Impulsado por resolver la problemática del transporte urbano que involucra a choferes, usuarios y al medio ambiente, Gonzalo Casanga decidió crear CityBest, un modelo de negocio sostenible y atractivo para pasajeros y conductores, en donde el cobro de comisiones no sea lo más importante. Apasionado por la gastronomía y el desierto como paisaje natural, confiesa haber guardado la corbata y los trajes en el ropero. Incluso, no le gusta que lo llamen CEO y se define como un ejecutivo no convencional.
¿Recuerda el momento o las circunstancias en las que empezó a surgir la idea de CityBest?
CityBest nace, en un primer momento, como un proyecto de colaboración para el Gobierno de Chile, en beneficio de los choferes de taxi. El proyecto, por razones ajenas, no llegó a ejecutarse y frente a una problemática que continuaba creciendo, decidimos ponerlo en marcha por nuestra cuenta, con un especial énfasis en la electromovilidad y un modelo de negocio fintech con diversas alianzas estratégicas.
¿A qué aspira CityBest?
A seguir consolidando nuestro crecimiento en la región y poder trasladar nuestra plataforma a Europa como un desarrollo latinoamericano.
¿Hay diferencias entre el mercado peruano y los demás países de la región?
Sí, básicamente por la oferta de vehículos eléctricos o híbridos. Aunque el uso de estos autos va en alza, aún es necesario sumar esfuerzos para que se pueda dar a conocer todas las enormes ventajas de este tipo de transporte.
A lo largo de sus más de 15 de años como ejecutivo de alta dirección, ¿cuáles serían los principales aprendizajes que ha obtenido?
Aprender a empatizar. No es fácil ponerse en el lugar del otro. Para lograrlo hay que empezar por hacer algo sencillo, pero, a la vez difícil, escuchar. La escucha activa es vital para poder generar vínculos que nos permitan comprender diversas problemáticas.
¿Cuáles cree usted que son los principales rasgos que lo definen?
Intento ser muy empático en todo lo que hago. No soy un ejecutivo normal: hace varios años dejé de usar corbata y empecé a aplicar la empatía comercial para entender mejor las necesidades de socios y clientes.
¿Qué es lo que más le gusta hacer en sus tiempos libres?
La gastronomía es mi carrera frustrada. Disfruto mucho cocinar para mis hijos y procuro ser un buen anfitrión en casa para los amigos.
¿Tiene alguna frase con la que sienta identificado?
Creo mucho en que hay que sacrificarse para lograr las metas. “Sin esfuerzo no hay recompensa” es una frase que digo a menudo.
¿Cuál es su mayor fortaleza como líder?
La capacidad para generar confianza en mis equipos, el poder fomentar una cultura de aprendizaje constante entre nosotros, en donde nos cuestionamos con absoluta libertad y respeto las decisiones que tomamos.
¿Qué hábitos positivos procura practicar?
Trato de nutrirme mucho de las conversaciones. Pienso que siempre hay algo que se puede rescatar, en especial en las charlas con mis hijos, quienes, pese a su juventud, me enseñan a ver las cosas con otra perspectiva.
¿Qué es lo que más le agrada y lo que más le desagrada de ser CEO?
Lo que menos me gusta de ser CEO es que me llamen así. Pienso que el nombre, y en ocasiones el cargo, puede hacernos ver distantes de la realidad. Siento que es una palabra que, lejos de unir, tiende a generar barreras. Liderar e impactar positivamente en grupos humanos es lo que más me agrada, y esta posición te da esa enorme responsabilidad y privilegio.