La incineración pública de Julio Guzmán ha dejado un sinnúmero de preguntas, muy pocas relacionadas con su futuro político. Pese a que nuestro querido país ha sido testigo de resurrecciones inimaginables, son tan poderosas las imágenes mostradas en “Panorama” que es poco probable que el líder del Partido Morado pueda postular a un cargo en el futuro con cierta posibilidad de éxito. El video de su ‘carrerita’ será difícil de olvidar.
Las preguntas tienen que ver, sobre todo, con los límites de lo privado y lo público en personajes políticos, sobre todo en aquellos que, como Guzmán, aspiran a postular a la presidencia del país.
¿Es de interés público si un potencial candidato es infiel a su pareja? ¿Qué relevancia puede tener ello en su desempeño en el cargo que ocupe? ¿El elector tiene derecho a conocer la vida, con puntos y señales, de quien pretende alcanzar la presidencia de un país?
La discusión puede ser interminable. Lo que sí no admite dudas es que constituye un acto repudiable que una persona, sea quien fuere, abandone un lugar donde se produce un incendio, dejando a su acompañante a merced de lo que suceda. Sobre ello, no hay justificación que valga.