Es muy probable que el gobierno de Martín Vizcarra sea únicamente recordado por haberse enfrentado con éxito a un Congreso corrupto y furibundo.
Digo únicamente porque tras escuchar el mensaje del presidente y el primer ministro parece quedar claro que no hay mucho con qué ilusionarse al 2021. Sin embargo, el jefe del Estado sigue una línea que trazó desde el inicio. Nadie puede decir que la jornada de ayer lo ha agarrado por sorpresa o que el vizcarrismo comunista castrochavista nos ha invadido.
El plan presentado es el reflejo de la peculiar situación del gobierno: un vicepresidente que llegó a presidente sin partido, bancada o equipo. Un desgaste de un año y medio peleándose con el Parlamento, en lugar de mirar los problemas de gestión del Estado. Y apenas un año y medio por delante con un Gabinete nuevo.
Frente a esta situación, creo que el mensaje no ha estado tan mal, dadas las pocas expectativas que había antes del anuncio. ¿Ha habido anuncios populistones? Sí. ¿Algo que vaya a tirarse abajo el país? No. Vamos en piloto automático hasta el siguiente gobierno.
Igual nunca está de más hacer énfasis en algunos puntos preocupantes de la ceremonia.
Los cinco decretos de urgencia anunciados por el presidente de urgente tuvieron poco. Los medicamentos genéricos, el control de fusiones, la portabilidad de armas y las patentes podían esperar tranquilamente al próximo año para verse en el nuevo Congreso. Tal vez lo único que sí ameritaba un decreto de esta naturaleza era el propuesto por la contraloría para el destrabe de obras públicas.
En cuanto a los anuncios de Zeballos, fue una lista de compras tan larga –pero poco impresionante– que tengo que recurrir a mis apuntes para acordarme de qué prometió. En general, y dado el poco tiempo que le queda al gobierno, creo que hubiese sido mejor que se concentre en dos o tres temas sobre los cuales pueda hacer ofrecimientos concretos de resultados, más que en un barrido por todos los sectores.
La gran deuda sigue siendo la seguridad ciudadana. Este es el segundo problema más importante del país para la opinión pública y, sin embargo, hubo muy pocos anuncios relevantes en esta materia. En cuanto a otros temas importantes, como la salud, si bien dar seguro al 100% de los ciudadanos sería un logro inmenso, el gobierno aún no ha sabido explicar cómo. Martín Vizcarra también hizo este anuncio el 28 de julio, pero ni entonces ni ahora se ha especificado cómo se va a incluir a 4 millones de personas más en el sistema sin que este colapse.
El patito feo de la tarde fue claramente Tía María. El Consejo Nacional de Minería ratificó la licencia del proyecto e inmediatamente después Zevallos anunció que va a mandar una comisión a ver si pueden encontrar observaciones al EIA para cancelarlo. El gobierno está tomando la mala costumbre de usar la legalidad para cubrir las apariencias, como cuando se denunció a Pedro Olaechea por usurpación de funciones después de que el presidente lo solicitase, pero lo hizo un procurador ‘autónomo’