“Sería suicida para un país como Perú prescindir de sus FF.AA.”
“Sería suicida para un país como Perú prescindir de sus FF.AA.”
Redacción EC

Hace unas semanas se presentó el libro “Gasto militar en el Perú: 1900-2015”, de los economistas y William Calderón. Según Mendoza, la hipótesis del libro surgió de una idea que le quedó del gobierno militar de Juan Velasco (1968-1975): que en ese período se destinó demasiado dinero para comprar armamento.

— ¿El resultado de la investigación plasmada en el libro era el que esperaba?
No. En realidad mi hipótesis de partida era que había un gasto excesivo y dispendio en el sector Defensa, que las remuneraciones y pensiones militares en particular, especialmente de los grados altos, eran exageradas. Imaginaba que había mucha compra de armamento inútil.

— Pero no encontró eso...
Lo que encontré fue todo lo contrario. Me sorprendió mucho que haya habido un pico [de gasto] en los años 70 e inicios de los 80 en el gasto militar, pero que los niveles en los que nos encontramos hoy estén muy por debajo [casi 1,6 % del PBI]. Además, la estructura era ineficiente, pero por el otro lado. No porque se gastara mucho en armamento que no servía para nada, sino porque se gastaba muy poco.

— ¿Cómo así?
Básicamente, nuestra estructura se ha caracterizado por mucho gasto en remuneraciones y pensiones y poco en armamento [aproximadamente es de 9 a 1]. Y cuando pasamos a analizar las remuneraciones y pensiones, vimos que eran bajas en comparación con lo que pagaban las otras fuerzas armadas de la región, pero sobre todo en comparación a lo que paga el sector privado.

— ¿De cuánto es la diferencia entre ambos sectores? 
En el nivel de los oficiales de más alta graduación [en las FF.AA. peruanas ganan poco más de US$3 mil] encontramos que la diferencia con el sector privado, por lo menos en ejecutivos de la misma edad [pasados los 50 años], es de 3 a 1. Eso nos llevó a la conclusión de que el gasto en defensa es ineficiente porque usa una estructura que utilizaban los ejércitos hace décadas o siglos, que no es la que en la actualidad usan las FF.AA. de otros países. Lo que me había imaginado, por la experiencia de los años 70, no había sido la norma.

— ¿Por qué el presupuesto sigue concentrándose en capital humano?
Creo que por dos factores. Primero, hubo una reducción importante en la asignación de recursos al sector Defensa a partir del 2000. Y cuando se reduce el presupuesto, es difícil disminuir el gasto corriente porque no se puede cambiar el número de personas. No se puede mandar a mucha gente a la baja porque la pirámide militar funciona de una forma. Eso se puede cambiar lentamente, tal vez en 10 o 15 años. 

— ¿Y la otra razón?
Hay inercia en la estructura ocupacional de personas en cada grado de las FF.AA. Probablemente es un asunto que ha tenido influencia. Con los recursos limitados no es posible tener unas FF.AA. del tamaño que tenemos nosotros, con tal número de efectivos [unos 120.000], bien capacitadas y efectivas.

— ¿Qué sería adecuado hacer con el presupuesto actual del sector Defensa? 
Si vamos a gastar tan poco en defensa, y queremos una fuerza con una estructura como la de otros ejércitos del mundo, no podemos tener tantos efectivos. Es un asunto que debemos debatir. Lamentablemente, hay una limitación bien importante, que es que nosotros tenemos un Ejército de ocupación.

— ¿Se refiere a las dependencias regionales?
Es un tipo de Ejército que han tenido muchos países latinoamericanos. Por ejemplo, Chile lo tuvo hasta hace 20 años. Ahora los ejércitos modernos son los que se movilizan rápidamente hacia donde tengan que ir. Eso los puede hacer más pequeños y efectivos. Pero en el Perú es muy difícil reducir el número de efectivos rápidamente porque en muchos lugares no hay otra presencia del Estado. Cerrar un cuartel o una guarnición sería prácticamente desaparecer el Estado.

— Mencionó que desde el 2000 disminuyeron los recursos del sector Defensa. ¿Hay alguna razón?
No la estudiamos en el libro, pero pienso que tiene que ver con un asunto político, reacción frente a lo que pasó en la década del 90. Probablemente para muchos hubo una asociación entre el gobierno de Fujimori o los segmentos corruptos dentro de su gobierno y las FF.AA., que me parece un error. Porque pudo haber militares corruptos, pero al generalizar eso a las FF.AA. se las ha castigado de alguna forma. Lo otro es que refleja un poco el miedo a que los militares con recursos tengan poder, que eso represente una amenaza a la democracia.

— ¿El Perú podría prescindir de sus FF.AA.?
Me parece que sería suicida para un país [como el Perú] prescindir de sus FF.AA., pero también es una forma de suicidarse gastar como lo estamos haciendo. [...] Sería muy audaz para un país tan grande como el Perú, en donde el territorio jamás se ha controlado. Y esa es la razón de ser de un Estado: que pueda controlar su territorio y en su territorio proveer servicios públicos.

— Con la estructura y presupuesto actual, ¿es posible resolver problemas internos como los del Vraem?
Lo que me parece que son manifestaciones de la ineficiencia en la provisión de defensa son los grandes problemas que tenemos para controlar nuestro mar y territorio. En el caso del mar, tenemos 200 millas, pero son nominales. La Marina no tiene capacidad efectiva para evitar que las flotas pesqueras extranjeras usen recursos que son nuestros de forma declarativa. En el territorio es lamentable porque tenemos enorme dificultad para controlar el Vraem. Es un territorio que deberíamos controlar sin problemas porque está dentro del Perú. Y en la frontera con Colombia, probablemente hay casos de penetración de las FARC.

— ¿Está bien que el presupuesto de Defensa esté por debajo de los de Salud o Educación?
Sí. Defensa no debe ser prioridad en tamaño de presupuesto. Hay otras prioridades. El Perú puede tener una defensa bastante razonable llegando a dos puntos del PBI, unos US$4.000 millones anuales. Pero si gastáramos bien en defensa, lo cual no hacemos, generaríamos que otros sectores sean más productivos. Por ejemplo, si en el Vraem hacemos una carretera y no controlamos la zona, entonces hacemos una carretera para los narcotraficantes. 

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