Martín Vizcarra - Fotos: Gerardo Marín
Martín Vizcarra - Fotos: Gerardo Marín
Diana Seminario

Solo en un país como el nuestro donde el encono y la animadversión pueden más que la razón, se puede quebrantar la y el “pueblo” aplaude sin detenerse a reflexionar que la ilegalidad y la prepotencia siempre pasan factura.

La encuesta de El Comercio-Ipsos publicada ayer revela que el 85% está a favor de la disolución del y que la aprobación a Martín Vizcarra da un salto de 31 puntos, alcanzando el 79%.

El expresidente regional de Moquegua debería mirarse en el espejo de la historia. El 7 de abril de 1992 (dos días después del golpe de Alberto Fujimori), la encuestadora Apoyo (hoy Ipsos) realizó un estudio en Lima, en el que el 71% aprobó la decisión del ‘Chino’, y este era vitoreado en calles y plazas. Ya sabemos cómo terminó esa historia.

En 1995, Fujimori ganó la reelección en primera vuelta con la anuencia de muchos “líderes de opinión”, que actualmente se jactan de su cercanía al poder. Los mismos que ahora abjuran del fujimorismo son incapaces de recordar por quién votaron en el 95, pero pueden repetir con aire de sabelotodo artículos de la Constitución que interpretan a su entera conveniencia.

¿Podemos ser tan ingenuos en pensar que no ha ocurrido un golpe de Estado porque no hay tanques en las calles? Es evidente que no se requiere usar la fuerza, cuando se ha hecho bien la tarea de “concientización” y no existen voces que desentonen con la narrativa oficialista.

“Estos días ha habido una brisita bolivariana, una brisita por algunos países, como Ecuador, Perú; como Argentina, Colombia, Honduras y Brasil”, ha dicho Diosdado Cabello, mano derecha del tirano Nicolás Maduro. ¿Alguien del Ejecutivo ha puesto en su sitio a ese personaje acusado de narcotráfico? ¿Aló, Martín?

Y cómo no van a estar contentos “los hermanos bolivarianos”, si sus seguidores aquí anhelan cambiar la Constitución. Hace tiempo que le echaron el ojo al capítulo económico y no pararán hasta cambiarlo.

Sería bueno que algunos jóvenes confundidos y unos cuantos colegas embelesados con el poder se den una vuelta por Venezuela o ahorrarse el viaje y pedirles a los miles de venezolanos trabajadores que existen en nuestro país que les cuenten la pesadilla de la que tuvieron que huir. Sí. Nos dirán paranoicos y exagerados, pero hay realidades que no deben ignorarse.

Como en toda dictadura, amedrentar al enemigo es clave, solo eso puede explicar la absurda denuncia interpuesta por el procurador de la PCM contra el presidente del Congreso, Pedro Olaechea, por usurpación de funciones.

El presidente del Congreso preside la Comisión Permanente del Parlamento. No hay mucho que interpretar, y Olaechea está en su derecho de solicitar al Tribunal Constitucional que se pronuncie sobre la ilegal disolución del Legislativo.

Entre tanto, “nuestro más laureado escritor” apoya el atropello de Vizcarra, así como apadrinó a Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Susana Villarán; y hasta soñó con una candidatura presidencial de Nadine Heredia.

Esta película ya la vimos, y sin afán de contarles la historia, solo podemos decirles que no tiene un final feliz.

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