El próximo mes se cumplen dos años desde que me subí por primera vez en mi vida a un Tesla. Sí, el reconocido auto eléctrico de la firma de Elon Musk, su CEO. En aquel momento nos encontrábamos culminando nuestro viaje de Luna de Miel con Ana Lucía, mi esposa. Habíamos solicitado un Uber al aeropuerto de Barajas, en Madrid. Y por una travesura digital mía, que les contaré en el siguiente párrafo, llegó uno de los últimos modelos de Tesla a trasladarnos al aeropuerto. Por supuesto que nos horrorizamos pensando que el cobro que aparecía en el aplicativo era mentira y hasta pensamos que había un engaño detrás del mismo. No fue así.
Sucede que en España se había colocado por aquella época una promoción u oferta (como quieran llamarlo), en la que se promovía el uso de su flota elite, Uber Black. Y siempre y cuando se solicitasen “autos verdes”. Es decir, aquellos que cuidan el medioambiente gracias a su desempeño. Como el Tesla. Fue así como accedimos a un carrazo y por el cómodo precio de un Uber clásico. Yo solo quería comprobar si aquella promoción del aplicativo no era un fraude. Pero por unos segundos, cuando vimos por la ventana de nuestro hospedaje llegar al Tesla rechinando, sudé frío. Más aún cuando del mismo se bajó el chofer correctamente vestido con un terno negro, camisa blanca y zapatos perfectamente lustrados que, para ser sincero, le jaló el ojo hasta a mi esposa. Yo solo pensaba que la había embarrado. Hoy recordé todo esto cuando leí un tweet del periodista Angel Jiménez de Luis, del diario español El Mundo. El mismo que decía:
La verdad es que la noticia no me sorprendió, ni emocionó. La venta de productos en línea, de cualquier tipo ya es un hecho, una realidad. Lo comenté hace unos días cuando les conté mi extraordinaria experiencia de compra en Amazon con los envíos de DHL. El mundo de las transacciones está cambiando a pasos agigantados y no solo en el mundo digital. La conocida empresa de venta de autos Carvana que basa sus operaciones en Arizona, Estados Unidos, desarrolló una increíble máquina expendedora de autos. Sí, así como lo están leyendo. Como comprarte un chocolate snickers en una máquina expendedora de alimentos y ver cómo te lo entrega y cae en segundos. Solo que esta vez la operación es con automóviles y tarda veinte minutos. Puedes acercarte a esta máquina, elegir el modelo que deseas, pasar tu tarjeta de crédito y listo. Si no me creen… miren este video:
Carvana no ha sido la única. El revolucionario e-commerce chino Alibaba también cuenta hace más de un año con una máquina similar. Se llama TMall y según consigna el site peruano TEC: “a través de la app de ventas de Alibaba llamado Taobao, el cliente puede tomar una foto de un auto en la calle y buscar el mismo modelo en el catálogo de autos de la tienda”. Luego, al ser elegido, dicho comprador puede acercarse a esta máquina TMall y finiquitar su compra. Para muestra un botón…
En nuestro país aún estamos muy lejos de presenciar este tipo de tecnologías. Y por distintos motivos (ustedes ya deben estar imaginándolos). Mientras esperamos la llegada de ese mundo, aquí, al otro lado del charco, a nosotros solo nos queda leerla. Ayer curiosamente fui a Crisol a comprar el libro del escritor Ashlee Vance, “Elon Musk: el creador de Tesla, Paypal, SpaceX que anticipa el futuro”. Saludos al vendedor y estudiante de Periodismo de la tienda del mall Open Plaza Angamos quien me reconoció y contó que “La columna que debes leer antes de comprar un dron” lo atrapó para seguir metiéndose en el mundo de estos vehículos aéreos no tripulados.