La semana pasada inicié un tema que me ha preocupado desde hace décadas y, tal como amenacé, hoy lo concluyo. Creo que desperdiciamos una oportunidad al subestimar la inteligencia de los niños.
Estoy convencido de que en el currículo de primaria se pueden incluir temas que no se enseñan actualmente, o se enseñan mucho más tarde, a pesar de que serán de gran utilidad en el aprendizaje de secundaria.
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ADJETIVOS Y ESCALAS
Una de las cosas que se pueden enseñar en primaria es la importancia de la escala: explicar lo que representa un centímetro en un mapa y por qué no hay otra manera de hacer caber un continente en una imagen de tamaño razonable. También es una buena ocasión de mostrar lo que representa un centímetro en el plano de una casa, o para hacer entender por qué en ciencia no hay adjetivos.
Este tipo de palabras que expresan una cualidad, como ‘grande’, ‘duro’, ‘caliente’, etc., no significan nada en ciencia. Quince grados para un día en Canadá es cálido, y 3.000 grados es frío para una estrella. Cuarenta grados es muy caliente para el cuerpo humano y frío para una taza de café. Lo que es duro para un pan es blando para una madera, y un vidrio es muy duro comparado con la madera y muy blando al lado de un diamante.
Podría continuar con todos los adjetivos; la conclusión es que no tiene sentido cuando se trata de ciencia, para lo cual están las escalas y los números. Hay una escala de dureza (de Mohs), que va del calcio al diamante. La escala de las estrellas incluye la temperatura y el color.
“Ampere, Volta, Faraday, Edison, Otto, Benz y Marconi fueron los que cambiaron el mundo del siglo XIX”
ASTRONOMÍA
Es muy útil intentar una escala en astronomía porque nos ayuda a entender la inmensidad y el vacío del espacio. A los alumnos de primaria se les puede llevar a la cancha de fútbol y a un extremo poner una toronja de 15 cm y, guardando la escala, poner a cinco metros media cabeza de alfiler, de un cuarto de milímetro, que sería Mercurio. A 10 metros pondríamos media cabeza de alfiler (Venus), a 15 metros una cabeza de alfiler muy chica que representaría la Tierra, con 1,2 mm.
A 25 metros una cabeza de alfiler más chica que la Tierra sería Marte, y se nos acaba la cancha porque el próximo planeta, Júpiter –el más grande de los planetas–, que está a 81 metros y es una bola de siete cm de diámetro. Para alcanzar a Plutón, que es un grano de arena, hay que andar cuatro cuadras y media. La estrella más cercana está por Panamá a 4.000 km.
OTRAS OPORTUNIDADES
Cuando en otros cursos se encuentran descripciones de paisajes o menciones del viento u otro fenómeno natural, se puede aprovechar para enseñar algo nuevo. La tierra roja (‘pucallpa’ en quechua y ‘eritrea’ en griego) generalmente contiene hierro, un mineral común. Cuando la piedra es verde, probablemente alberga cobre, que es otro elemento.
Una buena ocasión para dar una idea sobre lo que es un elemento y de paso explicar que el aire es una mezcla de dos elementos –a temperatura normal gases– que hay que enfriar a menos de 160 grados bajo cero para que uno se licúe. No se necesita explicar más para poner la base de ideas que se repetirán a menudo.
En secundaria la historia es nuevamente útil, y hay que recordar que no fueron los reyes ni las guerras las que marcaron el cambio. Ampere, Volta, Faraday, Edison, Otto, Benz y Marconi fueron los que cambiaron el mundo del siglo XIX. En 1905, Max Planck y Albert Einstein revolucionaron la física y pusieron la base de la energía atómica que cambiaría el concepto de la guerra. En 1947, en los laboratorios Bell nació el transistor, que haría posible la era digital. Solo añadiré que la enseñanza de secundaria debería incluir cálculo con integrales y derivadas.
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LA AMENAZA
En 1798, antes de Louis Pasteur, el clérigo y economista inglés Thomas Malthus publicó “Un ensayo sobre los principios de población”. Él decía que al paso actual eventualmente la población superaría la producción de alimentos.
Al iniciarse la era industrial varios precursores adelantaron su preocupación sobre el cambio climático. En 1962, Rachel Carson publicó “La primavera silenciosa”, advirtiendo cómo estábamos amenazando la naturaleza produciendo cambios ecológicos. Lo demás es historia y materia de otro artículo.
‘SINE QUA NON’
Todo lo que he escrito la semana pasada y hoy tiene un requisito. Se trata de la profesión más importante para el progreso de cualquier país, y para ilustrarlo, un ejemplo.
EE.UU. tiene 9 millones de kilómetros cuadrados, 328 millones de habitantes y todos los recursos imaginables. No debe sorprender que son la primera potencia económica del mundo. China tiene un área de 9′600.000 km2 y una población de 1.400 millones. Tiene todos los recursos naturales que uno puede imaginar más los metales raros para hacer transistores. Es muy comprensible que sea la segunda potencia económica, camino a sobrepasar a EE.UU. Japón posee solo 378.000 km2 y 126 millones de habitantes. Su único recurso natural es el mar que lo rodea.
“Quince grados para un día en Canadá es cálido, y 3.000 grados es frío para una estrella”
Siempre me pregunté por qué Japón es la tercera potencia económica del mundo, hasta que me lo dijeron.
En uno de mis viajes a tierras japonesas me invitaron a visitar una fábrica de autos, en una ciudad de más o menos un millón de habitantes, pegada a otras semejantes. Mis anfitriones me llevaron a almorzar a un restaurante muy elegante y, mientras almorzábamos, entró un caballero impecablemente vestido (como casi todos los japoneses), que tenía entre 40 y 70 años de edad (en Japón es muy difícil determinar con exactitud la edad de alguien).
Todos los comensales interrumpieron el almuerzo para saludarlo con una gran venia, y él contestaba a todos y les sonreía a algunos y saludaba a otros. Fue hasta el final del salón donde había una mesa puesta y un mozo esperándolo. Les pregunté a mis anfitriones que si era el alcalde o un personaje de televisión. La respuesta fue: “Es el profesor del colegio”.
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