"El alma de AC/DC", por Pedro Suárez Vértiz

Hoy, 6 de enero, Malcolm Young, fundador de una de las bandas de rock más grandes de todos los tiempos, AC/DC, cumpliría 65 años. Pero no llegó a la fecha, pues falleció el 18 de noviembre del año pasado. Ese mismo día fue publicada la noticia en el Facebook oficial de la banda: “Él fue la fuerza impulsora detrás de la banda. Como guitarrista, compositor y visionario, fue un perfeccionista y un hombre único. Siempre se apegó a sus armas e hizo y dijo exactamente lo que quería. Él se enorgulleció de todo lo que hizo. Malcolm, hiciste un buen trabajo”.

Prefiero conmemorar su cumpleaños que su muerte en esta columna. Y es que Malcolm sufría de demencia. No hay detalles de cómo murió exactamente. Aquella enfermedad mental ya venía creciendo durante tres largos años, obligándolo a abandonar la banda, siendo reemplazado por su sobrino directo Stevie Young. El tema familiar ha sido una constante en la carrera de la banda: la hermana mayor de los hermanos Young fue quien les sugirió bautizar al grupo como AC/DC. El hermano mayor, y miembro de la célebre banda The Easybeats, George Young, fue productor de los cinco primeros discos de AC/DC. Además, y esto como paradójica curiosidad, compositor del éxito de música disco Love is in the Air.  

Algunos de los músicos más influyentes recuerdan a Malcolm Young con admiración y respeto. Dave Mustaine, de Megadeth, cuenta la primera vez que conoció la música de Malcolm: “Algunos dicen que las partes rítmicas de Malcolm son simples. Están equivocados. Piensa en alguien que tenga todos los matices y tonalidades bajo el sol, frente al tipo que tiene una hoja de papel y un lápiz, y ambos logran lo mismo. Me quito el sombrero ante la persona que puede hacer más con menos”. sentencia Mustaine.

Malcolm era conocido entre amigos por su estatura baja y por ser fanático del fútbol. Nacido en Glasgow, Escocia, junto a sus hermanos George, Angus y el resto de la familia, se mudó a Sydney, Australia. Es aquí donde formaría junto a Angus la banda AC/DC en 1973. Jamás creyó que su proyecto musical alcanzaría tanto éxito.

El suceso mundial de la banda se daba y Malcolm tuvo de pronto un serio problema con las bebidas alcohólicas. En 1988 abandonó brevemente el grupo para llevar a cabo un proceso de rehabilitación. Logró mantenerse sobrio desde el momento en que salió de rehabilitación hasta el día de su muerte. Su hermano George dijo: “No me sorprende. Cuando Malcolm se propone lograr algo, lo hace”.

El guitarrista de la E Street Band, Steven Van Zandt, también recuerda a Malcolm como “el guitarrista rítmico esencial de la mejor banda de hard rock de la clase trabajadora del mundo. Una pérdida irremplazable”. Incluso Slash, guitarrista de Guns N’ Roses, elogia a esta magnífica segunda guitarra de los últimos años: “Uno de los mejores guitarristas rítmicos de rock n’ roll. Era un compositor fantástico y también tenía una gran ética de trabajo. Estuve con AC/DC en su gira Stiff Upper Lip. Percibí a Malcolm como un tipo genial, con los pies en la tierra. Toda la comunidad del rock n’ roll está desconsolada por esta pérdida”.

Malcolm se fue dejando un legado. Logró ser una de las segundas guitarras más admiradas y respetadas que hoy influencian a innumerables bandas de rock. Las palabras más significativas son, sin duda, las de su hermano Angus, el guitarrista de los pantalones cortos, con quien fundó AC/DC: “Tan pronto como oigas ese primer acorde, sabes que es él. Para hacer esto tienes que ser un maestro del ritmo, y eso es exactamente lo que ‘Mal’ era”. 

Fue enternecedor ver a Angus sosteniendo la maleta con la inseparable guitarra de toda la vida de su hermano durante los servicios funerales y religiosos de Malcolm. Esto fue en la catedral de St. Mary en Sidney, Australia.  

Sí, aunque les sorprenda, la banda AC/DC, acusada de satanista por canciones como Highway to Hell o Hell’s Bells, o por usar vinchas con pequeños cuernos, cumplió con todos los servicios y ritos cristianos para darle el último adiós a la gran segunda guitarra de la familia Young. Feliz cumpleaños, querido Malcolm. 

Esta columna fue publicada el 06 de enero del 2018 en la revista Somos.