Entre los muchos episodios para la risa o vergüenza que nos regaló la campaña electoral en Estados Unidos –los debates; las demandas para detener el conteo de votos o esa conferencia de los abogados de Trump que se realizó por error de homonimia no en un hotel cinco estrellas sino en una florería con nombre de hotel situada entre un sex shop y un crematorio- pocas más extraños que la impensable apropiación de Y.M.C.A., el himno de la agrupación neoyorquina The Village People, por parte de la campaña del conservador presidente que quería ser reelegido.
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Noche tras noche, al final de cada mitin, el republicano regalaba a sus admiradores sin máscaras un curioso bailecito que no tenía nada que envidiar en gracia y plasticidad a El Ritmo del Chino, ese que el sentenciado Alberto Fujimori impuso en sus eventos en la campaña del 2000. El ex presidente preso sabía leer las pasiones de su audiencia, que no esperaban de él una mínima coordinación motora sino una excusa para el vacilón y la risa fácil. Hacer show. Y eso mismo les daba, bailando él y obligando a sus compañeros de plancha y ministros a hacer lo mismo, por lo general con una mueca de disgusto que apenas podían ocultar.
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Como Fujimori entonces, Trump exhibió en esta campaña la misma habilidad suprema para bailar sin levantar las suelas, como quien tiene los zapatos clavados a la tarima. Solo las rodillas recuperaban, en el caso del norteamericano, algo de movilidad mientras que la espalda y hombros se sacudían en espasmos torácicos a la par que sus puños diminutos se disparaban a los lados con poca motivación, como si quisiera boxear contra las moscas. Igual de llamativo resultó el uso de canciones rock y pop que sus autores (Los Rolling Stones, Bruce Springsteen) no dudaron en condenar, por no contar con su permiso o por no identificarse en absoluto con la ideología del presidente hotelero.
LOS VILLAGE PEOPLE O LA FEROZ PARODIA AL MACHO AMERICANO
Dos de las canciones que más sonaron en sus últimos mitines, Macho Man y Y.M.C.A. las escribió un francés que se hubiese muerto de nuevo si supiese que el candidato de la derecha evangélica las usaba para bailar y hacer bailar a sus seguidores. Se llamaba Jacques Morali y llegó a Nueva York en los setentas en plena euforia de la música disco y la revolución sexual.. En una visita a una discoteca de ambiente de la Gran Manzana, Morali, que era gay, junto a su socio Henri Belolo, vieron que los asistentes acudían disfrazados de estereotipos del "perfecto macho americano”: motoristas encuerados, vaqueros, obreros de construcción, soldados y un “apache” al que habían seguido por la calle.
A la mediana inteligencia quedaba implícita la crítica que la comunidad hacía al llevar esos trajes masculinos y sexualizados. A Morali lo del juego de personajes le encantó y así llegó al concepto de los Village People, que sería la caricatura deliberada de una banda disco integrada por cinco tipos que serían estereotipos masculinos andantes. Su público objetivo serían los asistentes a esas discotecas que tanto le habían gustado. A los pocos días puso un aviso en los periódicos en los que solicitaba bailarines que tuviesen “pinta de macho y que llevasen mostachos”. Fue probando a varios hasta que llegó a la formación clásica, en la que solo dos eran gay, el vaquero Randy Jones y el apache Felipe Rose.
Para la voz principal seleccionó al cantante Victor Willis, de los primeros en sumarse al proyecto, que hacía el rol de “El Policía” o “El marino”. Con él empezó a componer los primeros hits del grupo, como Macho Man, In The Navy, San Francisco, Go West y finalmente Y.M.C.A. Desde entonces se ha repetido que la canción tendría un doble sentido dirigido a su público objetivo. Sucede que Los locales de la Y.M.C.A. (Asociación Cristiana de Jóvenes) solían dar hospedaje, comida, baño y entrenamiento a jóvenes sin casa ni recursos. Para la comunidad gay, las habitaciones de la Y.M.C.A eran también un lugar para tener sexo casual y furtivo con jóvenes apuestos.
"Es divertido ir a la Y.M.C.A., tienen de todo para que los hombres puedan disfrutar/ puedes pasar el rato con todos los chicos en la Y.M.C.A.”
Village People, "Y.M.C.A."
¿Es Y.M.C.A. una canción sobre jóvenes gay buscando un lugar para tener sexo? Hay dos respuestas: la del autor de la letra, el cantante Willis, que dice enfáticamente que no lo es, que él usó de joven los servicios de hospedaje de la asociación y basó su letra en aquellos recuerdos inocentes. La afirmación debería servir para cerrar el caso pero hay una cuestión complementaria: Randy Jones, el vaquero de The Village People, contaba que la idea de hacer un tema sobre la Y.M.C.A. fue en verdad de Morali, quien aparentemente sabía las “actividades no deportiva” que se habrían realizado ahí.
Randy Jones, de orientación homosexual, llevó a Morali a un local de la Y.M.C.A. en 1977. "Estaba fascinado con ese lugar en el que una persona podía practicar con pesas, jugar al baloncesto, nadar, recibir clases y conseguir una habitación. Además, yo tenía un montón de amigos allí que trabajaban en la industria de cine para adultos. Como Jacques era gay, le impresionó conocer a gente que él había visto en vídeos y en revistas. Esas visitas conmigo le inspiraron, y así surgió Y.M.C.A.”, dijo.
El tema fue lanzado un 17 de octubre de 1978 y fue una sensación en las discotecas por su progresión alegre, su bajo saltarín y sus explosivos metales. De ahí lo que siguió fue la conquista de las radios mainstream. Llegó a ser número uno en 15 países, salvo en Estados Unidos, en donde se conformó con el segundo lugar, derrotada ante Do You Think I´m Sexy, de Rod Stewart y Le Freak, de Chic. En adelante, el tema se volvió un clásico gracias a su famosa coreografía que emula físicamente las letras del título -un baile que el grupo no inventó, hay que decir, sino que fue creación de sus fans-.
¿Cómo así entonces Y.M.C.A. y su mensaje de celebración sexual llegó a animar la campaña de Donald Trump, un presidente identificado con los sectores religiosos conservadores que se oponen a lo que denominan "la agenda gay”, que no es otra cosa que el permanente menosprecio a los pedidos de igualdad y reivindicaciones de las minorías sexuales? La respuesta más verosímil, aunque invite a la sonrisa, es que en la campaña no son muy hábiles para captar el sentido de las letras. Un caso similar ocurrió con Born in The USA, que sonó a todo volumen en sus rallies, como si se tratara de un himno patriotero o una celebración de haber nacido en Estados Unidos, cuando es una crítica al trato que en ese país se dio a los veteranos de guerra.
The re-claiming of @WeVillagePeople Y.M.C.A, lol.. https://t.co/kj3YDeahnm
— Victor Willis (@victorwillis) November 7, 2020
De ahí la importancia que tuvo esta semana que la canción fuese cantada en diversas ciudades de Estados Unidos, tanto por los partidiarios del demócrata Joe Biden como lo que simplemente se identifican como anti trumpistas. Algunos medios lo identificaron como una “trolleada” al presidente, que se creía ganador. Otros lo vieron como una recuperación de una canción que les pertenecía y que fue sacada de contexto con fines partidarios por una campaña basada en la intolerancia, el odio y el divisionismo. Por último, los beneficiarios de los derechos de Morali, autor de la música muerto en 1991, han avisado esta semana que iniciaran acciones legales contra la campaña de Trump por el uso indebido del tema, algo que nunca habrían aceptado, si les hubieran consultado.
Por el lado de Willis, aunque al inicio se mostró contrario a la utilización de su letra con fines políticos, luego se volvió más comprensivo gracias a la performance comercial que empezaba a generar por los mitines. Este mes agradeció en su cuenta de Twitter al presidente Trump por haber ayudado a que su canción figurase en el puesto 11 del ranking Billboard Digital Sales y en el top 20 de iTunes. En otro tuit se mostró complacido que la gente este “recuperando Y.M.C.A.”. De pasó aprovechó para recordar -una vez más- que su canción no habla sobre “sexo gay ilícito”. Nadie lo cree, desde luego. //
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