Gerardo Chávez
Gerardo Chávez
Teresina Muñoz-Najar

A los 80 años, (Trujillo, 1937) ha descubierto su niño interior y no quiere dejarlo ni que lo deje. Es un niño maduro y consciente que se ensucia las manos jugando con arcilla, barro y carbón vegetal. “En esta última década la pintura se ha convertido en un juego, en una entrega maravillosa. Después de tanto tiempo, de tantas técnicas aprendidas, puedo decir ¡este soy yo!”.

A los 80, Gerardo Chávez presume también de una fortaleza admirable y probada. Cayó de un caballo hace tres semanas y no se rompió un solo hueso. Apenas tuvo un par de fisuras en las costillas que rodean su corazón y un intenso dolor. Fuera de eso, el maestro es tan resistente como un algarrobo norteño. Únicamente, lo advierte él mismo, padece de amor. “Por eso, justamente, quise hacer la exposición en el Museo de la Nación, como un pretexto para celebrar mi cumpleaños en plena forma, avizorar mi madurez y sentirme seguro de lo que he hecho. Confrontarme”. 

- ¿Y está contento con el resultado?

Mucho. Es la primera vez, acá en el Perú, que un solo artista hace algo tan grande. Muestro mi trayectoria y mis propuestas. Son 212 obras reunidas en cuatro pisos. En la primera sala está mi trabajo más reciente, el que me ha transformado por completo. Estoy feliz porque ha venido mucha gente, más de 14 mil personas en menos de tres meses. He conversado con niños y adultos. Me he conmovido con sus preguntas y su cariño. Siento que he tocado la vida de esas personas.

- “He recuperado mi condición de niño”, dice usted. ¿Cómo sucedió eso?

Comencé a cambiar la forma de ver mi pintura luego de acabar dos pilares fundamentales de mi obra: ‘La procesión de la papa’ y ‘El otro Ekeko’. Y es que cada vez que agarraba la arcilla o el barro sentía que sucedía algo festivo. Pensé entonces que mi trabajo tendría que convertirse en un juego, como el de un niño, para luego resolver mis ideas y plasmarlas en el lienzo o el yute o lo que fuera. Como un niño, puedo hacer que cualquier fantasía sea real. Puedo imaginar lo que quiera. 

- ¿Qué lo hizo volver al Perú?

Cuando me fui, en 1960, rechacé el Perú, no quería saber nada de él. Me fui porque quería aprender, descubrir, sorprenderme de mí mismo. Pero un día, en 1968, mientras visitaba el Museo del Hombre en París, escuché música de Puno y me dio una terrible nostalgia. Ese año volví al Perú, aunque todavía no para quedarme. Fue por su música.

- Comentó que sus grandes amigos se están muriendo.

Hoy falleció en París el escultor Alfredo Guzmán. También se me han ido Venancio Shinki y Elda de Maglio. Con ellos compartía momentos muy gratos, hablábamos de arte. Eran las personas más nobles que he conocido. Pero no me voy a sentir solo mientras esté rodeado de belleza, de caracolas, juguetes, caballos, monstruos. Todos estos cachivaches que tengo acá, en mi taller, son los reyes de la compañía. Y claro, el amor. El amor siempre me ha llenado. Y no me refiero solo al amor de pareja, sino a la pasión con la que trato de hacer todas las cosas.

Chávez 80: la exposición

  • Cuándo: La exposición homenaje estará en el Museo de la Nación hasta el 25 de noviembre. Ocupa cuatro pisos: la torre Kuélap. La entrada es libre.

  • Edición: El catálogo de la exposición está a la venta en las librerías Sur y El Virrey (278 páginas). La edición estuvo a cargo de Gerardo Chávez-Maza.

Lee la entrevista completa mañana en la edición impresa de la revista Somos

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