Casi tres mil peruanos llenaron una tribuna en el Atahualpa de Quito para ser testigos del 2-1 de Perú. La mayoría, muchachos sub 20 que solo han visto un Mundial en la TV o jugándolo en Play. (Foto: AFP)
Casi tres mil peruanos llenaron una tribuna en el Atahualpa de Quito para ser testigos del 2-1 de Perú. La mayoría, muchachos sub 20 que solo han visto un Mundial en la TV o jugándolo en Play. (Foto: AFP)
Miguel Villegas

Desde petiso se jugaba la vida en 90 minutos. Así nomás era. Tenía 16 años y para ir hasta el Monumental de la U, debía tomar un mototaxi, una combi, la Vía de Evitamiento, otra moto en la Carretera Central hasta entrenar. Todos los días, las mismas dos horas de viaje. Pero nunca llegaba tarde Edison Flores. Al contrario. En la II zona de Collique, pese a la pocas monedas y las mismas zapatillas, siempre le enseñaron a ser educado, a ser puntual, a ser cortés. "Si no saludas a todos podrás ser buen futbolista, pero nunca buena persona", le decía Héctor Chumpitaz, con su 1.68 que parecen 3 metros. Fue uno de los primeros profesores que creyó en él, lo sacó de la cancha La Chancadora y lo llevó a su academia. Era el 2010 y en esos años, ni siquiera podía soñar con jugar en la selección mayor. Eso sí, Orejas ya se ganaba la vida a las patadas. Ya soñaba con la casa para la familia. Le pegaba con los únicos chimpunes que le remendaba Carlos, su viejo zapatero. Le pegaba con la furia del que quería almorzar, algún día, algo más que tallarines con atún de su mamita. Le pegaba porque era chiquito y su barrio, picante. Pasó todo muy rápido, una película, y el mismo futbolista que llegó con su chimpunera pirata a debutar en la U 2011, y que ese mismo año fue campeón de América Sub 20, es hoy el peruano que todos queremos ser. El que hace 5 goles en una Eliminatoria. El que todavía declara nervioso. El que patea como Ñol con el cuerpo del Chorri.

Enano, orejón y humilde, Edison Flores es hoy un poco el Perú, cuarto de la Eliminatoria a Rusia a falta de dos fechas. Nadie lo tenía en los planes. Y aunque NO ESTÁ CLASIFICADO –con mayúsculas-, ha despertado una ilusión imprevista, inocente, ajena. Orejas lo resume todo. Es nuestro jugador bandera.

¿Qué otras historias han definido a esta selección? ¿Cuánto tuvo que ver Ricardo Gareca en la formación de este grupo de veinteañeros que están a solo 180 minutos de clasificar al Mundial? Las respuestas a estas y otras preguntas mañana en Somos

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