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Racismo en el Perú
Oscar García

La independencia del Perú se fundó bajo ideales republicanos de igualdad jurídica que no se asentaron en suelo firme, sino sobre la base de un sistema muy calibrado de discriminación que había durado al menos 300 años. El resultado: en 1821, los peruanos fuimos proclamados libres de España, se decretó la libertad de vientre para los esclavos afro descendientes, pero continuamos siendo desiguales para muchos.

La conquista española y la colonia fueron los episodios históricos que dan forma al racismo y la desigualdad actual que se vive en el Perú, pues ahí la discriminación se convirtió en norma jurídica. Una cultura se impuso a la otra mediante violencia y le exigió tributos y vasallaje. La misma cultura trajo sus esclavos. Luego, el virrey Francisco de Toledo reorganizó el virreynato y creó dos países en uno: La república de españoles y la república de indios, con distinto trato para europeos, criollos, nativos y africanos. Un apartheid peruano. Se discriminaba al "indígena" por ser un pagano, no adorar al "Dios verdadero"y resistirse al proceso "civilizador" de Occidente. 

Tras la independencia, las élites ven amenazados sus privilegios con esas ideas extrañas de igualdad que se difundían en el siglo XIX. Surge entonces la reacción, un periodo que el historiador Antonio Zapata y Rolando Rojas llaman la del "racismo científico", en su libro ¿Desiguales desde Siempre? (IEP, 2013). Las clases altas, inseguras de su posición en el nuevo panorama, buscan revalidarlas bajo cualquier medio y se refugian en las ideas racistas del francés Gustave Le Bon, quien manifestaba que había razas mejores que otras, que las "indígenas", "asiáticos" y "negros" eran razas degeneradas. Escritores como Clemente Palma llegan incluso a proponer que se fomente la inmigración europea, como una forma de mejorar la genética presuntamente desmejorada de los peruanos. El principal factor de discriminación aquí es la "raza" o color de piel. 

El racismo en el Siglo XX, siguiendo con Zapata y Rojas, tiene otro matiz. Luego del crecimiento de la clase media, el auge económico de los sectores antes empobrecidos lleva a las élites peruanas a marcar una nueva diferenciación o distancia por posición socioeconómica y nivel de educación. El color de la piel sigue siendo el factor visible que permite la discriminación pero ya no es lo único. Importa también cuánta plata tienes, qué ropa llevas, en qué colegio o universidad estudiaste, etc. Una forma de racismo que la sentimos muy actual y viva en este siglo XXI.  

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