El Gobierno tiene que salir de sí mismo y convocar para desarrollar estrategias más efectivas. (Foto: Daniel Apuy/ GEC)
El Gobierno tiene que salir de sí mismo y convocar para desarrollar estrategias más efectivas. (Foto: Daniel Apuy/ GEC)
Jaime de Althaus

El primer ministro no ha ido al meollo del asunto: el Estado fracasó en distribuir alimentos y bonos y, por eso, la cuarentena se ha ido aflojando porque la gente tiene que sobrevivir; la intervención en los mercados, tardía, no tendrá los resultados esperados por la gran afluencia debido a la misma razón, y el transporte público no tiene solución salvo que se subsidie con gran costo fiscal.

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Entonces, la única salida era y es Te Cuido Perú, una estrategia sanitaria inteligente para aislar a los contagiados de los últimos 14 días y sus familias, abasteciéndolos con alimentos para que no salgan y cortar así la cadena de contagios. Se anunció el 14 de abril, demoró mucho en comenzar, y ahora solo logra aislar y atender a unas 520 familias diariamente, muy lejos de los más de 5 mil infectados diarios. Trabaja al 10% de lo que debería.

El general Carlos Chávez Cateriano, coordinador de Te Cuido Perú, me señala que es imposible atender a tantas familias nuevas diarias y entonces me anuncia una nueva estrategia orientada a proteger a las poblaciones vulnerables en las zonas de más alto riesgo de contagios, para reducir el número de muertes. Muy bien. Pero es una estrategia defensiva. Renuncia a la idea de cortar la cadena de contagios.

Es cierto que esto último no es posible con la capacidad logística de Indeci, pero sí lo sería si se convocara a empresas privadas que poseen redes de distribución de alimentos y bebidas, y si se trabajara con aplicaciones geomáticas para hacer el monitoreo y rastreo de los contactos, que existen en el sector privado.

Una solución podría ser que Te Cuido Perú se concentre en la nueva estrategia mencionada –para la que sí convocó y escuchó a Grade–, y que le pida al sector privado que se haga cargo del corte de la cadena de contagios. Los privados deberían ofrecer esta alternativa, pero tampoco tienen iniciativa.

Menos aún se puede renunciar a la distribución de alimentos en las zonas periféricas, para reducir el abarrotamiento de los mercados y viabilizar la cuarentena. Allí también se debe trabajar con empresas privadas de distribución de alimentos, quizá en combinación con brigadas juveniles que ayuden a distribuir, o con Sedapal, que lleva agua gratis con cisternas a los cerros y ya demostró en Comas y Villa El Salvador que puede, al mismo tiempo, distribuir canastas.

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Pero la entrega de alimentos se habría podido realizar y la gente no habría tenido que salir constantemente, si Qali Warma hubiese distribuido a los padres de familia de Lima y Callao la gran cantidad de alimentos que tiene almacenados desde hace dos meses o más, con el riesgo de que estén vencidos. Es imperdonable. La culpa no sería del Minedu sino del Minsa, reactivo a las aglomeraciones. Pero, como propone la SNI, se podían y se pueden entregar canastas mensuales a los padres, distribuyéndolas a lo largo del mes. Esas familias no habrían tenido que salir, y hubiésemos disminuido la concurrencia a los mercados. Cero creatividad.

Tampoco se ha pedido asesoría para campañas intensivas de economía del comportamiento que lleven a acendrar hábitos preventivos. El Gobierno tiene que salir de sí mismo y convocar para desarrollar estrategias más efectivas.

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