En un momento todavía no determinado del próximo mes de marzo, la misión ExoMars de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) despegará desde la base rusa de Baikonur en un cohete Protón-M que transportará en su interior una cápsula con un pequeño robot, el cual está programado para recoger tierra de Marte y averiguar si el planeta vecino pudo albergar vida.
La ESA se prepara para una aventura marciana que Europa desarrolla con la agencia rusa Roscosmos y que ha requerido 15 años de recorrido político, científico e industrial.
En el 2018, la nave expulsará un módulo de aterrizaje en forma de platillo llamado Schiaparelli, que atravesará la atmósfera marciana con dirección a la región Oxia Planum. La nave, de 600 kilos, frenará con un paracaídas y acunará el aterrizaje con pequeños chorros de propulsión cuando se aproxime a 2 metros del suelo.
A continuación, desplegará varios paneles solares, extenderá sus patas y extenderá una rampa por la que descenderá un robot que explorar el terreno hasta encontrar un lugar idóneo para excavar.
Pruebas del Rover de la ESA en Atacama (Chile) con vistas a la exploración de Marte (Foto: Astrium – E Allouis)
Localizado ese punto, el robot desplegará un taladro para extraer una muestra a dos metros bajo tierra. Se trata de una profundidad inédita en Marte, donde hasta ahora solo se había recogido tierra a pocos centímetros de la superficie, nunca en el subsuelo.
Durante cuatro días, el aparato se dedicará a analizar esas muestras y a enviar los resultados a su nave matriz, que durante cinco años permanecerá en la órbita de Marte indagando sobre sus gases atmosféricos.
Más exploradores
El robot se convertirá en el cuarto aparato controlado que pise suelo marciano (hasta ahora todos de la NASA).
La ESA y el Reino Unido ya llegaron a Marte con el Beagle en el 2003, pero se perdió contacto con el aparato al aterrizar a la superficie, ya que dos de sus cuatro paneles solares no lograron desplegarse y bloquearon su antena de comunicaciones.
Así que el primer cometido de ExoMars será demostrar que Europa puede realizar un aterrizaje exitoso en el planeta rojo.
La misión arrancará en una coyuntura de interés creciente hacia Marte, que actualmente sobrevuelan sondas como la india Mangalyaan o la estadounidense Maven.
ExoMars engloba dos misiones: el satélite para el estudio de Gases Traza (Trace Gas Orbiter, TGO) y Schiaparelli integran la misión prevista para 2016. (Foto: ESA)
ExoMars preparará también el camino hacia una misión no tripulada a Marte de ida y vuelta, prevista para el 2020, y empujará la investigación por un camino cuya próxima gran frontera será llevar astronautas al planeta rojo para saber si el ser humano puede vivir como forastero en otros mundos.
Fuente: EFE