinero de todos los peruanos.
Pero era un compromiso político con el país, no con la persona. Todos los asuntos de análisis macroeconómico, todos los asuntos que tenían que ver con políticas de Estado para consolidar el crecimiento del país. Me pedían que yo apoyara y apoyé.
— Bueno, era el escudero de Ollanta y el protector de Nadine. Basta traer a la memoria la gigantografía en su despacho con la ex primera dama.
Bueno, eso puede quedar en la memoria, pero si usted revisa mis declaraciones, mi postura era hablar de políticas de Estado, políticas sociales y económicas.
— Nadie puede quedarse tantos años en la Comisión de Presupuesto si no tiene la protección del gobernante. Usted fue un congresista muy poderoso.
Yo he tenido mucha empatía con los congresistas de mi bancada y con los de la oposición. El gobierno de Ollanta Humala fue el último gobierno que pudo entregarle resultados al país en términos de estabilidad económica y crecimiento. Mire ahora, estamos hablando de recesión y se tiene que hablar con crudeza porque recesión implica pobreza. Hoy miles de peruanos están ingresando a la pobreza o pasando de ella a la extrema pobreza, es decir a no tener para comer.
— Usted también es un poco responsable de todo este desmadre. Yo recuerdo su apoyo a Castillo.
Democráticamente, uno puede tener una opinión a favor o en contra de cualquier autoridad y ejercer el voto. El hecho de que el Perú haya apoyado determinada persona no te sentencia a cargar la responsabilidad. Más bien, tienes que ser muy crítico porque es tu voto, tu responsabilidad, la que debe exigir reivindicación.
— Usted no solo votó, estuvo en el equipo de transferencia…
Me invitaron a esa comisión de transferencia de Turismo y Comercio Exterior, pero yo no accedí. Nunca me apersoné y no encontrará que yo haya ido a un ministerio o haya participado en alguna transferencia de nada. Me pidieron también integrar el Gabinete y dije que no.
— ¿Le pidieron ser ministro?
En algún momento, sí.
— ¿Qué ministerio le quería dar Castillo?
Olvídelo, dije que no era oportuno. Quería ver cómo iba el presidente desarrollando su tema.
— ¿Se arrepiente de haberlo defendido?
Yo nunca defendí a Castillo.
— Públicamente opinaba y no era crítico.
No era crítico, eso es una cosa distinta.
— El silencio otorga...
No lo defendí.
— A quien siempre ha defendido es a Vladimir Cerrón. Incluso fue asesor de la bancada de Perú Libre.
Tenía experiencia en temas parlamentarios y colaboré.
— Pero a eso voy: amigo y abogado en un caso de Vladimir Cerrón, asesor de su bancada. Las malas lenguas dicen que usted fue elegido por un trato, por una negociación de Fuerza Popular con Perú Libre.
Pero eso no alcanza, pues. En el mejor de los casos ¡24 votos de Fuerza Popular y 16 de Perú Libre son 40 votos! Yo he sido elegido por mi trayectoria profesional. He demostrado a todos, sin excepción, amplitud. Yo no asumo una posición dogmática respecto a la política y decir que por esa alianza me eligieron es insensato, porque los votos no alcanzaban. Agradezco a todas las bancadas que han creído en mí y hoy estoy intentando contribuir. Por ejemplo, a la lucha anticorrupción desde aquí.
— Si está empeñado en luchar contra la corrupción, ¿por qué no le dice a su amigo Vladimir Cerrón que deje de ser un prófugo y que se entregue a la justicia?
Quiero ser muy sensato, no quiero que mis expresiones sean después mi carga. Yo tengo claro lo que es la estructura jurídica de mi país. Lo tengo claro.
— Explíqueme su claridad en el caso de Cerrón.
No puedo. Son temas de discursos políticos sobre los cuales yo no quiero pronunciarme. El Poder Judicial y el Ministerio Público hacen su trabajo, yo hago el mío.
— La voz de un defensor del Pueblo también tiene que escucharse en las cosas que van ocurriendo en el Perú. Mire cuántos procesos judiciales hay con los líderes políticos: tenemos a dos presidentes presos; Toledo pide ser liberado para seguir con su proceso; Fujimori pide validez para el indulto que le dio PPK; el mismo PPK en comparecencia en su propio proceso; Ollanta y Nadine, Keiko y ahora Lourdes Flores con comparecencia. Y no se olvide de Vizcarra...
Lo siento, pero no puedo abordar un tema en específico.
— Abordemos todos.
Hemos hecho exigencias al Ministerio Público. Lo único que pedimos es celeridad en todos los procesos de políticos y no políticos. No podemos seguir así. En el Perú estamos acostumbrados a que, pobrecito, aquel empresario que se mete a político en el Perú quiebra. ¿Sabes por qué? Porque lo primero que hace el sistema financiero es calificarlo como de alto riesgo. No ha movido un dedo, pero ya lo calificaron. Ser político en el Perú es como una desgracia, cuando más bien es un honor el servicio. ¿Quiénes van a ingresar a la política en el futuro?
— Los pilluelos como Pedro Castillo...
Esas son opiniones suyas y no las voy a acreditar. El señor Castillo está procesado y tengo que ser muy respetuoso por mi investidura. Lo que yo pido es celeridad en los procesos judiciales de todos. Hay tantos internos que ni sentencia tienen. Pronto vamos a conmemorar 40 años de la matanza en Putis y no hay nada. Si ya no hay elementos, aunque sea saquen una sentencia absolutoria. Lo que no es justo es que, hasta ahora, ni siquiera haya juicio oral. Yo exhorto al Poder Judicial, al Ministerio Público para que se pongan a trabajar en estos temas.
— ¿Qué le ha dicho la fiscal de la Nación?
Está comprometida y, justamente, sobre este particular se había designado un equipo especial para la investigación de los casos de violencia social ocurridos en diciembre y en enero durante el ascenso de Boluarte.
— ¿Cuánta responsabilidad tienen Dina Boluarte y Alberto Otárola? Los acusan de tanta tragedia.
No puedo tener esa libertad de pensar. Sí tengo que tener fe y creer en mis instituciones. Estoy con el pueblo, en Ayacucho, estoy con las familias, con las víctimas. Estamos trabajando los temas, estoy en Juliaca, en Puno.
— Si el TC falla a favor del Congreso por esta medida cautelar que ha impuesto la JNJ, ¿usted va a estar de acuerdo?
Creo en la Constitución y en la ley. Es en función de la Constitución, de la ley, que tengo que hacer respetar los derechos de los más pobres del país.
“[Dina Boluarte] tiene la intención de trabajar pero no le agarra el hilo”.
— Usted ha sido parlamentario y los miembros de la Junta Nacional de Justicia dicen que estamos frente a un golpe parlamentario...
La representación genuina de cualquier país constitucionalmente democrático es el Parlamento. En el Parlamento, usted va a encontrar lo que es el país y usted va a decir, pero en el Parlamento hay muchos informales. Claro, es mi país. Estamos plagados del 70% de informalidad.
— Está mezclando papas con camotes. Yo le estoy preguntando por la JNJ. ¿Se está afectando o no la institucionalidad democrática? ¿Es posible que tres jueces suspendan una acción parlamentaria?
Partiendo de la misma premisa de ser institucionalistas, creo que hablar de un golpe a la JNJ es majadero. Desconocer los alcances del Tribunal Constitucional, en tanto y cuánto ha señalado con claridad que sobre decisiones y prerrogativas que corresponde a un poder del Estado, no debería haber interferencia y aquí sí veo interferencia.
— ¿Los miembros de la JNJ deben de ser removidos?
No podría dar una respuesta categórica, ni a favor ni en contra. ¿Por qué? Hay que dejar que esa competencia sea ejercida por el Congreso de la República. Yo no podría señalar que está bien o que está mal. Aquí no hay golpe parlamentario.
— ¿Y puede opinar en el caso Fujimori? ¿Debería revertirse la situación actual, aplicarse el indulto que le dio PPK?
Tenemos un momento difícil en el país. Hace muchos años se ha ido incubando una suerte de confrontación social muy marcada y eso ha hecho que el Estado no esté en los lugares donde debe estar. No hay una interacción directa. Estoy hablando de la población desde el sur del país.
— ¿Y eso que tiene que ver con el indulto de Fujimori?
El indulto de Fujimori en otras circunstancias se hubiera ejecutado sin ningún problema, pero cuando hay un país polarizado, fracturado, se desdibuja y desde esa perspectiva se convierte en un tema eminentemente político y sobre lo político, como Defensor del Pueblo, no puedo expresarme de ninguna manera. Si usted me habla de una generalidad, sí puedo. Por ejemplo, ¿qué es lo que opino sobre los fallos del Tribunal Constitucional? Le digo que son de ejecución inmediata y que nada podría paralizar. Yo no creo en la gente que destruye la institucionalidad, yo creo en la gente que busca crear e institucionalidad. Al margen de la prerrogativa constitucional que tiene la figura de la Presidencia de la República, cuando hay un fallo del Tribunal constitucional, esto debe ejecutarse.
— ¿Qué está exigiéndole usted al Ejecutivo para garantizar la seguridad de todos los peruanos?
Primero, hemos tenido reunión hace dos semanas con los altos mandos de la Policía Nacional para empezar a ver cómo es así que estas medidas de emergencia están o no contribuyendo con el tema de la seguridad ciudadana del bienestar común.
— ¿Ayudó la declaratoria de emergencia en algunos distritos?
Todavía no me quiero pronunciar, pero estamos trabajando el informe. Lo que sí le puedo decir es que en todo es un enfoque reactivo. Mire usted, cuando se abrieron las fronteras se debió haber registrado a las personas y no se hizo. Ingresó gente de muy buen corazón y también muchos delincuentes. Estamos viviendo un clima de inestabilidad social, al punto que ya la misma población de las economías informales se ha levantado. ¿Por qué? Porque se niegan a pagar S/30 diarios de extorsión. A esta situación han contribuido malos elementos de la policía. ¿Por qué todo ha crecido tan rápidamente que hoy vivimos prácticamente en zozobra?
— ¿Qué piensa entonces del gobierno de Dina Boluarte?
Que tiene la intención de trabajar, pero no agarra el hilo. Tiene que comenzar a trabajar en los temas que comentamos como la seguridad ciudadana y otros. No hay luz al final del camino y eso está pésimo.
— ¿Tenía esperanzas en Boluarte?
Nunca he tenido una amistad con la señora.
“Me pidieron también integrar el Gabinete, pero dije que no”.
— ¿Cuando cae Castillo pensó que Boluarte iba a dar un giro de timón?
No. Te decepcionas cuando tienes expectativas y yo nunca he tenido mayor expectativa con ella. Sí le voy a decir que toda mi vida he sido institucionalista y ella es la presidenta del Perú. Yo soy constitucionalista y sé que a veces me agarran cólera por hablar así, ¿pero qué cambió entre la subida del señor Merino y del señor Sagasti? Nada. Era la misma ley, la misma Constitución. ¿Y por qué al otro no le quisieron? Eso es una salvajada. O sea, para mis amigos todo y para mis enemigos el infierno. Hoy tenemos que reconocer al Gobierno y contribuir; pelear los temas sociales mientras estamos en tema de recesión, porque aquí hay gente que está ganando.
— ¿Quiénes?
Los narcos. En el 2016 teníamos menos de tres mil hectáreas y hoy pasamos largamente las 13.000. Nunca he visto algo así, ni en los mejores tiempos del ‘Vaticano’. ¿Y dónde están? En el Putumayo ¿Y quiénes son? Colombianos y mexicanos tomando nuestra tierra mientras los políticos estamos peleando. De esto nadie habla. Vamos perdiendo mientras seguimos divididos.
— ¿Está gobernando Boluarte o el poder es Otárola?
La presidenta es la señora Boluarte. Un día se resintió Pedro Cateriano cuando dije donde manda capitán, no manda marinero y él quería ponerse como capitán, ¿no? Cuando llegue a Palacio me dijo, me has llamado marinero y le dije que sí, por qué lo era. Lo mismo, yo respeto a las personas y al ministro Otárola, pero hoy la presidenta es Dina Boluarte. Merecemos ver el vaso medio lleno porque sino vamos a echarnos a perder.