Cuando la naturaleza falla, la ciencia puede ayudar. Por eso, un grupo de investigadores está desarrollando técnicas de fecundación "in vitro" para salvar al rinoceronte blanco del norte, que se encuentra al borde de la extinción con tan solo tres ejemplares en el planeta que viven en Kenia.
En el parque de conservación de Ol Pejeta, los veterinarios que conviven a diario con estos tres ejemplares buscan soluciones drásticas para hacer frente a una situación extrema: intentar salvar la especie. Y el tiempo corre en su contra.
Desde que los tres rinocerontes llegaron hace seis años a la reserva, los embarazos naturales han sido inexistentes ya que la especie, incluso en zonas donde está protegida, presenta una tasa de natalidad muy precaria.
"La única opción ahora es desarrollar métodos de reproducción asistida para permitir que nazcan nuevas crías de rinoceronte blanco del norte, y estamos experimentando", explica Richard Vigne, director de Ol Pejeta.
Aunque no hay ninguna garantía de éxito y conlleva riesgos, los expertos consideran la fecundación asistida como la única vía de supervivencia de la especie tras haber agotado otras posibilidades.
"Nunca antes se ha hecho en rinocerontes por lo que no se sabe qué va a pasar ni cuánto tiempo vamos a tardar en obtener resultados", confiesa Vigne, que insiste en que vale la pena intentarlo porque, de lograrlo, se habrá salvado la especie.
Tras la muerte a finales de noviembre de Nola, una rinoceronte blanca del norte de 41 años de edad que vivía en un zoológico de San Diego (EE.UU.), la situación de la especie ha empeorado notablemente.
En los últimos meses, los veterinarios de Ol Pejeta han realizado controles de salud a los tres rinocerontes, dos hembras y un macho, para evaluar sus posibilidades de reproducción.
Los exámenes determinaron que las dos hembras no pueden reproducirse de forma natural: Fatu, la más joven, tiene lesiones degenerativas en el útero mientras que su madre, Najin, tiene las patas traseras muy débiles, lo que dificulta que pueda ser montada y podría causarle complicaciones durante el embarazo.
Los veterinarios también detectaron algunos problemas en los espermatozoides del macho, Sudán, de 42 años, que dificultan las posibilidades de reproducción.
Teniendo en cuenta estas circunstancias, un comité de expertos trazó un nuevo plan: combinar óvulos y esperma en el laboratorio para crear embriones que puedan gestarse en otras variantes de rinocerontes.
De hecho, el esperma de Sudán ya ha sido congelado en un banco de semen de manera que, aunque falleciera, se pudiera usar para engendrar nuevos ejemplares.
Desde Ol Pejeta admiten que será "complicado" y calculan que se podrían tardar hasta tres años en desarrollar las técnicas requeridas, para las que se necesitaría una inversión de cerca de un millón de dólares.
Durante años, el ser humano ha contribuido con la caza furtiva a la extinción de estos animales, cuyos cuernos se pagan a precios superiores al oro en los mercados asiáticos debido a supuestas propiedades curativas y afrodisíacas.
Ahora, también está en sus manos ayudar a salvarlos a través de una campaña para recaudar fondos y financiar esta investigación bajo el lema "Haz un rinoceronte, salva una especie". Hasta el momento ha conseguido recaudar más de 16.000 dólares.
"Ahora la gente está más consciente de los problemas medioambientales y espero que contribuyan a salvar al rinoceronte blanco del norte", dice esperanzado Vigne.
El tráfico ilícito de marfil y cuerno de rinoceronte es una importante preocupación en el este de África, donde Kenia y Tanzania son los principales países de salida de estos productos, que luego viajan a China, Tailandia o Vietnam.
Fuente: EFE