El dilema del huevo o la gallina en Perú, por Juan Paredes C.
El dilema del huevo o la gallina en Perú, por Juan Paredes C.
Juan Paredes Castro

En la política y en la justicia peruanas los dilemas respecto de qué hacer sobre esto o aquello, o cómo reconocer una cosa de otra, o por qué esta sanción funciona y la otra no, se vuelven eternos.

De ahí nuestra dificultad para tomar decisiones y ejercer controles de daño oportunos.

Un día la violencia nos desborda y no sabemos qué hacer ni a quién culpar, como en el peaje de Puente Piedra. La piñata de turno es el alcalde Luis Castañeda. ¿Pero cuál fue la responsabilidad de su predecesora en el cargo, Susana Villarán? Es más: ¿no era un conflicto que se venía venir y había que manejarlo? Claro que quienes pescan a río revuelto, con miras electorales, ya empezaron a hacer camino al andar, y sin peaje.

¿Qué estuvo pues primero sobre la tierra nuestra: el huevo o la gallina? Esta es la discusión que nos impide distinguir lo simple de lo complejo, lo primero de lo último, lo principal de lo subalterno, lo blanco de lo negro, para decirlo con simpleza. A propósito de las acciones políticas, fiscales y judiciales que deberán desplegarse sobre los todavía no conocidos sobornos de Odebrecht, nos preguntamos por dónde comenzamos: ¿por atacar la estructura de impunidad, que es muy fuerte y que espera, agazapada, las investigaciones del caso?; ¿o por poner contra las cuerdas la estructura de corrupción misma, que por cierto también tiene sus propios mecanismos de defensa?

El dilema de qué fue primero, si el huevo o la gallina, se convierte así, en el Perú, en la metáfora perfecta para dilucidar la preeminencia del tejido de impunidad, que viene de la permisividad y la complacencia históricas y que cobra cuerpo de criminalidad en el interior del Estado, para que todo acabe en nada; o la preeminencia del tejido de la corrupción misma, más visible que la impunidad pero que se sirve de esta no solo para no ser detectada ni investigada sino para evitar ser sancionada como merece.

Como la estructura de impunidad en el país no va a permitir que se arroje luz sobre los sobornos, ha hecho bien el fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, en centrar su extracción de datos y evidencias en las fuentes primigenias del caso, que solo están en Brasil, Estados Unidos y Suiza. Mientras tanto el doctor Duberlí Rodríguez anuncia estar preparado para enfrentar el Caso Odebrecht pero no nos dice cómo y con qué potenciales recursos judiciales. Tampoco vemos qué va a pasar con las procuradurías. Los nuevos decretos legislativos prometen más de lo que en la práctica se puede hacer.

Y así por el estilo, veremos comparecencias novedosas en el Congreso con cuestionamientos e informaciones muy pobres. Más demasiadas dudas entre jueces y fiscales para definir sus competencias y fallos frente a otros contenciosos como el de la primera dama Nadine Heredia, que podrían perderse en el limbo, al traer ella bajo el brazo su propia impunidad, cubierta de inmunidad.

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