(Foto: FPF / Agencias)
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Arturo León

Después de ganarle 3-0 a Chile (y hacer buenos partidos contra Alemania y Holanda) a finales del 2018, la sensación, lo que se decía, lo que se comentaba en la calles, era que Perú estaba para ganar la . O, en todo caso, que ese tenía que ser el objetivo de Ricardo Gareca como entrenador. Hoy, luego de perder 3-0 contra Colombia, la mayoría de peruanos tiene serias dudas de si pasaremos la primera fase. No sorprende. Esto es típico en los hinchas de todo el mundo. Asociar los resultados recientes con el futuro es lo más fácil de hacer, pero la verdad es que nadie tiene una bola de cristal para predecir lo que pasará el 14 de junio que inicia la Copa. Al Mundial llegamos con 15 partidos invictos, practicando el mejor fútbol de la era Gareca, y perdimos los dos juegos siguientes. La goleada sufrida ayer no es, necesariamente, un adelanto de lo que se viene. Es más bien un partido interesante de analizar, que servirá para corregir errores y hacer algunas reflexiones como las que planteamos a continuación. 

Yoshimar Yotún. En este Perú de Gareca, la posición que ocupa el zurdo es clave. Él es la salida del equipo, el primer pase, el organizador, el que mueve los hilos en el medio campo, el que filtra los pases a los delanteros, el que recupera, rompe líneas y remata de fuera distancia. Se nota tanto su presencia que, cuando él está bien, el equipo está bien. Tenemos posesión, circulación de pelota, llegamos a línea de fondo y generamos peligro, situaciones de gol. Lo mismo pasa cuando no está en su mejor tarde, como ante Colombia. Perdemos la pelota en zonas peligrosas, dividimos la pelota en vez de cuidarla y carecemos de esa colectividad en ataque que por momentos practicamos tan bien (el famoso "chocolate"). ¿Dependemos mucho de él? ¿Yotún tiene que trabajar para ser un jugador que casi no cometa errores? ¿Sus funciones podrían ser transferidas a otro futbolista, como Tapia, por ejemplo? Algunas preguntas que me vienen a la cabeza. No se le puede pedir que juegue siempre 10 puntos. Que hay momentos en los que puede decidir mejor y arriesgar menos, es cierto. De la expulsión no voy hablar: fue una tontería.

El recambio. Los amistosos sirven, a grandes rasgos, para dos cosas: probar el equipo titular que jugará el partido oficial próximo y ver la actuación de futbolistas (en los segundo tiempos) que habitualmente no son titulares. Me da la sensación, y no es la primera vez, que cuando nos faltan cuatro o cinco jugadores de los 'fijos', el equipo pierde un peso importante. Es lógico, lo sé. Pero preocupa que sea tan notorio. No me pasó lo mismo con el Colombiano. Al contrario, varios de los jugadores que ingresaron potenciaron el accionar de los dirigidos por Carlos Queiroz. ¿Solo tenemos 13 o 14 jugadores que pueden alternar en el equipo titular sin que se resienta el nivel que ha mostrado la selección el último tiempo? Es probable. Digo esto porque nos ayuda a pisar tierra. No porque fuimos al Mundial y llegamos al Top 10 del Ranking FIFA, ahora somos potencia. Tenemos lo justo. Cuando el equipo está completo, competimos contra cualquiera de igual a igual, como dice Gareca. Cuando no lo está, la cosa cambia.

Christian Cueva. Si se lo propone, pero sobre todo cuando se tiene confianza, el ‘8’ puede ser imparable. Por la banda con velocidad y aceleración, por el medio con cambios de ritmo y amagues indescifrables, de espaldas al arco con esos giros que solo él sabe hacer. No hizo un partidazo contra Colombia, pero mostró todo su repertorio ofensivo. Con un Cueva así, no me molestaría sacrificar un volante para jugar con dos delanteros. Christian sabe moverse por todo el frente de ataque y suele tirarse más a la izquierda, razón por la que casi no vimos tocar el balón a Christofer Gonzales en el duelo contra Colombia. Además, lo que todos queremos ver es a Guerrero y Farfán arriba en el equipo titular de la Copa América (y Eliminatorias). Atrás de ellos, el Cueva enchufado, habilidoso, que no le teme a centrales que le sacan dos cabezas de diferencia y se atreve a pasar por los espacios menos esperados.

La actitud del equipo. Más allá del resultado, me gusta la actitud que mostró la selección desde el primer minuto. Jugaron el partido como si fuera de Eliminatorias, reclamaron como si el encuentro fuera definitorio para clasificación a Qatar 2022, pelearon las divididas con la misma intensidad que los colombianos. En definitiva, dejaron ver una energía en el campo digna de aplaudir. Queremos verlos así siempre. Con ganas de ganar, ser mejores que el rival, cualquiera que sea. Queremos ver a Advíncula aplicando su máxima velocidad en cada corrida, a Tapia tirarse al césped para interceptar todos los pases posibles, a Carrillo persiguiendo al jugador que le quitó la pelota en pleno ataque. Eso sí, tenemos que aprender a tirar buenos centros. Llegamos a línea de fondo, desbordamos, hacemos buenas duplas por las bandas, pero no centramos bien. O muy cortos, o muy largos. Ninguno a la cabeza de los peruanos. Una hora más practicando centros después de cada entrenamiento no vendría mal. Lo otro, la pelea, los conatos de bronca, los gritos acalorados al árbitro, tenemos que evitarlos. O hay que medirlos. Si nos van a expulsar un jugador, que no sea por una tontería.

Los centrales. En el sistema o colectivo defensivo, la nueva pareja de zagueros cumple. Están acoplados a los automatismos que Gareca y su cuerpo técnico han construido con mucho trabajo. Y es una pareja inédita, lo que le da más méritos al nuevo dúo. Ahora, si hablamos de actuaciones individuales, creo que tanto Abram como Araujo tienen techo para mostrar mucho más. Hay cosas que irán adquiriendo con el paso del tiempo, como la costumbre de enfrentar a delanteros de primer nivel como Radamel Falcao o Duván Zapata. Ante ellos no puedes marcar igual que con los de la liga local de Argentina. Quizá ahora se nota más porque todavía tenemos el recuerdo fresco del ‘Mudo’ Rodríguez, un defensa capaz de solucionar, con sus propias virtudes, cualquier problema. De Ramos se extraña su capacidad atlética para el juego aéreo. ¿Con ellos se sentía mayor seguridad abajo? Pienso que sí. Pero, en general, Perú ha demostrado que sabe defenderse.

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