El politólogo Eduardo Dargent es director de la maestría en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). (Foto: Nancy Chappell)
El politólogo Eduardo Dargent es director de la maestría en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). (Foto: Nancy Chappell)
Josefina Miró Quesada

A propósito del pedido de conformación de una nueva bancada, “Acción Republicana”, y la reestructuración de las comisiones y el Consejo Directivo en el Congreso, conversamos con el politólogo sobre el impacto que tendría esta excesiva fragmentación política -con esta, serían 11 bancadas- en la agenda del Poder Legislativo.

-Cinco parlamentarios que vienen de bancadas muy distintas han pedido al presidente del Parlamento, Daniel Salaverry, formar una nueva bancada: "Acción Republicana". ¿Cómo interpretar este unión?

En parte, es el resultado de un embalse forzoso que hizo el fujimorismo cuando creó la regla para limitar la creación de bancadas. Yo creo que ahora las reglas son muy laxas y hemos pasado de un extremo a otro. Pero vamos otra vez al problema de antes: con seis parlamentarios podías crear bancadas y eso, en congresos anteriores, significaba que, si ya no tenías partidos fuertes, ni listas medianamente programáticas, sino alianzas territoriales que no representaban un interés común, actuaban en función de la popularidad local o cuanto dinero podía traer al grupo parlamentario, lo obvio era que, si perdías la elección presidencial y habían pocos incentivos para seguir siendo una bancada unida, al menor problema te salías. 

A esto súmale que son tres vicepresidencias y cada una te da recursos y cosas para buscar votos que dan poder. Si sumas todo eso, tienes un incentivo grande a formar bancadas que puedan servir para negociar la conformación de meses directivas, personas que se van a mover sin ningún horizonte y solo por interés momentáneo. Eso es lo que hemos visto desde 2001. Uno tras otro congreso, llegaban cinco o seis grupos después de la elección [presidencial] y terminabas con nueve o diez.

-¿Cuál es el mayor riesgo de esta fragmentación?

Atomiza los intereses de manera que ya no negocias temas, programas, ni políticas, sino que cada vez más tienes horizontes muy pequeños, donde año tras año haces reacomodos para ver cómo conquistar parte del Congreso y sus recursos. Hemos visto también el otro extremo del fujimorismo de intentar reducir esto en base a una regla absoluta, creando una ley para bloquearlo. Haber reprimido esto por tanto tiempo, ha ido generando más divisiones y estas han explotado todas juntas.

La norma que buscaba garantizar que los partidos que pasen la valla, puedan formar una bancada parece razonable. Pero debe aplicarse a la primera conformación, no debe ser una regla general. Hoy con cinco miembros formas una bancada, entonces, por estrategia, conviene más ser una bancada satélite que va a negociar oficinas, asesor, posible presencia de una mesa directiva, que seguir juntándose con otros. Si los beneficios materiales en un país sin intereses ideológicos y programáticos de mediano plazo son los que van a llevar la política, abres la puerta para que explote esta situación.

-La Bancada "Acción Republicana" tiene problemas de constitución. Salvador Heresi aun es miembro del partido Peruanos por el Kambio, y según el artículo 37 del Reglamento del Congreso, no podría integrarla. ¿Fue una decisión a la ligera, apresurada?

Probablemente, sea una reacción frente a la conformación de otras bancadas. Habrán pensado que, ahora que el fujimorismo y el Apra están desesperados, conviene que sea un factor de negociación más cercano a ellos. Son cinco conservadores con ideas muy diferentes de muchas cosas, pero hay varios consensos en el tema de “familia”, “vida”. Logran tener una posición de negociación. Si esta bancada se inscribe, tendrá algo que decir sobre la conformación de la mesa directiva. La solución no pasa solo por cambiar reglas, es un problema de fondo: de reclutamiento, de fortaleza de los partidos, de incentivos que llevan a buscar candidatos para jalar votos, al margen de lo que presentan.

-¿Es un intento del fujimorismo de recuperar el Consejo Directivo tras haber perdido el dominio del órgano?

Probablemente hay un poco de eso. También creo que, los que están en esta bancada, han visto el momento adecuado para desarrollar una agenda propia. Son todas personas que no destacaban en los grupos donde estaban y han dicho, probablemente, ante la necesidad del fujimorismo, yo puedo ser funcional, con ciertos acuerdos básicos en una agenda conservadora. 

Puede haber un interés del fujimorismo. De repente han promocionado el asunto, pero también hay un interés de ellos de ser una bancadita. Eso que aun no llegamos al último año, que es cuando los candidatos presidenciales comienzan a tener satélites que se aproximan a ellos para apoyarlos y ser visibles en la campaña electoral. Antes lo hacían para buscar la reelección.

-¿Impacta mucho la creación de esta bancada en la distribución del poder del fujimorismo?

Lo hicieron por eso. Pero no va a cambiar mucho. No descarto que, ante una movida así, más gente del fujimorismo se salga. Son las consecuencias de querer, en nombre de la ley, legislar de espaldas a la realidad. Tenemos parlamentarios muy poco disciplinados, cercanos al partido. Al haberlos forzado a estar juntos, han ido escalando una serie de cuestiones que no se resolvían y ahora explotan. Una solución podría ser aumentar los requisitos de formación de bancadas, para que sean ocho miembros y que, formar bancadas más pequeñas sea una excepción, solo si pasan la valla en la elección general.

-¿Qué explica la integración de Jorge Castro, viniendo del Frente Amplio?

Posiblemente, la búsqueda de una bancada. Sí hay un cierto elemento cohesionador conservador. Así como reconocemos una izquierda bien progresista en temas de libertad sexual, igualdad, hay otra a la que le da rabia eso, y dicen que es los aparta del pueblo, son trogloditas en potencia. No conozco al congresista Castro, pero no me sorprendería que no tenga problemas con la agenda más conservadora del pastor Rosas y que ambos estén de acuerdo en que 'George Soros tiene un plan para homosexualizar el mundo'.

-Ayer se discutió la Ley Orgánica de la Junta Nacional de Justicia, pero no se aprobó. La congresista Rosa Bartra pidió reconsiderar la aprobación del dictamen de Constitución que ella presentó. ¿Qué nos dice este resultado truncado?

Rosa Bartra está con una especie de retraso en la comprensión de lo que está pasando. Me parece que su actuación no es solo de confusión, sino de resistencia. Creo que es una persona bastante inteligente, en el sentido de que ha desarrollado habilidad política. No veo que solo está perdida, sino que está resistiendo. 

Me parece que ha cedido porque ella no quería llevar esa norma al pleno, y ya bajo presión, ha ido, y así, ha tenido que defenderla y se ha negado por lo de paridad. A mí personalmente, no me parece mal que se discuta la norma. Estamos viendo nuevas composiciones donde un proyecto del fujimorismo llevado al pleno no será tan fácil de ser aprobado.

-¿Cómo ve la articulación de la Mesa Directiva del Congreso? Frente Amplio estuvo cerca de presentar un pedido de censura contra los vicepresidentes Leyla Chihuán y Segundo Tapia por retirarse de una sesión del consejo directivo.

Es una mesa directiva artificial. Es una mesa fujimorista, con Yeni Vilcatoma, donde uno tiene que adivinar en qué posición está. Es una mesa muy artificial que te revela un fujimorismo, en su momento, más achorado que dijo “yo elijo la mesa directiva y todos son míos”. Acuérdate que el fujimorismo usaba su poder para tener todas las presidencias de las comisiones y ocupar todos los cargos de la mesa directiva, pero eso cambió con el nuevo fujimorismo que respetó los acuerdos anteriores de tener cierta proporcionalidad. Fue el momento menos impositivo en el manejo parlamentario, con Luz Salgado. 

Pero en la última mesa directiva ya vimos ese fujimorismo que se impone a lo bestia. Entonces, en este nuevo momento, esta mesa directiva, tiene problemas serios de coordinación. O los vicepresidentes reconocen el problema y adoptan posiciones más abiertas, o va a llevar a un conflicto antes de que lleguemos a mitad de año.

-¿Cree que vendrán otras renuncias a corto plazo?

Es más probable que sí que no. Con esto último, tenemos un pequeño tiempo de calma, pero mientras se aproxime la mesa directiva, será rentable tener una bancada para negociar una vicepresidencia. Mientras se mantenga la línea dura del fujimorismo que haga que unos parlamentarios vean peligrar su relación con el Ejecutivo, habrán conflictos en los otros grupos y no me sorprendería que veamos más grupos parlamentarios. De acá a fin de año, sí creo que lo habrán.

-Con el nuevo pedido, serían 11 bancadas. ¿Ha habido antes un número tan alto?

No. Es que pasa por una combinación de la norma que se da para aceptar bancadas con cinco miembros, que no es razonable como regla permanente -ya era problemático con seis-, y también por la forma artificial de querer cerrar por dos anõs y medio la posibilidad de movimiento. Si hubieras tenido bancadas que se dividían en forma más ordenada, menos abrupta, donde el solo hecho de poder irte, ya generaba dinámicas internas de poder negociar “qué le doy al grupo regional del fujimorismo para que no se vaya”, pero al no haber nada de eso, hubo una concentración de demandas, problemas, críticas que iban a explotar.