Pedro Suárez Vértiz

Parece ser que la depresión es la palabra que debe añadirse al emblemático eslogan “sexo, drogas y rock n’ roll”, que representó la rebeldía de la juventud contra el sistema por décadas. En mi opinión, toda esta nueva rebelión bipolar se consagró en abril de 1994, cuando Kurt Cobain, cantante y líder de Nirvana, fue hallado sin vida en su casa de Seattle. Habían transcurrido tres días desde su muerte. La causa fue el suicidio. La escopeta sobre su cuerpo, sumada a la fatal herida en su cabeza y a una carta de despedida, confirmaron el hecho. La noticia dio la vuelta al mundo y es tema de discusión hasta hoy. Keith Richards, de los Rolling Stones, dejó en claro que la depresión de Cobain no debía ser considerada como heroica o un modelo a seguir, y menos como un símbolo del rock n’ roll. “A mí acúsenme de todos los malos hábitos existentes, pero jamás soñé con suicidarme desde que tuve uso de razón como Cobain”, sentenció Richards con autoridad.

Si queremos profundizar en las razones detrás de la muerte de Cobain, aparecen varias hipótesis. Lo único comprobado era que el cantante de Nirvana no estaba sano mentalmente y que, además, padecía de un desesperante dolor crónico de estómago desde que era niño. Quizá lo segundo causó lo primero o viceversa.

Sucesos sobre suicidios por depresión o trastornos mentales de otra índole son famosos en la industria del entretenimiento, pero nunca han repercutido tanto como hoy. Los artistas contemporáneos no se reservan nada psicológicamente visceral al escribir las letras de sus canciones, y al público parece encantarle. Recientemente, la artista estadounidense de 18 años Billie Eilish se llevó a casa cinco Grammy de las seis categorías en las que estaba nominada. La joven cantante celebró sus galardones en Instagram con una foto que mostraba los trofeos y un mensaje que decía “Cinco, ¿estás bromeando?”.

Es increíble cómo una muchacha que empezó hace muy poco ha alcanzado ese nivel de éxito. Mucho de él se basa en el hecho de que no separa su vida privada de su vida como estrella. Las letras de sus canciones hablan sobre temas como la salud mental y los desamores, que son fácilmente recogidos por el público para identificarse con ellos y buscar más material e información sobre esta artista.

La bipolaridad tiene un rol importante en estos días en la industria musical. Hasta se podría decir que es la temática de moda.

El trastorno de bipolaridad se basa en cambios emocionales opuestos de rangos extremos que afectan la motivación, así como la energía, el ánimo y el sueño. Se trata con psicoterapia y esto no es secreto, pues la estrella del hip hop Kanye West confesó haber estado internado por este desorden.

El diario español El País recopiló algunos datos que demuestran que en 1958 solo 24 canciones del top 100 hablaban sobre problemas mentales. Hace un par de años, eran 71 las que discutían estos temas. Los mayores artistas pop del momento para el público joven, como Post Malone, Selena Gomez y Ariana Grande no solo tocan estos temas en sus canciones, sino que comparten públicamente conversaciones que normalmente uno tendría solo con su psicólogo.

El rap depresivo está tomando también vuelo y con una base de fans tan grande, que ya sus estrellas lo están considerando como una irresistible ventana para hablar sobre problemas internos. Juice Wrld era quizá uno de los artistas más celebrados por esta nueva tendencia, al ser conocido por canciones que trataban temas como el suicidio. O el abuso de drogas, razón por la que finalmente perdió la vida el pasado diciembre, en un aeropuerto de Chicago, a los 21 años de edad. Él vendría a ser el Sid Vicious millennial.

XXXTentacion también era la voz de los muchachos depresivos hace un par de años, antes de ser asesinado a la corta edad de 20 años.

La lista de famosos que han hablado públicamente sobre padecer bipolaridad es extensa. Mariah Carey, Mel Gibson y Demi Lovato son solo algunos. Recordemos que Amy Winehouse, quien perdió la vida por intoxicación de alcohol a los 27 años, padecía de esta enfermedad.

En mi opinión, siempre han existido corrientes dark en la música popular. Pero la generación millennial, hipersusceptible e hipercrítica, es el mercado perfecto para las canciones sobre la incorformidad sin explicación. //

Contenido Sugerido

Contenido GEC