"La columna soñada", por Pedro Suárez Vértiz. (Ilustración: Nadia Santos)
"La columna soñada", por Pedro Suárez Vértiz. (Ilustración: Nadia Santos)
Pedro Suárez Vértiz

Ahora que ya pasó la tormenta mediática a raíz de la algarabía de haber clasificado a un Mundial de fútbol después de 36 años, se puede vislumbrar verdades sorprendentes. En primer lugar, el repechaje fue lo mejor que nos pudo pasar como experiencia previa. Estuvo bueno el shock sufrido tras el empate con Nueva Zelanda, pues nos demostró que podíamos bajar al peor nivel futbolístico de pronto y sin aviso, a pesar de nuestros éxitos.  

Además, Gareca no quedó odiado para toda la vida en su país, por haberle ganado a Argentina en la Bombonera este año y descalificarla. Eso fortalece las relaciones futuras en torno al fútbol con el país de Gareca. Solo por mencionar una pequeña consecuencia de esto, vean que todas las cadenas, como FOX o ESPN, quieren mucho a Perú hoy y los nombres de nuestros jugadores son mencionados con mucha más frecuencia. Gareca ha hecho con el jugador peruano –no necesariamente internacionalizado– lo que Gastón Acurio hizo con nuestros cocineros ambulantes: mostrarlos al mundo.

El primer gran logro fue clasificar al Mundial. Muchos escépticos consideran esto como el simple fin de una batalla. Pero la inmensa mayoría de peruanos, llenos de euforia y esperanza, siguen pensando que simplemente ya nos tocaba. Por lo segundo el optimismo se desbordó e hizo hasta a los periodistas preocuparse. Todos decían que el pueblo pecaba de un peligroso triunfalismo. Pero, gracias a Dios, todo pasó y estamos en Rusia; no hay más que discutir. 

 Ya clasificados, el sorteo para definir a los cuatro equipos de cada grupo se hizo con suma anticipación para que así se pudiera tener un estudio correcto de los equipos rivales y locaciones. Antes del sorteo, como resume Arturo León en una nota deportiva del diario El Comercio, se dividían las opciones en tres grupos. Primero, los que quieren que Perú juegue contra una potencia. Puede no sonar favorable, pero como él señala: “El hecho de que Cristiano Ronaldo, por ejemplo, pueda enfrentar en un mano a mano al ‘Mudo’ Rodríguez pone la piel de gallina y es bueno experimentarlo”. Luego está la mayoría, que, con argumentos totalmente razonables, quiere que a Perú no le toque ningún rival peligroso. Que se la lleve fácil. Finalmente, el tercer grupo de hinchas considera que lo mejor es que nos toque contra un grande y otros dos de nivel relativamente bajo para disfrutar del espectáculo de jugar contra un equipo de talla privilegiada y tener a la vez posibilidades de llegar a octavos. 

Todo esto es confrontado por Ricardo Gareca en su última entrevista a ESPN: “Todos los rivales son complicados. Pase lo que pase, toque quien nos toque, el objetivo es clasificar a la siguiente ronda”. Finalmente, se realizó el sorteo y nos tocó Francia, Dinamarca y Australia.

Para muchos, el principal problema es Francia. Pero no al nivel de estar dentro de un grupo mortal. De hecho, los grupos están equilibrados. No se repitió algo como el ‘grupo de la muerte’ del Mundial pasado en Brasil, en el cual estaban Chile, Holanda, Australia y España.

El diario francés L’Équipe no tardó en cantar victoria y minimizar a nuestra selección. Luego del sorteo, en su portada recita: “Diego Maradona tuvo una mano feliz para los Azules [Francia] al colocar a Perú, el adversario más débil del temido bombo 2”. La respuesta la dio Jefferson Farfán. Él dijo: “Siempre van a hablar cosas así, porque hace mucho tiempo que no vamos a un Mundial. Pero es momento de darnos a conocer y demostrarles de lo que estamos hechos los peruanos”. 

La verdad es que nada está dicho. El fútbol trae muchas sorpresas y el Mundial más aún. Solo miren a Costa Rica en Brasil 2014. Le tocó en fase de grupos a Italia, Uruguay e Inglaterra. Aun así pasaron. Debemos aprovechar el reto para demostrar la calidad de equipo que tenemos.

Confieso que pareciera que estoy soñando. No puedo creer que esté escribiendo sobre el Perú en un Mundial. La última vez que lo hice fue a los 11 años y hoy recién lo puedo volver a hacer a los 48 años. Esta es realmente una columna soñada.

Esta columna fue publicada el 09 de diciembre del 2017 en la revista Somos.

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