El año es 1997. Bajo una atmósfera fría, no solo por el otoño boreal, Michael Jordan, el entrenador Phil Jackson y Jerry Reinsdorf, dueño de los Chicago Bulls, permitieron que un equipo de filmación de NBA Entertainment siguiera al grupo durante la temporada. El resultado: 500 horas de grabación con imágenes inéditas que hoy, veintitrés años después, son la principal fuente para componer de “The Last Dance”, la serie documental que muestra el camino de los Bulls para conseguir su segundo tricampeonato, en medio de un ambiente conflictivo y desgastado tras varios años de alta competencia.
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La miniserie fue producida por la cadena ESPN y sus diez capítulos se emitieron semana a semana a través de Netflix. El último capítulo se estrenó el pasado 18 de mayo. En poco tiempo se ha convertido en un fenómeno global y la respuesta de la crítica ha sido abrumadoramente positiva. “Ofrece la mejor y más íntima mirada de cómo Michael Jordan y los Chicago Bulls dominaron el mundo del deporte en la década de 1990, revelando los desafíos y las tribulaciones por las que Jordan navegó para convertirse en uno de los atletas más exitosos en la historia del deporte”, escribió Jen Chaney en New York Magazine.
Aquí, cinco razones por las que hay que verla:
1.- Por su valor histórico. “The Last Dance" nos muestra imágenes de gran factura cinematográfica, que fueron grabadas tras bambalinas. Eso es algo muy común en estos días, pero no lo era en los años noventa, época en que la imagen digital prácticamente no existía. El documental aprovecha la riqueza de ese material de archivo, que se complementa bien con las transmisiones de los noticieros de esos años y con el propio archivo de la NBA para darle una dimensión más amplia a jugadas específicas.
2.- Retrata los claroscuros de una estrella. No hay que ver “The Last Dance” como una historia imparcial. Todo lo que se expone y no se expone, entre imágenes y declaraciones, ha sido aprobado por el propio Jordan. Sin embargo, eso no impide retratar los matices de su personalidad. Por un lado, vemos al deportista que nunca claudicó e hizo todo lo que estuvo en sus manos para convertirse en el mejor basquetbolista de la historia. Y por otro, observamos a la estrella consumida por la popularidad, en situaciones donde revela su arrogancia y aires de superioridad sobre sus compañeros y todo aquel que se atreviera a retarlo, dentro y fuera de las canchas.
3.- Tiene una exquisita banda sonora. Un buen fondo musical permite siempre darle la atmósfera precisa a las imágenes que vemos en cualquier pieza audiovisual. Eso sucede con “The Last Dance”, donde se combina lo mejor del hip hop y R&B de la década de los noventa con algunos artistas contemporáneos, además de añadir las dosis exactas de rock (cómo no hacerlo en las escenas que aparece el gran Dennis Rodman). Entre otros temas, suenan Sirius de Alan Parsons Project, Encore de Jay Z, Ruff Ryders Anthem de DMX y Work de Gang Starr. A ellos se le unen Kanye West, Chance The Rapper y Lupe Fiasco, todos raperos nacidos en Chicago.
4.- Muestra una época entrañable: los maravillosos y turbulentos años noventa. Aunque fue una época particularmente movida -no solo aquí, sino en el mundo-, la década del noventa le genera nostalgia a toda una generación, especialmente a los millennials. Fueron años en donde la cultura popular estadounidense se hizo sentir en diferentes lugares del planeta, influenciada principalmente por Michael Jordan. Todos querían ser como él o, a menos, tener las icónicas zapatillas Air Jordan para sentir que en esta vida todo se puede lograr.
5.- Evidencia la influencia positiva del deporte en el mundo. En tiempos donde se debate el retorno de las actividades deportivas en el contexto de la pandemia, “The Last Dance” muestra lo esencial que es el deporte en la vida de las personas. En este caso, el básquetbol. Solo basta ver el episodio en el que el “dream team” viaja a los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 y toda la emoción que se genera en las miles de personas que los siguen. Michael Jordan, además, obtuvo todo lo que obtuvo gracias al deporte. Y no la tuvo fácil. Eso puede resultar inspirador para cualquiera. //