JORGE SALDAÑA RAMÍREZ @jlsaldanar
La sesión solemne del Parlamento para atender el mensaje del presidente de la República, Ollanta Humala, fue escenario de un “encontronazo no verbal” entre el jefe del Estado y su vicepresidenta, Marisol Espinoza.
¿Qué pasó? Antes de que el gobernante llegara al hemiciclo, apareció en el recinto parlamentario la única vicepresidenta de la República y a la vez congresista oficialista Marisol Espinoza.
Ni bien ella caminó por la parte central del hemiciclo parlamentario, una barra de entusiastas invitados que estaban en el tercer piso de las galerías quebró el silencio protocolar con repetidas vivas a su nombre.
“¡Marisol dignidad!” y “¡Compatriota, fuerza!” fueron los lemas que retumbaron en el recinto.
Ella giró sobre sus talones para agradecer, con una sonrisa y con la mano izquierda alzada, esa muestra de cariño. No está de más decir que fue la única congresista de Gana Perú que obtuvo ese público saludo en los momentos previos a la ceremonia oficial.
Sus colegas del oficialismo y de la oposición – quienes estaban en sus curules desde hacía mucho rato – no salían de su asombro por ese inesperado vitoreo.
Mientras Espinoza se acomodaba en la primera silla colocada muy cerca del lugar donde Humala pronunciaría su mensaje, la presidenta del Congreso, Ana María Solórzano, llamó al orden a todos los presentes y les recordó que el Parlamento estaba reunido en una sesión solemne, por lo que no cabían ni debate ni interrupciones de los invitados a tan magno acontecimiento central.
Espinoza no se sintió aludida por esa invocación de su colega oficialista. Pero eso sí, durante toda la alocución del presidente Humala, ella prefirió tener la vista mirando a otro lado, menos hacia donde se encontraba el jefe del Estado.
Esta situación se da dos semanas después de que Espinoza recibiera el apoyo de un grupo de sus partidarios para ser la candidata a la presidencia del Congreso. Esa posibilidad, empero, fue desestimada de plano por el presidente Humala y su esposa, Nadine Heredia.
NI LA MIRÓ
Cuando Humala concluyó la lectura de su cuarto mensaje a la nación, se despidió de Solórzano con un protocolar saludo. Luego bajó e hizo lo mismo con algunos congresistas de Gana Perú que estaban en su camino.
Y cuando Humala pasó al lado de Marisol Espinoza, ella esperaba que le extendiera la mano. Pero no fue así. Humala ni la miró; por el contrario, aceleró el paso.
¿Alguna urgencia de por medio? fue la interrogante que surgió entre algunos testigos de ese desplante.
Antes de dejar el hemiciclo, el gobernante retomó su saludo de despedida a algunos legisladores que lo aguardaban a pocos metros de la puerta de salida y hasta se detuvo para conversar con Cecilia Tait (Unión Regional).
La ex campeona de vóley quería transmitir su satisfacción por el anuncio de medidas de atención para los pacientes con cáncer.
“No puedo decir qué me dijo el presidente. ¡Eso queda para mí!”, dijo Tait a El Comercio.
Buscamos a Marisol Espinoza, pero no respondió nuestras llamadas.