Taylor Swift ha conseguido romper records de ventas con su álbum de folk. (Beth Garrabant).
Taylor Swift ha conseguido romper records de ventas con su álbum de folk. (Beth Garrabant).
Oscar García

En historia de la música popular es común encontrar a artistas poco convencionales que, en algún punto de su carrera, decidieron cambiar su sonido para sonar más comerciales, digeribles o para vender más discos. No hay nada intrínsecamente malo en ello, desde luego, pero no todos ellos han sido REM para realizar ese trasvase con dignidad. Ejemplos de lo opuesto son más escasos, acaso porque la comodidad de ser un éxito popular tiende a suspender la inquietud creativa que es la partera del mejor arte. Hace unos días comentábamos acá , quien ha sacado un disco como , bastante alejado del gusto adolescente que la encumbró. Igual ha sido un triunfo comercial.

Desde luego hay ejemplos más emblemáticos. La carrera de los Beatles, cuando tenían al mundo a sus pies, fue un esfuerzo impresionante por no repetirse, álbum tras álbum. Scott Walker, que empezó a cantar en los años sesenta con los Walker Brothers, cambió de norte musical en décadas posteriores para abrazar el experimentalismo de vanguardia. En Latinoamérica, bandas como Soda Stereo, Café Tacuba y Babasónicos se caracterizaron en algún momento por dar giros radicales de estilo en cada disco. A continuación, juntos pero no necesariamente revueltos, presentamos una breve lista de artistas de pop y rock que, ya en la cima, optaron por sacar discos de un talante distinto, que combinaban ambición y madurez artística con mucha valentía para desafiar las expectativas de sus fans.


Kanye West (808 & Heartbreak, 2008)

Luego de tres discos que cimentaron su posición como el mejor productor de hip hop de su promoción, y un eficaz rapero, Kanye West lanzó 808 & Heartbreak, un disco genial que confundió a su base leal de seguidores: ya no había samples pichicateados de oscuras bandas de soul de los 60s y la bases hip hop estaban prácticamente ausentes. En su lugar, solo había tristeza, por la muerte de su madre, y doce canciones compuestas con ayuda de un sintetizador, una drum machine (la Roland 808 a la que alude el título) y un micrófono con autone, elementos que que expandieron su paleta sonora, en su momento muy original, aunque esta haya sido copiada en exceso por Drake y similares años después. //

La influencia de 808 & Heartbreak en el hip hop ha ido creciendo desde su aparición, cuando tuvo un recibimiento más bien frío.
La influencia de 808 & Heartbreak en el hip hop ha ido creciendo desde su aparición, cuando tuvo un recibimiento más bien frío.


Radiohead (Kid A, 2000)

Hacia 1997 Radiohead era la banda de rock más importante del planeta gracias al tremendo éxito que obtuvo su tercer disco, Ok Computer, una reflexión sobre la automatización de la vida cercana al Y2K y la desnaturalización de las relaciones (o algo así dijeron), que complació a sus incondicionales y a los críticos por partes iguales. Todo bien hasta ahí: el tema era que los de Oxford ya no querían la fama o ser una banda de rock, sino desaparecer completamente. Así salió Kid A (2000), un disco que partió las aguas. Le dijeron adiós a las melodías, a los temas basados en guitarras, cambiaron su forma de componer y alumbraron un disco electrónico que encuentra su fundamento en el ritmo y la textura ambiental. //

Kid A, la obra con la que Radiohead saludaba el nuevo milenio.
Kid A, la obra con la que Radiohead saludaba el nuevo milenio.


The Beatles (Revolver, 1966)

A grandes rasgos podríamos dividir la carrera de los Beatles en dos etapas, y cada una empieza con un conteo progresivo. Please Please Me, el que marcó el despegue de la beatlemanía, inicia con un Paul McCartney jovial y gritando “¡1, 2, 3, 4!” En Revolver, es Lennon el que cuenta, pero su voz es distinta: suena medio aletargada y lisérgica, no hay rastro de humanidad y se oyen ruidos de cintas de fondo. Son los de Liverpool inaugurando su nueva etapa de experimentación en el estudio, con guitarras estridentes, uso de loops y cintas hacia atrás. Entre uno y otro había solo tres años de diferencia pero un océano de distancia. //

Con Revolver, y su anterior Rubber Soul, los Beatles inauguran una etapa en que el estudio de grabación fue un instrumento más.
Con Revolver, y su anterior Rubber Soul, los Beatles inauguran una etapa en que el estudio de grabación fue un instrumento más.


Bob Dylan (Bringing It All Back Home, 1965)

Para entender la gravedad del giro que supuso Bringing It All Back Home en la obra de Bob Dylan, hay que recordar que gracias a este el músico cambio de estatus ante sus viejos fans: pasó de nuevo mesías a “¡Judas!”, por la traición que suponía, a sus ojos, haber dejado la guitarra acústica por una eléctrica y por acercarse al formato rock, una música que veían como veleidad de adolescentes. El nuevo rumbo de Dylan convertiría en batalla campal sus shows hasta su retiro de los escenarios en 1966, por un accidente en moto. Igual, este disco y los otros dos grandes trabajos que siguieron (Highway 61 y Blonde on Blonde) le granjearon un nuevo público que no lo ha abandonado hasta ahora. //

La surreal portada de Bringing It All Back Home, el disco que "electrificó" a Bob Dylan.
La surreal portada de Bringing It All Back Home, el disco que "electrificó" a Bob Dylan.


Bruce Springsteen (Nebraska, 1982)

En su tiempo, Columbia Records consideró a Nebraska un disco suicida para la carrera de Springsteen. Ellos esperaban al sucesor deThe River, otro disco de rock grabado con la mejor banda del planeta (la E Street Band), y El Jefe les entregó en cambió una cinta precaria con canciones desoladas, grabadas por él mismo en la soledad de su casa. Encima les exigió que no la alteren, que la quería escuchar tal cual, con “aire” y ruido ambiental. Varios ingenieros de sonido fueron convocados para la tarea y casi todos se sintieron insultados, pero había que respetar la visión del artista. El descarnado Nebraska es un hito en la carrera del de New Jersey y el sello quedó más que contento dos años después, cuando este les entregó, ahora sí, un bombazo comercial llamado Born in The USA (1984).

Entre The River y Born in The USA, Bruce Springsteen publicó este disco acústico, grabado en un sencillo portaestudio en su casa por él mismo. No fue un éxito en las radios pero es una de sus más queridas obras.
Entre The River y Born in The USA, Bruce Springsteen publicó este disco acústico, grabado en un sencillo portaestudio en su casa por él mismo. No fue un éxito en las radios pero es una de sus más queridas obras.


The Beach Boys (Pet Sounds, 1966)

Para 1966 el líder de los Beach Boys, Brian Wilson, estaba cansado de escribir canciones sencillas sobre autos, chicas y diversión en la playa. La adolescencia de su banda terminaba y la madurez exigía nuevos lenguajes por explorar. Para colmo, había tenido una crisis nerviosa que lo alejó de las giras. Al quedarse solo en el estudio, tuvo el tiempo de dar forma al sonido que escuchaba en su cabeza, que iba más allá de la plantilla que él mismo había creado. Reclutó a los mejores músicos de Los Angeles (The Wrecking Crew) y con ellos dio forma a un disco que más de cincuenta años después sigue maravillando a nuevos fans por su innovación armónica, temática y laboriosidad pop. Una joya del siglo XX. //

Portada de Pet Sounds, la obra maestra de The Beach Boys.
Portada de Pet Sounds, la obra maestra de The Beach Boys.


Christina Rosenvinge (Frozen Pool, 2001)

La carrera de Christina Rosenvinge conoce de al menos dos reinvenciones considerables y todas ellas han estado marcadas con la salida de un disco específico. La primera se dio con la aparición de Que me parta un rayo, el disco que la hizo popular en Hispanoamérica (con temas como Tu por mi), y que la distanció por completo del pop naif y la imagen cuasi infantil que se había ganado en España con el duo Alex y Cristina. La segunda reinvención podría ser con el álbum Cerrado (1997) y más específicamente con Frozen Pool (2001), que marcarían el inicio su etapa de experimentación en la escena neoyorquina, de la mano de miembros de Sonic Youth. Su aventura anglosajona continuó en Foreign Land (2002) y culminó con Continental 62, que alude al nombre del vuelo que la llevó de vuelta a Madrid. //

Frozen Pool, de Christina Rosenvinge, fue el inicio de su trilogía neoyorquina.
Frozen Pool, de Christina Rosenvinge, fue el inicio de su trilogía neoyorquina.


Robi Rosa (Vagabundo, 1996)

La aparición de Vagabundo en 1996 fue como uno de esos milagros que nadie solicita pero que igual llegan de pronto para cambiarle la vida a muchos. Nadie se lo esperaba, al menos, dado los peculiares antecedentes que se tenía de su autor, el portorriqueño Robi Draco Rosa, que solía cantar y dar saltitos de felicidad en la banda juvenil Menudo, además de actuar en películas de valor cinematográfico dudoso como Salsa (1988). Vagabundo, su segundo disco como solista, fue grabado nada menos que por el ex Roxy Music Phil Manzanera y derrochaba rock, poesía y una clase inédita en cada surco. Rosa haría luego una carrera como compositor de éxitos para Ricky Martin. //

Vagabundo fue el segundo trabajo solista de Robi Draco Rosa, que en su adolescencia militó en Menudo.
Vagabundo fue el segundo trabajo solista de Robi Draco Rosa, que en su adolescencia militó en Menudo.


Harry Styles (Harry Styles, 2017)

Haber pertenecido a una boy band es como ser besado por la muerte si lo tuyo es querer ganar de pronto una credibilidad artística. Muy pocos cantantes extraídos de canteras similares han podido dar el salto a algo más ambicioso y, si lo han hecho, no siempre han triunfado. En el 2017, el ex One Direction lanzó su debut en solitario y desde el primer tema se notaba sus deseos de empezar desde cero, para construirse una nueva casa. Armó una banda de rock, ese género que cada vez huele más a naftalina, y sacó un disco divorciado del gusto adolescente del momento, su público, sin texturas electrónicas, sin hi hats de trap, ni bases de reggaeton. Suena a la música que escuchan los papás de sus fans, si es que estaban en la onda glam en los setentas. Como sea, un nuevo público se expuso a un sonido distinto, que muchos tienden a dar por muerto. //

Portada de Harry Styles, el debut de el One Direction Harry Styles.
Portada de Harry Styles, el debut de el One Direction Harry Styles.


Jorge González (El futuro se fue, 1994)

Luego del amargo divorcio de Los Prisioneros, el que fuera su líder, Jorge González, se embarcó en una carrera solista de perfil alto y muy consonante a sus ganas de sorprender e incomodar hasta a sus más leales. Lo hizo primero con un disco de pop descaradamente comercial y tan optimista que parecía la negación consciente a la mala leche que había caracterizado sus mejores trabajos (el shock de verlo sonriendo y cantando es inolvidable. Su segundo disco fue una pesadilla para la discográfica: González admitió años después que tenía el dinero y el estudio pero no las canciones. Ante esa sequía, se limitó a grabar pistas de ritmos básicos sobre las que improvisó voces y coros. El disco le valió ser despedido por EMI y tiene hoy un status de culto entre sus incondicionales. //

Así era el arte de tapa de El Futuro Se Fue, el segundo disco solista de Jorge González, y el que motivó su despido del sello.
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