Ollanta y Nadine: 5 años de escándalos, por Enrique Pasquel
Ollanta y Nadine: 5 años de escándalos, por Enrique Pasquel
Redacción EC

Dicen que lo que mal empieza, mal acaba.

La vergonzosa denuncia por traición a la patria que ha entablado el gobierno contra los periodistas de “Panorama” por denunciar un caso de corrupción en las Fuerzas Armadas es solo el final de los penosos eventos que han caracterizado el mandato de . A lo largo de estos cinco años, el presidente y su esposa han sido vinculados con numerosos escándalos políticos que hasta el momento, en la mayoría de casos, no han sido aclarados, pero cuyo recuento puede darnos ciertas luces acerca de quiénes realmente nos han gobernado este quinquenio.

El primer escándalo se dio días antes de que el gobierno se instale. Se supo que Alexis, el hermano del presidente, viajó a Rusia (sin contar con título oficial) en representación del presidente electo para tratar negocios con el gobierno ruso y privados. El tema, que nunca se resolvió, terminó en acusaciones de usurpación de funciones, falsificación de documentos y lavado de activos. Los negocios con Rusia, sin embargo, fueron solo un breve presagio de lo que vendría.

El siguiente gran escándalo involucró a otro hermano: Antauro. El 2011 se descubrió que el cabecilla de la asonada en la que se asesinó a cuatro policías gozaba de una cárcel dorada. Ahí fungía de “tramitador” ante entidades públicas, ofrecía puestos en el Estado, editaba un pasquín subversivo y celebraba encuentros amorosos que documentaba con su celular. Esto, cuando no dejaba la prisión para hacer vida social. Los privilegios terminaron solo cuando la indignación pública se volvió insostenible. La culpa, por supuesto, la asumieron funcionarios de menor nivel.

La cosa nuevamente se pintó color hormiga para los Humala en el 2013, cuando se destapó la protección policial a Óscar López Meneses, el ex operador de Montesinos. El Ejecutivo alegó que se trataba de un caso de corrupción policial, pero todos los indicios apuntan a que el resguardo fue ordenado desde mucho más arriba. No es casual que este incidente le costara la cabeza al ministro del Interior y llevase a la salida del entonces poderoso asesor presidencial Adrián Villafuerte. El oficialismo, además, hizo todo lo posible por entorpecer las investigaciones sobre el tema. Incluso, negarle computadoras en las que escribir y sillas en las que sentarse a la comisión investigadora. La madeja de este caso nunca terminó de desenredarse.

Martín Belaunde Lossio (amigo y ex asesor y financista de campaña de los Humala) protagonizó el siguiente dolor de cabeza del mandatario. Durante el 2014 se hizo público que su influencia en el Estado, entre otras cosas, le permitió ayudar a la empresa Antalsis a ganar obras estatales por S/150 millones. El presidente y su esposa inicialmente trataron de maquillar su relación con él, haciéndola parecer lejana, lo cual fue inútil frente a la evidencia de cercanía que presentaron los medios. Hoy Belaunde Lossio está tras las rejas, pero guarda silencio respecto a los vínculos con el poder que le permitieron obtener tantas prebendas.

El 2015 tampoco estuvo libre de escándalos. Fue entonces que se destapó que la Dirección Nacional de Inteligencia (organismo que reportaba directamente al presidente), desde el 2011, espió a políticos, empresarios, periodistas y opositores. El descubrimiento terminó con la censura de la primera ministra, pero nadie asumió responsabilidad penal.

Luego vino el ya conocido caso de las tantas veces negadas agendas de la primera dama, que hoy constituyen una prueba en el caso por lavado de activos que se le sigue y que ha llevado a que se impida judicialmente su salida del país.

Los Humala hicieron campaña diciendo que en su gobierno la “honestidad hará la diferencia”. Mire usted su récord durante estos 5 años y saque sus propias conclusiones.

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