Esta selección ha hecho renacer la identidad que posiblemente habíamos perdido: ahora llevar el escudo nacional o cantar el himno nacional no es una obligación.
Esta selección ha hecho renacer la identidad que posiblemente habíamos perdido: ahora llevar el escudo nacional o cantar el himno nacional no es una obligación.

Por Mario Reyes Bossio *

Es una tarea, y hay que hacerlo. 

En las sociedades modernas, el deporte constituye un agente promotor de calidad de vida de la población, así como de la salud, educación y organización. El deporte en especial el fútbol es una actividad con amplios beneficios para la sociedad, más aún en esta sociedad peruana que prolifera la violencia, la inseguridad, las conductas inadaptativas y socialmente negativas, se erige como un medio para combatir todas estas actividades inadecuadas. Como lo ha sido todo evento deportivo a través de la historia; citando a Germen (1999) manifestaba que no hay problema más allá del modo en que una cultura los constituye como tales. 

Es un momento ideal, pese a la eliminación de Perú del Mundial de Rusia 2018: el fútbol ha logrado dirigir la atención a los jóvenes para fortalecer e incentivar en ellos la realización de una práctica deportiva disciplinada, científica y tecnológica, de incentivar la cultura física. Ha conseguido que los objetivos que se proponen se pueden lograr, que no hay que rendirse ante las dificultades, y que la vida es un juego en donde se gana o se pierde, pero lo principal es que prevalezca la participación colectiva, la integración grupal, la comunicación social, los objetivos educacionales y el fortalecimiento de las relaciones sociales sobre todo. 

Esta selección ha hecho renacer la identidad que posiblemente habíamos perdido: ahora llevar el escudo nacional o cantar el himno nacional no es una obligación. Es un sentimiento vivo que se está enseñando y valorando y que se ha incentivado a través de este regreso mundialista. 

El fútbol y la selección peruana en estos últimos dos años ha probado hasta a quienes no lo siguen que el esfuerzo, la persistencia, la constancia y la disciplina constituyen hábitos saludables, favorece el crecimiento, forma el carácter, en el desarrollo volitivo para enfrentar los obstáculos en la vida social, en pensar optimistamente, creativamente e independiente, permite el trabajo en equipo, el fortalecimiento de la autoestima, en las orientaciones de meta, fortalecer lazos de amistad. Las nuevas generaciones son lo han escuchado ni visto en video: han sido testigos. Incluso protagonistas. En conclusión el deporte garantiza mayores beneficios en la salud, en la educación, en la formación de valores y en el crecimiento personal y social. 

El deporte es un medio y no un objetivo. Nos dio alegrías. Nos probó cosas. La tarea ahora es imitarlo a todas nuestras actividades. A la que parece más chica. A la que parece imposible. 

* Psicólogo deportivo y docente UPC.

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