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Puémape
Álvaro Rocha

La luz de la luna le daba al mar un resplandor plateado, fantasmagórico. Luego de viajar casi toda la noche, Flor, nuestra fotógrafa, estaba desmayada en el asiento trasero. Pero Kansas, adolescente inglesa, había tomado un café en Trujillo suficientemente cargado para levantar a un muerto. Kansas ama más al océano que a su último iPhone, se puede decir. De manera que, cruzando las piernas en flor de loto, se sentó en la terraza mirando la estela de luz que se prolongaba hasta

Al día siguiente vimos a Kansas conversando en su ‘spanglish’ con un viejo lobo de mar. También divisamos la extensa playa, en forma de media luna, de unos cinco kilómetros de largo. Salvo el extremo sur, que es pedregoso, tiene arena tersa y seductora. El mar es un poco agitado, de olas rizadas. 

Puémape es todavía un tema pendiente para los corredores de bienes raíces pero, sin duda, es una de las más atractivas playas de La Libertad. Por ahora es cañabrava, tranquilidad y belleza. Ojalá se mantenga así. Nuestra mirada barrió los botes artesanales que buscan lenguados, pulpos y sucos, así como surfers y cultores del paddle. 

Y allí estaba Kansas, al parecer negociando con el curtido pescador. Luego, los dos entraron al mar en un caballito de totora. Ella se despojó de su vestido y mostró un diminuto bikini. El viejo aprobó con la cabeza, a pesar de venir de una época donde las chicas de veinte años aún se ruborizaban. Kansas sonríe y su risa es como el amanecer.

Más información

  • Para llegar a Puémape hay que tomar un desvío en el kilómetro 699,5 de la Panamericana Norte.

  • Hay pocas ofertas de alojamiento: Puerto Maderos (94999-7110) y Hotel La Cabaña (9491-60723). Acampar es una buena opción.

  • La gastronomía local ofrece reventado de cangrejo, sudado de lenguado, cebiche de pulpo y mazamorra morada con pasas.

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