(Ilustración: Víctor Aguilar Rúa)
(Ilustración: Víctor Aguilar Rúa)
Elmer Huerta

La sociología es la ciencia social que se ocupa del estudio científico de la estructura y funcionamiento de las sociedades humanas. Analiza los fenómenos colectivos que ocurren en una zona geográfica y un grupo poblacional como consecuencia de la actividad social de los seres humanos, tomando en cuenta el contexto histórico-cultural en el que esos seres humanos se encuentran inmersos.

Para interpretar la actividad social de las personas, la sociología usa métodos cualitativos y cuantitativos. Los métodos cualitativos hacen el análisis cuidadoso del comportamiento de grupos pequeños de personas, buscando responder el porqué, el cómo y el para qué se toman decisiones. Los métodos cuantitativos tratan de responder preguntas más objetivas, tales como: cuáles fueron, cómo se llegó a y cuándo se tomaron las decisiones que afectaron la estructura y el funcionamiento de un grupo social.

Un ejemplo de estudio sociológico es aquel que compara las actitudes y comportamientos sobre la economía, la moda o la vida sexual entre las generaciones de ‘baby boomers’ y ‘millennials’. Otro es el que analiza las relaciones de poder entre los diversos grupos que componen una determinada sociedad, como hombres y mujeres por ejemplo.

—Violencia de género—

"Somos una sociedad que convive con la violencia hacia la mujer. No solo porque tenemos un alto número de violadores sexuales [...] sino porque tenemos un silencio cómplice".  (Ilustración: Giovanni Tazza)
"Somos una sociedad que convive con la violencia hacia la mujer. No solo porque tenemos un alto número de violadores sexuales [...] sino porque tenemos un silencio cómplice". (Ilustración: Giovanni Tazza)

La sociedad peruana se estremeció la semana pasada cuando se reveló que una voluntaria del censo nacional fue víctima de una violación sexual en el domicilio de un depravado. Ese hecho ocurrió una semana después que se revelara un violento caso de abuso de género en el que un hombre arrastró por la calle a su compañera y solo se detuvo al darse cuenta de que estaba siendo filmado. En ambos casos, se pronunciaron frases que evidenciaron una enorme falta de respeto hacia la mujer.

En el primero, el violador justificó su acción porque –según él– la mujer no gritó y, por lo tanto, lo permitió. En el segundo, el abogado del agresor declaró que su defendido no había arrastrado a la mujer, sino que solo la había jaloneado para llevarla a un lugar tranquilo y resolver sus problemas. Ambos hechos pusieron en el tapete la pregunta de cuán sexista –léase machista– es la sociedad peruana.

—Machismo—

Definido como el prejuicio o discriminación hacia la mujer, el machismo tiene su origen en la falsa creencia de que el hombre es superior, creencia que origina un conjunto de actitudes y comportamientos sociales que hombres y mujeres adoptan en su vida diaria. Obviamente, el objetivo del machismo es perpetuar una sociedad patriarcal o de dominancia masculina, y es una forma de pensamiento que oprime a la mujer, expresándose a nivel individual, colectivo e institucional. Dicha opresión se manifiesta en explotación económica y dominación social en el campo familiar, académico, intelectual, científico y sexual.

Veamos algunos ejemplos de situaciones que perpetúan esa situación. Una mujer violada es criticada por la ropa que usa. Un donjuán es visto completamente diferente por la sociedad, comparado con una mujer que tiene las mismas características. Un hombre que se luce con una pareja de menor edad es aceptado por la sociedad, la que rechaza el caso opuesto.

Otros ejemplos son creer que ellas necesitan siempre del hombre para ser felices, que la maternidad es esencial para que puedan realizarse como mujer, o que se crea que son el sexo débil. A pesar de ser actividades eminentemente femeninas, los mejores cocineros, diseñadores y modistos del mundo son varones, pues se cree que son más capaces. Y no podemos dejar de mencionar en esta columna que, por aceptarse que la ciencia es una actividad masculina, las mujeres están poco representadas en este campo.

—Una cadena que no se rompe—

Sabiendo que niños y niñas están al cuidado de los padres durante los primeros años de la vida y que esa vida se desenvuelve en una sociedad machista, los sociólogos se preguntan cuál es el rol de la mujer en perpetuar el machismo en la casa y en la sociedad.

Siendo la madre una mujer adulta que siente en carne propia y observa el rol disminuido de la mujer, ¿por qué muchas veces cría a sus hijas perpetuando su papel sumiso al varón? ¿Por qué permite y refuerza la asignación de roles en el hogar desde la primera infancia, desalentando la participación del niño en tareas percibidas como propias de la mujer, mientras que alienta el rol secundario de sumisión de las niñas hacia el padre y los hermanos varones? ¿Por qué contribuye a la formación de hijos no respetuosos y de hijas dependientes?

Sin duda que el haber crecido en una sociedad patriarcal, en la que lo masculino es sinónimo de fortaleza y lo femenino de debilidad, ha moldeado las actitudes y comportamientos de la mujer adulta. Es posible –piensan los sociólogos– que las actitudes sexistas de algunas mujeres en su hogar –y que mantienen el statu quo– no sean conscientes, sino que sean actitudes inconscientes para no buscar problemas y no romper el equilibrio que les conviene a ellas y a sus hogares. Quizá consideran que el cambio es inútil y que sus hijas deben seguir sus pasos para no causarles problemas en el futuro.

Un cambio de actitud hacia la igualdad de hombres y mujeres no será consecuencia de leyes y decretos, sino de criar hijos que respeten a las mujeres e hijas que busquen su independencia económica. En ese sentido, el rol de los padres –especialmente de la madre– es vital, la escuela solo debe moldear lo adquirido en la casa.

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