El otro PPK apenas tiene dos años [CRÓNICA]
El otro PPK apenas tiene dos años [CRÓNICA]
Fernando Vivas

Cuando pasaron Humala y Keiko a la segunda vuelta del 2011 y se evaporó el ‘sancochado’ ppkausa –la col desabrida de Humberto Lay, la carne grasosa que bancó César Acuña, las verduritas del PPC, las especies raras de Yehude Simon, la sustancia que trató de hervir el propio –, el candidato a presidente se quedó frustrado y solo.

Kuczynski ya había intentado, en el 2010, una forma más ordenada de postular, pactando con un solo partido, la Coordinadora Nacional de Independientes. La CNI era, en aquel entonces, el vientre de alquiler más serio en el mercado: sus líderes, Drago Kisic y Gonzalo Aguirre, ofrecían al interesado una pequeña organización con todos sus papeles en regla, dispuesta a experimentar nuevas formas de convergencia que no hicieran sentir al candidato un mero inquilino. De allí que PPK, asesorado por el marketero Hugo Otero, les propuso rebautizarse como Todos por el Perú. El pacto se frustró, pero TPP se rebautizó con su nuevo nombre, el que más tarde sería agitado por la ola morada de Julio Guzmán.

Volvamos al 2011, a la soledad después de la campaña. Gilbert Violeta, el lugarteniente de PPK desde que este decidió postular en el 2010, me describe así ese proceso:  “Había una presión de los jóvenes. Para el 2011 intentamos hacerlo, pero nos ganó el tiempo y no teníamos los recursos, así que hicimos la alianza de cuatro partidos con PPK al frente [el ‘sancochado’]. Terminó la elección y le dijimos: ‘Pedro Pablo, es hora de hacer el partido’. Y él dijo: ‘Bueno, vamos, comiencen a hacerlo’”.

Que quede claro que al presidente electo no le entusiasma la vida partidaria. Lo ha delatado en muchas entrevistas y en sus escasísimas referencias al partido. De sus congresistas electos, apenas tres, Violeta, Salvador Heresi y Janet Sánchez, militan en este. Al revés de la costumbre; el partido es una consecuencia y una necesidad de la pretensión presidencial. Por lo tanto, es funcional y pequeño y, para todos los efectos, PPK ha delegado en Violeta el manejo de la cosa partidaria.  

—Por el Perú que Keremos—
Violeta me contó que en el 2011 “tres grupos distintos sacaron kits y el grupo de Salvador [Heresi] llevaba ventaja”. Se refiere a los paquetes de formularios y reglas para armar un partido que expide el JNE. En efecto, el ppkausa Marco Maldonado adquirió un kit que no llegaron a usar. Siguiendo el consejo marketero de que las siglas fueran las mismas del líder –algo que PPK siempre ha dicho que aceptó a regañadientes–, se buscaron nombres como Partido Político Kausa y Por el Perú que Keremos. Quedó Peruanos por el Kambio, pero antes tenían que conseguir las firmas. Y no tenían tiempo ni mística para eso.

Entonces, entró en escena Salvador Heresi, quien llevaba decenas de miles de firmas recabadas para su partido Perú + (quiso llamarse Perú Mas, pero le objetaron que se confundía con el MAS de Gregorio Santos). Heresi era el popular alcalde de San Miguel, había renunciado al PPC y quería un partido propio para lanzarse a la Municipalidad de Lima. Fue su correligionario Jorge Rodríguez Lava quien se enteró de que Violeta estaba en el mismo afán, y le planteó aliarse. Jorge lo cuenta así: “Gilbert no me la hizo fácil. Me dijo que había seis con los que estaban tratando. Le expuse a su equipo por qué creía que Salvador era un buen aliado. Me hizo esperar 15 días y me llamó para decirme que Pedro Pablo aceptaba”.

PPK se reunió con el líder del aún no inscrito Perú + y llegaron a un acuerdo. Heresi lo cuenta así: “Me reuní con PPK, con Jorge y con Gilbert. Le dije [a PPK]: ‘He militado desde los 14 años en el PPC, la democracia se sustenta en partidos y necesitamos nuevos liderazgos’ [...] Pedro Pablo me dijo: ‘Mira, Salvador, sin desconfiar de ti, me gustaría tener el manejo del partido. Dámelo y yo te firmo un compromiso de apoyo a tu candidatura [a Lima]”.

El pacto enfrentó un primer escollo cuando PPK no quiso arriesgar su imagen presidenciable identificándose con la eventual derrota de Heresi. “Fue directo conmigo”, recuerda Salvador, “y se ofreció a buscarme un partido con el que postular, porque, además, Perú + aún no estaba inscrito”. Fue PPK quien se reunió con diversos líderes, como Fernando Andrade, de Somos Perú, y Lourdes Flores, del PPC, hasta que interesó a Renzo Reggiardo (Perú Patria Segura) en acoger la postulación de Heresi.  

Rebautizado Peruanos por el Kambio en el 2014, se inscribió con PPK de presidente y Heresi de secretario general. Pero es Violeta, en nombre de PPK, quien maneja desde entonces el partido. Puso de personero a José Luis Noriega Ludwick, quien se apartó luego de revelarse sus presuntas  conexiones con la red de Orellana. Heresi perdió injerencia y esa fue una de las razones de sus protestas en plena campaña.

El partido ha sido más un aparato de campaña con una parafernalia de símbolos creados por marketeros, como el cuy, que ‘bases organizadas’.

De las figuras que rodean a PPK, solo el ex Perú Posible Jorge Villacorta se ha sumado al activismo partidario. En los mitines y giras proselitistas, se apreció, por supuesto, el trabajo de portátiles y agitación callejera, a cargo del pequeño aparato partidario.

Ahora que es presidente, nada indica que PPK depondrá la indiferencia hacia su criatura. Es probable que se aparte más de él para concentrarse en las tareas del Ejecutivo. Sin embargo, el haberse convertido en ‘partido de gobierno’ puede atraer a nuevos militantes y personalidades que le den vida y vuelo institucional. El otro PPK, con apenas dos años de vida formal, tiene mucha vida por delante.

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