Por mandato constitucional, los presidentes de la República se presentan cada 28 de julio ante el Congreso para dirigirse a la ciudadanía. A lo largo de los años, los mensajes de esta fecha se han centrado en rendir cuentas sobre el estado de las políticas públicas, así como en explicar los planes de la administración en el largo plazo.
Los gobernantes también han utilizado ese espacio para sentar posición sobre la coyuntura política y, en algunos casos, para defenderse de acusaciones y cuestionamientos hacia su gestión.
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En una revisión a los mensajes presidenciales por Fiestas Patrias de los últimos gobiernos, ECData identificó coincidencias en algunas temáticas y omisiones en otras. Las reflexiones y metas más desarrolladas en estos discursos son, en promedio, unas 22 y se relacionan con el sistema de justicia, el mejoramiento de las instituciones, la lucha contra la corrupción en la Administración Pública, el crecimiento económico, la seguridad ciudadana y los sectores educación y salud.
Sin embargo, en cada presentación también hubo omisiones. Por ejemplo, materias como la solución a conflictos sociales, políticas en favor del reconocimiento de la comunidad LGBTIQ+ y esfuerzos de construcción de memoria histórica suelen estar ausentes [ver interactivo].
El primer filtro
Para el politólogo Paolo Sosa, los mensajes luego de un primer tramo del mandato son clave para establecer las bases de la relación que el gobierno busca tener con la población. Además, funcionan como un primer filtro de viabilidad de todo lo ofrecido por cada gobernante en su alocución inaugural o en tiempos de campaña.
“Creo que hay una gran relevancia en los mensajes de primer pequeño tramo de gestión porque es la oportunidad que tienen los presidentes de hacer un balance del mandato que se les ha dado y de lo que han prometido. Marca el tenor de por dónde va a ir el gobierno hacia el resto del período, y es por eso que los demás mensajes –de segundo, tercer, cuarto año– repiten luego esa tónica”, comentó Sosa. El especialista sostuvo que la omisión de ciertos temas puede darse por genuina falta de radar político, pero también por evitar el compromiso de acción que supone una agenda pública.
Durante sus discursos por 28 de julio ya en ejercicio de la presidencia, los mandatarios oficializaron la orientación prioritaria de sus gestiones. Por ejemplo, Ollanta Humala centró gran parte de su presentación en los programas sociales impulsados, mientras Alan García resaltó metas y logros sobre crecimiento en una lógica de desmarcarse del colapso económico de su primer gobierno. Toledo se enfocó en la agenda del rescate de las instituciones y el restablecimiento del orden democrático post-Fujimori.
Ya en años más recientes, con la exacerbación de la crisis política, el contenido de los mensajes empezó a incluir temáticas en torno a reformas y partidos. La politóloga Paula Távara explicó que presidentes como Martín Vizcarra y Pedro Castillo, con claras diferencias, hallaron un soporte estratégico en la confrontación con élites y agrupaciones políticas opositoras.
Factor popularidad
Un dato relevante para el contexto de los mensajes es la aprobación ciudadana. De acuerdo con Ipsos, al julio siguiente de haber iniciado funciones, Toledo llegó con 18% (medición solo en Lima); García, con 32%; Humala, con 40%; Pedro Pablo Kuczynski, con un 34%; Vizcarra, con un 35%; y Pedro Castillo, con 20%.
Dina Boluarte, quien se presenta este viernes, será la presidenta más impopular en dirigirse a la Nación: el último estudio a nivel nacional solo le dio un 14% de aprobación y un 79% de rechazo.
“Aun cuando estamos en una crisis bastante profunda, es poco probable y hasta claro que no va a haber un ánimo confrontacional de Boluarte sobre la clase política en este mensaje. A diferencia de Vizcarra, por ejemplo, Boluarte asume la presidencia sin una ventana para afianzar nexos con la población. Es muy posible que ella ya no tenga oportunidad para construir un discurso nuevo hacia la ciudadanía y que mantenga, en palabras también, esa lógica de ‘guiño’ o alianza tácita con el Congreso y los políticos en general a fin de no perder poder”, explicó Távara.
Posibles omisiones
También en diálogo con este Diario, el politólogo Omar Awapara destacó que los presidentes –sobre todo aquellos que ya cargan con cuestionamientos serios en sus primeros meses de gestión– buscan refugio en la priorización de temas sólidos y de expectativa permanente, como la economía, el empleo y la salud. En el caso de Boluarte, Awapara estimó que la coyuntura –tan problemática para la supervivencia de su gobierno– no será un ítem de mención amplia ni de autocrítica.
“Más allá de los temas usuales, que van a estar presentes sin duda alguna, el ‘elefante en el cuarto’ será la retrospectiva de lo que han sido las movilizaciones sociales, las muertes en las protestas y la crisis política en general. Deberían estar en el discurso, pero ese es un riesgo que no creo que tome frente al Congreso o las investigaciones. Lo más probable es que use el espacio para reforzar el mensaje que viene transmitiendo desde el 7 de diciembre, defendiendo la legitimidad de su asunción como presidenta. Pero no buscará mucha mención sobre su legitimidad de ejercicio”.