La mochila, la raza y el cuy; por Enrique Pasquel
La mochila, la raza y el cuy; por Enrique Pasquel
Enrique Pasquel

Varios hitos de los últimos días muestran por dónde se va a decantar la campaña para tres de los candidatos punteros. Veamos.

1. La mochila
, en entrevista con este Diario, reconoció que “no descartaba” hacer parte del Ejecutivo a la vieja guardia fujimorista, que ella había decidido apartar de su lista al Congreso, como muestra de tiempos de cambio y rompimiento con el fujimorismo más duro. “No descartar”, por supuesto, es el eufemismo que usan los políticos cuando realmente quieren decir: “Lo haré”. Asimismo, se negó a reconocer que los delitos de su padre fueran tales, lo declaró inocente y solo le atribuyó responsabilidad política. Keiko, de esta forma, se resiste a sacar de la “pesada mochila que carga” –según sus propias palabras– las piedras más pesadas.

Hoy los ataques electorales de los punteros no se concentran en la candidata naranja. Ellos se están guardando los misiles para la segunda vuelta. En ese momento, le pasarán la factura por estas declaraciones, que muestran que la imagen de la Keiko realmente arrepentida de los 90 fue solo un papel que interpretó para su presentación en Harvard.

2. La raza
Se siguen acumulando las denuncias de plagio contra y él continúa argumentando que lo atacan por odio racial. Enfrentado a las flagrantes pruebas de su desprecio por las comillas y los derechos de autor, Acuña da la espalda a las acusaciones y se dirige a sus simpatizantes vociferando: “Dicen que ese [refiriéndose a él mismo] no vale porque es serrano” o “al provinciano que estudia hay que denunciarlo, humillarlo, faltarle el respeto”.

Como me dijo Jaime de Althaus, Acuña es una suerte de luchador de judo, que usa la fuerza del adversario en contra de este. Las fundadas acusaciones de plagiador las vende a su público como infundios motivados por el racismo. Una táctica falaz, pero no por eso menos efectista. Es de esperar que Acuña siga utilizando con mayor frecuencia este discurso polarizador y que la campaña, para mal de todos, agrave más las heridas de la sociedad peruana. Acuña, irresponsablemente y por conveniencia política, está jugando con fuego en un cuarto lleno de pólvora.

3. El cuy
Hace unos días el PPKuy y la PPKuya contrajeron matrimonio en la plaza San Martín. Se trató de una “estrategia” para llamar la atención, según fuentes de su partido. Pero, la verdad, lo único sobre lo que llamó la atención el romántico evento fue sobre la falta de rumbo de la campaña de Kuczynski. parece no saber qué hacer para despuntar. No tiene un posicionamiento claro frente al resto de los candidatos ni un mensaje que lo diferencie. Quienes no llegan a entender los detalles técnicos de las propuestas, encuentran las suyas muy parecidas a las de Keiko, Guzmán o Alan. No es un candidato sexy, no sabe cómo serlo y perdió frente a Guzmán el elemento novedoso que sí tuvo la elección pasada. Eso explica la tendencia a la baja en las encuestas del candidato del cuy. Y, si sigue así en los dos meses que restan, es muy probable que no lo vayamos a ver en el segundo acto de esta obra.

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