Mamá influencer.
Mamá influencer.

El lado B de la maternidad. Lo duro. Lo cansado. Lo bravo. Lo feo. ¿Estamos hablando lo suficiente sobre ello? A quien escribe estas líneas todavía la miran feo o raro cuando sostiene que el embarazo apesta. Justo sería agregar, claro, que esa fue una experiencia personal. Que no es la de todas. Aunque sí la de muchas. Pero cierto es, en todo caso, que ir contracorriente de la visión idílica que se tiene de ser madre todavía saca bastante roncha. Aquí y en la China.

Para darle discusión local al tema buscamos a tres populares mamás que comparten sus propias experiencias a través de las redes sociales. Miles de seguidoras suyas en Instagram y Facebook evidencian, pues, la gran acogida que posee el contenido que cada una construye. Con estilos muy distintos, y sin tratar únicamente de este tema en sus cuentas, algo las caracteriza: son sumamente francas cuando de hablar sobre las vicisitudes de la maternidad se trata. Aclaración necesaria aquí: todas ponen el pecho para parar cualquier bala dirigida a sus hijos. El amor sobrenatural se da por descontado. En esta terna nadie se arrepiente del camino recorrido. Pero, vamos, una cosa es emocionarte hasta el techo con la primera palabra, y otra, ir por la vida como un zombie porque no duermes bien por meses. A veces, años.

Habla la Tata
La primera de ellas es Nadiana Altuve, La Tata. Fue su segundo hijo quien bautizó así un proyecto que tiene ya seis años. La familia vive en la casa de la abuela de Nadiana –la lingüista Martha Hildebrandt-, donde cuidan de ella. De ahí el nombre. “Puse una tienda - La casa de la Tata- junto a cuatro madres emprendedoras. Yo tenía una marca que abandoné a los tres meses para dirigirlas a todas. Hoy reunimos a 260 en dos locales. Luego me puse a escribir un blog, algo que siempre me fascinó”, detalla la mamá de tres: Fernanda (15), Nacho(12) y Emilia (3).

“La maternidad es mostraza, pero tampoco hay que idealizarla. Esto no es una película de los 80 en que das a luz maquillada linda preciosa. Tampoco hay súper mamás que lo puedan todo: trabajar, criar, ir a tomar semanalmente un café con las amigas. Todo, todo, no se puede hacer. La maternidad es a veces terrible, quieres salir corriendo, ahorcarlos. Y uno no es una mala por eso. Es una madre real. Hablar todavía sobre esas cosas es aún socialmente incorrecto. ¿Cómo vas a decir que te tomó un tiempo enamorarte de tu recién nacido? ¿Cómo vas a decir que no tienes ganar de tener sexo al segundo mes de haber nacido tu hijo? Pasa, y mucho, pero no se dice lo suficiente”, explica. ¿Por qué sería de ayuda decirlo? “Porque así no piensas que hay algo malo en ti, te sientes más acompañada, parte de un grupo. Te sientes mejor”, arguye ella.

Nadiana cuenta que quiso ser mamá desde que tiene uso de razón. Que de chica le parecía medio sonso jugar con muñecas, pero que cuando veía un bebe real se derretía. En la pubertad comenzó a tener problemas hormonales. El diagnóstico decía que era muy poco probable que fuera a concebir. “Estaba en un tratamiento para intentar salvar mis ovarios y salí embarazada de mi flaco que vivía en España. Fui inesperadamente feliz. A los dos años y medio buscamos al hermano. Y cuando ‘ya estábamos de salida’, hace tres, nos dimos cuenta que no queríamos dejar de criar. Así nació Emilia, la gomita que sigue pegando a la familia”, cuenta.

Narrado esto, La Tata reitera que hablar con honestidad sobre las dificultades de la maternidad no significa condenarla, sino simplemente ser aterrizada. “Porque nadie cercano me lo dijo, yo no sabía de la maternidad, por ejemplo, que podía pasar que no me enamorase al minuto de ver a mi recién nacido. Y eso me pasó. Conecté con él a los días, y para siempre, pero no fue instantáneo. Lo mismo con la última. En las fotos salgó en la clínica con una sonrisa grande, pero no por ese momento preciso, sino porque sabía que eventualmente la avalancha de amor iba a llegar. Lo supe porque ya lo había vivido, pero no porque alguien me dijo que eso podía ocurrir y que era frecuente”.

Nadiana agrega que aquí en el Perú, por ejemplo, muy poco se habla o se le da importancia al puerperio, el periodo que comprende los 40 días después de dar a luz. “Es duro también. El cuerpo pasa por traumas, por revoluciones en el cuerpo para recuperarse. A muchas mujeres les da la tristeza posparto, que es común. A otras hasta depresión. El libido se va hasta el piso porque tu cuerpo te protege para no tener tan rápido otro bebe. Qué ganas vas a tener, pues, pero nadie dice nada”.

Las publicaciones de La Tata son como se cuentan, algunas dulces como un helado de chocolate y otras agrias como el vinagre. Eso sí, todas honestas. “Con todo lo que quiero a mis hijos, hay días que busco la cola más larga en la caja del supermercado para demorarme en volver a mi casa. Tomado mi tiempo regreso a ellos, contenta. Así es”, concluye.

(Búsquela en Facebook como La Tata; en Instagram como latataelblog y en www.lacasadelatata.com).

Habla Mala Madre
A Nadiana la secunda, con más vehemencia y radicalidad, Margarita González. Mala Madre es precisamente como se le conoce a esta mujer de 42 años en la blogosfera peruana. Ella, mamá de tres adolescentes, y profesora de yoga, es graciosa, irónica, mordaz, lengua larga. Una insolente, para sus detractoras. Una heroína, para sus seguidoras. “Creo que hoy hay más mujeres que pueden pararse frente a otras y decir: ‘ me llega al pincho esta parte de la maternidad’. Eso antes era impensable. Hoy se comparte un poquito más. En los comentarios que me envían, siempre hay más con las que me termino peleando, pero también existen las que me dicen: ‘yo creo lo mismo’, ‘yo me he sentido igual’. ‘Que bueno saber que no soy a única’”.

Margarita inició este proyecto hace dos años, cuando, por trabajo, tuvo que buscar blogs de mamás. Pronto se daría cuenta que su forma de pensar, sentir y decir las cosas no era compartida por casi ninguna bloggera peruana. “A Hijo Mayor (15) –ella no identifica ni por nombre o foto a sus chicos- le di teta un año. Tuve ese hijo y fue maravilloso. Tanto que reincidí y tuve a Gemela 1 y Gemela 2 (13). Entonces dije: lo de la teta, eso de ninguna manera lo vuelvo a hacer. Las cosas como son. Fue mi decisión y a mí me funcionó. El chiste es que cada uno encuentre lo que le funcione, no lo que se supone debe ser. ¿Quién dicta eso finalmente?”.

Su frontalidad la ha llevado a tener haters gruesos. Por el Día de la Mujer, Margarita publicó un artículo en El Dominical de El Comercio en el que, precisamente, narraba sin tapujos lo que ella piensa de todo este tema (lo puedo revisar ). “Me llegaron una recatafila de insultos, tantos que inicié un segmento que se llama ‘El hater del mes’. Debo confesar que al inicio de todo, yo lloraba con lo que decían. Ya no”. Otro segmento famoso, propio de su cuenta de Instagram, se llama: “Hablando huevadas”. Sus seguidores le lanzan preguntas sobre maternidad -y últimamente hasta del clima-, por las mañanas, y ella las responde por las noches. “Me mandaban muchos mensajes internos pidiéndome consejos, así que empecé a contestarlos en video. Siempre haciendo la salvedad que no soy pediatra, ni psicóloga, ni nutricionista, ni nada. Por eso mi maravilloso segmento se llama así: hablando huevadas”.

¿Y qué piensan sus hijos adolescentes de todo esto? “Hijo Mayor lo odia. No quiere ser mencionado de ninguna manera. Tengo que pedirle permiso 80 veces para hacer una mínima referencia. Mis hijas, por otro lado, me manejan la cuenta. Ellas hacen los memes, me ponen los hashtags y se mueren por salir. Pero su padre –del que está separada- y yo hemos decidido que no. No es tiempo. No estamos seguros que puedan manejar la exposición, los haters. Esto es algo mío”.

Para Margarita hay muchos baches y cuellos de botella al criar, pero los siguientes son los peores: “Yo amo a mis hijos hasta la muerte, pero lo más difícil ha sido no sentir la maternidad como se supone que debería. Aceptar que no siempre me siento como en las tarjetas que te regalan, como en los comerciales. Que no siempre se está en las nubes. Lo otro es la poca sororidad que hay en la maternidad. Todo el mundo tiene que venir a decirte qué opina. Poca empatía, poco apoyo y mucho juicio”.

Le pregunto también, como que los hay, cuáles son los brillos de todo el proceso. Me dice: “Depende de la etapa. Cuando eran chiquitos estaba toda esta vaina física de la protección. El abrazo, el estar pegados. El poder hacer que crean que el dolor pasa diciendo ‘sana, sana, colita de rana’. ¿No es mágico eso? Hoy lo alucinante son la compañía en que se ha vuelto para mí. El tirarnos los fines de semana a ver películas con canchita en mi cama. Eso es pajaza”.

(Búsquela en Facebook como Mala Madre Perú y en Instagram como mala_madre_peru).

Habla Serendipity
Vanessa Rodríguez, editora de La Vida de Serendipity, tiene un estilo diametralmente distinto al de Margarita. Pero comulga en creer en la poca sororidad que existe en torno al asunto. Apuesta, además, por hablar sobre los días nublados y recontra nublados de ser mamá, sobre todo, en sus historias de Instagram. Allí se la puede ver confesándose exhausta o frustrada en el baño de su casa o en el asiento de su carro.

“Las redes han dado una ventana para hacerlo, sí. Para que podamos hablar de las maravillas de ser mamás, pero también de los retos que implican. ¿Por qué se hace muy poco? Porque las mamás nos juzgamos mucho entre nosotras, como si todas debiéramos seguir las mismas reglas. Que si está bien o mal que le des papilla a tu hijo o que siga el método del Baby Led Weaning (ellos cogen la comida con las manos), que si duermes con él en la cama (colecho) o se va a su cuna, que si teta o biberón...Hay tanta presión por ser la mamá perfecta que abruma. A eso se suma que si te quejas de algo eres floja o engreída”, comenta.

Y continúa: “Mi segundo hijo tomó teta cada dos horas hasta el año y medio. ¿Saben lo que es eso? Una vez conté que había hablado una coach de sueño par ver si podía acomodar sus horarios y me cayeron encima. Unas 200 mamás me acribillaron diciéndome que por qué quería entrenar a mi hijo como una mascota. Fue muy duro. Pareciera que entre las mamás se juzga más. Acá deberíamos tendernos más la mano”.

Iniciando su proyecto en el 2007, Vanessa fue una de las primeras bloggers en nuestro país. Este ha ido atravesando los mismos cambios de etapas que a ella le ha deparado la vida. Así empezó siendo blogger, luego fashion blogger, después life style blogger y ahora influencer. Ahora habla tanto de moda, como de viajes, como de pezones y fiestas infantiles. Ella es mamá de dos pequeños: Valentina (5) y Sebatian (3). Un tercero (a) viene, de hecho, viene en camino. 

“¿Qué más no se dice de la maternidad? Que no es fácil, que vas a llorar mucho. Pero también que vas a aprender muchas cosas de ti misma. Y que, al final, vas a estar bien. Que siempre vas a estar bien”.

(Búsquela en Facebook como La vida de Serendipity; en Instagram como lvdserendipity y en www.lavidadeserendipity.com).

Se tenía que decir y se dijo.//

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