Eran las seis y diez de la mañana y un sol tibio adelantaba que Huarmey se derretiría en pocas horas más. No hubo necesidad de despertar a Coco; parecía no haber dormido y estaba como zombi. Y es que un día antes de salir de Lima –con Javier y el que narra– a una excursión planeada con anterioridad a las playas de Huarmey, su flaca durante ocho años lo había cancelado. Sin embargo, teníamos que ponernos en marcha y Javier, para animarlo, le dijo: “Levántate, piensa en ti y vamos sin mirar para atrás”.
No sé por qué, pero la filosofía de Javier funcionó, pues Coco volvió a ser el de siempre. Nos dirigimos al norte y no paramos hasta Puerto Culebras, cuyo nombre se debe al dédalo de retorcidas callejuelas que culminan en el terminal pesquero que late, apretado, amontonado y ruidoso, entre el mar y el pueblo. Los precios eran irrisorios, se podía adquirir 25 kilos de lisa por 8 soles. Trepamos por una colina que nos permitía ver que Culebras mantiene un aire a caleta de pescadores que se ha perdido en otros puertos. El panorama era magnífico: en el agua trasparente e inolora se mecían las embarcaciones como criaturas somnolientas ante la realidad de un viento inexistente.
Después nos trasladamos a la playa Culebras, un par de km al norte, hermosa, de arena tersa y mar turquesa, rodeada de cultivos que le otorgan un lindo contraste, donde armamos campamento. Nos bañamos, por supuesto, y por la noche conversamos alrededor de una fogata. Una luna sonriente iluminó la playa. De a ratos Coco agregaba un poco de leña para mantener el fuego. Sus recuerdos se fueron consumiendo, igual que los troncos. //
SEPA MÁS
-Puerto Culebras está a la altura del km 211 de la Panamericana Norte y la playa Culebras se ubica en el km 213.
-Gastronomía: cebiche de mariscos (chanque, barquillo, lengua, lapa y pulpo), cebiche de pato (con naranja agria), sudado de tramboyo y pepián de pava.
-El complejo Wari El Castillo, en Huarmey, fue portada de la revista National Geographic en 2014.