Nadie está preparado para una cuarentena y menos para una tan larga y dura, como esta que estamos viviendo por la pandemia de coronavirus. “Presos” en nuestras casas por dos semanas (por lo menos), estamos frente a una situación nueva en la que se necesita replantear nuestras prioridades y obligaciones diarias. Hoy te escribo este pequeño texto para recordarte, por favor, que no olvides incluir en esa lista de prioridades, el cuidado de tus plantas.
Tengo cerca de treinta plantitas que he ido trayendo a casa en el transcurso de los últimos dos años y medio. Algunas están en el pequeño balcón del departamento (en una repisa vertical, que me permite ahorrar espacio y tener mas de ellas) y otras tantas repartidas en distintos rincones de la sala-comedor, y hasta un par sobre la refrigeradora. La mas grande es una planta llamada croto, que mide mas de un metro y tiene las hojas rojas. La más pequeña debe ser aún el primer cactus que compré: cinco diminutos y espinosos centímetros de color verde y con forma de chupo . Sí, me creo un poco la versión “verde” de la señora de los gatos. Aunque tengo novio.
Les contaré que en estos días de cuarentena no he deja de conversar con mis plantas frente a la mirada a la vez resignada y cómplice de mi compañero de casa. Aunque los incrédulos pongan en duda mis palabras, uno de los mejores secretos para tener plantitas radiantes y sanas (además de que los cuidados y el riego adecuado), es darles atención y conversar con ellas. Yo hasta les digo los guapas que las veo a veces.
Si acabas de recordar que en algún rincón de tu casa hay una plantita, corre a verla y ponle agua. Recuerda las viejas lecciones de ciencias naturales: las plantas son seres vivos y si no tienen fuente de alimento (el agua es uno de los elementos básicos e indispensables para que hagan su fotosíntesis), mueren. Al final de la cuarentena no querrás tener un cementerio de plantitas en casa.
En realidad, la salud y estado de ánimo de tus plantas se notará permanentemente en cómo se ven. Es importante que de cuando en cuando las limpies, sobre todo si tienen hojas medianas o grandes (limpiarlas es distinto a regarlas): toma un pequeño trapo limpio y con un poquito de agua, limpia suavemente las hojas por ambos lados. Es clave mirar atentamente las hojas mientras las limpias. Estas deben tener un verde homogéneo y liso o terso. Algunas señales a las que debemos estar alertas: bordes secos o podridos. En el primer caso, usualmente es falta de agua o de algún nutriente que puedes suplantar con algo de abono. Las hojas podridas, entre tanto, suelen ser una señal de exceso de agua. Sí, con las plantas vale aquel dicho “está bien culantro, pero no tanto”. Ni poco para que se seque ni mucho para que se pudra. Y ya habrás escuchado que es mas fácil salvar a una plantita que está seca que una podrida o con exceso de agua. Si esto te pasara, deja la plantita tranquila en otra zona y no le vuelvas a echar agua hasta notar que ha vuelto a reverdecer.
Recuerda que cada plantita tiene su ritmo. Algunas necesitan agua cada dos o tres días, otras cada cuatro o seis, y hay aquellas que requieren poca agua y por lo tanto todo bien con regarlas a los ocho, diez o doce días. Es el caso de los cactus, suculentas, orquídeas, hortensias. En todo caso, te doy la clave mas simple para saber cuándo debes echar agua a tu plantita: mete el dedo en la tierra de la maceta y si este sale manchado con barro, puedes estar tranquila que todo va bien. Si tu dedo sale limpio, corre a buscar un poco de agua.