El jueves 27 de noviembre fue la última vez que se vio públicamente a Christian Salas como procurador anticorrupción. Fue cuando estaba participando como expositor en un seminario sobre la lucha contra el crimen organizado, en el auditorio Alberto Andrade del Congreso. Desde entonces, no se lo ha vuelto a ver.
La tarde de ayer, el ministro de Justicia, Daniel Figallo, aseguró que el alejamiento de Salas de la procuraduría respondió a motivos personales. “Hace un mes me reuní con el ex procurador. En esa cita, me expresó las razones por las cuales consideraba dejar la procuraduría. Estaban vinculadas a proyectos personales que desea retomar”, dijo.
Horas antes, la primera ministra Ana Jara daba en el canal del Estado una respuesta similar, precisando a la vez que esta renuncia de ninguna manera “fue por un tema de reducción de facultades”. “Este gobierno siempre ha resaltado su papel fiscalizador”, arguyó.
Sin embargo, la salida de Salas no deja de despertar suspicacias. De hecho, una fuente de El Comercio aseguró que tenía una diligencia pendiente con el ahora ex procurador el lunes (ayer), y que para ello habían coordinado previamente la tarde del viernes. Es decir, Salas tenía una agenda programada para esta semana.
La fuente indicó que se sorprendió al enterarse de que el sábado, en una resolución publicada en el diario “El Peruano”, firmada por el presidente Ollanta Humala, el gobierno oficializó la renuncia del ex procurador. “Ya habíamos conversado y teníamos una reunión muy importante para el lunes. Estoy casi seguro de que él no tenía ni idea de esa resolución”, señaló.
Esta versión refuerza la hipótesis de que el ex abogado del Estado dimitió debido a una serie de diferencias con el ministro Figallo, principalmente las relacionadas con las denuncias de corrupción contra el prófugo Martín Belaunde Lossio, ex asesor y financista de la campaña de Ollanta Humala del 2006.
En una entrevista publicada hoy por el diario La República, Salas indicó que, desde su perspectiva, sentía una "incomodidad desde el Ministerio de Justicia en relación a algunas declaraciones públicas" que hacía respecto a algunos caso de su competencia. "No era por un tema de fondo, por tema legal, sino más bien por las repercusiones políticas de mis declaraciones", afirmó.
Estos desencuentros habrían comenzado el 5 de mayo último, cuando Salas pide formalmente a la fiscalía que incluya en su investigación preparatoria, por el Caso ‘La Centralita’, a Belaunde Lossio al considerar que este formaría parte, junto al hoy preso Rodolfo Orellana, de la cúpula de la red criminal de César Álvarez en Áncash.
El ex procurador fue el primero en vincular a estas tres personajes en una sola telaraña de fines delictivos, cuando todavía ellos podían caminar libremente por las calles.
Ya para esos días, Salas se había convertido en uno de los principales perseguidores de este caso. Fue a raíz de un pedido de su oficina a la Corte Suprema que la carpeta fiscal de ‘La Centralita’ se trasladó, en junio, a Lima. El gobierno empezó, entonces, a mirar con cautela a su procurador.
La situación empeoró cuando se revelaron los lobbies del ex asesor de Humala en las regiones. Tan es así que Salas y Figallo protagonizaron un de-sencuentro público. El primero aseguró, el martes, que Belaunde Lossio no podía acogerse a la colaboración eficaz en el Caso ‘La Centralita’. Al día siguiente, el ministro de Justicia dio a entender lo contrario.
“Yo tengo información de primer nivel de que Figallo ha estado presionando a Salas para que se calle, morigere sus actitudes, y deje de estar atacando a Belaunde Lossio”, dijo ayer el ex ministro de Trabajo Juan Sheput a Radio San Borja.
CÚMULO DE COSAS
En tanto, el ex procurador Julio Arbizu contó a este Diario que, si bien la renuncia de Salas se presta a suspicacias, debido al contexto político en que se presenta, esta respondería, más bien, a razones anodinas.
Salas, según Arbizu, viajó al extranjero unos días sin contar aparentemente con la autorización del ministro Figallo, pese a que la habría solicitado con anticipación. Ello derivó en su pedido de renuncia el 27 de octubre; que no sería más que el resultado de un cúmulo de presiones desde que decidió denunciar al ex asesor de Humala.
El gobierno se demoró más de un mes en responder la dimisión de Salas. Para Arbizu, esta demora es, justamente, el motivo que genera las suspicacias. Hasta hoy, no se sabe quién será el reemplazo de Salas. Mientras, Joel Segura, procurador adjunto, fue designado ayer por Figallo como procurador interino.