El amor en pareja es complejo, intenso y algunas veces, cuando todo se termina, puede vulnerar sentimientos. Pero también tiene cosas positivas: permite compartir momentos especiales, proyectarse a futuro y desarrollar un genuino afecto por esa persona que nos acompaña. A pesar de los tropiezos o las malas experiencias, hay quienes no se rinden en la búsqueda por encontrar a su “media naranja” (como dirían los más cursis). De acuerdo con Orson Welles, únicamente a través del amor podemos crear la ilusión momentánea de que no estamos solos.
Son las ocho de la noche en un bar de Miraflores y, hombres y mujeres, cada quien por su lado, van llegando a este lugar para formar parte de la experiencia de ‘Citas Rápidas’. La mezcla de distintos perfumes se apodera del ambiente. Sus edades oscilan entre los 35 y 55 años y las profesiones que ejercen son disímiles entre sí (abogados, ejecutivas, médicos, contadoras) pero los une esas ganas de conocer a alguien con quien pasar un momento divertido y, quien sabe, ese sea el inicio de una buena amistad o algo más.
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A los veinte participantes se les asigna un número y reciben una cartilla, en la que luego colocarán el nombre de las personas con las que tuvieron mayor afinidad (según eso, la organización proporciona los datos personales a quienes coincidieron). Las chicas se sientan sobre un larguísimo mueble de terciopelo de color rojo, mientras que los caballeros, cada diez minutos, van rotando de silla en silla para entablar una nueva conversación. El sonido de una campanilla indica que es el turno de tener otra cita, aunque algunos no quieran moverse de su sitio.
En esta dinámica las reglas son claras. El celular se debe mantener en modo silencio, hay que llevar siempre el fotocheck de identificación, no se permite emplear lenguaje vulgar u ofensivo, tampoco pedir correo electrónico o redes sociales, ni tomar fotos o videos. La privacidad es uno de los pilares de la minuta de normas que hay que seguir. También se hace hincapié a los caballeros en no saltarse de mesa. Y para que las cosas fluyan, se aconseja no monopolizar la charla, mantener contacto visual, proyectar buen sentido del humor y tratar de que las preguntas sean ligeras, pero con la intención de conocer a quien se tiene al frente.
REINA DE CORAZONESDetrás de una relación, muchas veces hay un cupido. En este caso, la encargada de flechar a las parejas, es Pamela Sotomayor. Ella llegó al Perú en el 2013 luego de vivir dos décadas en Houston, Estados Unidos, donde conoció el formato de speed dating. Dos años después instauró la idea en nuestro país y confiesa que los primeros participantes sentían un poco de desconfianza. “Con el tiempo fueron tomando el formato con más naturalidad. Lo principal es establecer bien los filtros, como el rango de edad y la ocupación a que se dedican. Por ello siempre pedimos el DNI y la copia de un título o certificado de estudios”, cuenta.
Desde que organiza ‘Citas Rápidas’, Pamela ha sido testigo de la unión de numerosas parejas que perduran en el tiempo. Dice que su mayor satisfacción es cuando varios de los participantes le escriben contándole que encontraron una persona con la que salen formalmente, o que están de enamorados. Pero también es consciente de que “no todos encontrarán al amor de su vida en esta dinámica”. Por eso recomienda que los participantes vengan con la mejor predisposición, tomándose las cosas con calma.
Uno caso de éxito, por decirlo de alguna forma, es el de Aracelly, jefa de RR. HH. de una corredora de seguros, que se animó a participar de la experiencia en junio del año pasado. Aquella vez conoció a Enrique, un hombre unos cuantos años mayor que ella con el que hizo clic al instante. Cuenta que buscaba alguien con quien compartir sus pasatiempos: ambos gustan de la lectura, ver películas y pasar sus ratos libres en casa, antes que salir de fiesta a una discoteca. Pocos meses después de conocerse se fueron a vivir juntos y hoy tienen una infinidad de planes.
“El verdadero amor es un sentimiento que nos une, nos hace crecer y nos hace sentir felices. No hay que tener miedo de querer enamorarse”, comenta Pamela. Tras casi dos horas, con un break de quince minutos, las diez parejas que participan del evento manifiestan distintas emociones. A la mayoría se les ve contentos y con la intención de seguir con la velada. Otros pocos, sigilosos, prefieren regresar a casa. Y es que el amor es así: un juego donde no todos ganan, pero por el que vale la pena apostar. //