¿Qué le hace falta a Kuczynski?, por Juan Paredes Castro
¿Qué le hace falta a Kuczynski?, por Juan Paredes Castro
Juan Paredes Castro

En un país como el Perú, a un presidente no le sobran condiciones para gobernar.  Las propias que trae pueden ser grandes pero insuficientes. Las que encuentra son duras y complejas. Lo que le sobran son atribuciones y prerrogativas, pero le sirven de poco o nada.

La presidencia en el Perú se ocupa de la pobreza de muchos pero desatiende la propia en la que se mueve. Solo que como es encarnación de la nación y la más alta investidura a la que confiamos la conducción del país, no tenemos otra salida que apostar por ella, unas veces con suerte y otras no.

Con todo ello, más los últimos sacudones en Palacio de Gobierno, que no son los primeros ni serán los últimos, todavía representa la esperanza de un posible buen gobierno. El fujimorismo al que le dijo de todo, de corrupto para abajo, está de su lado en horas cruciales en las que la corrupción ha pasado a ser agenda suya.

El Congreso al que Kuczynski veía con horror le ha extendido más de una cuota de confianza y colaboración. Que Luz Salgado no haya asistido a un Consejo de Estado, orondo en su apariencia, ineficaz en su realidad, revela más bien la necesidad de descartar esa instancia y reemplazarla por una capacidad mayor del presidente para que pueda llamar sin recelos a su despacho a este o cualquier otro poder, o a todos juntos, sin artificios.

La autoridad del presidente sobre los demás poderes debe hacerse sentir sin teatralizaciones de mando como el Consejo de Estado ni coreografías de diálogo como el Acuerdo Nacional, que ya quisiéramos verlos resolviendo un solo conflicto.

Con una oposición primaveral que no busca más problemas que los que no quiere tener en el 2021, ¿qué más le falta a Kuczynski para gobernar?

Una sola cosa: no tenerle miedo al control de daño en su círculo propio. De otro modo acumulará bombas de tiempo que le explotarán en la cara. Fujimori tuvo su severa lección con Montesinos, demasiado tarde. Kuczynski acaba de recibir la suya con Carlos Moreno, todavía temprano para curarse en salud en varios de sus flancos débiles.

Kuczynski tiene un presidente de Consejo de Ministros que hace el gobierno del día a día. Eso le permite a él ocuparse más de su jefatura de Estado. Tiene a un contralor comprometido con la anticorrupción. ¿Por qué recortarle las alas? ¿Qué espera que no impulsa la reorganización del Consejo Nacional de la Magistratura? ¿Necesita un Consejo de Estado? ¡No! Solo un proyecto de ley. Tiene a un ministro del Interior que más parece director de la Policía Nacional. Conocemos al uno, desconocemos al otro.

El orden por casa, es decir por el entorno cercano y por el partido, también demanda controles de daño urgentes. ¿Por qué no los toma?

Los daños, cuando ya son mortales, no resisten ningún control.

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