En el curso de una mañana, Dave Tyler, un ingeniero de sonido británico de 45 años, comenzó a sufrir fuertes dolores de cabeza. A la jaqueca le siguieron la pérdida de movimiento en un lado del cuerpo, la disminución en la capacidad de tragar y la aparición de un temblor constante en los ojos.
Tyler acabó desplomándose en medio de una reunión de trabajo, hasta que lo llevaron al servicio de emergencia y de allí a cuidados intensivos.
Tras una serie de exámenes médicos y preguntas, los médicos concluyeron con un diagnóstico: el hombre había sufrido un derrame cerebral.
Quizá el diagnóstico no sorprenda, ya que Tyler manifestaba los síntomas típicos de un derrame. Pero lo que sí llama la atención son las razones que dieron lugar a este incidente.
Según determinaron los especialistas, se trató muy probablemente de un caso de síndrome del salón de belleza.
Este puede ocurrir cuando se extiende demasiado el cuello, como ocurre cuando nos lavan el pelo en la peluquería. Puede dañar las arterias, lo cual puede dar lugar a la formación de un coágulo, seguido por un derrame.
-Aprender a caminar-
Tyler pasó tres meses internado en el hospital y luego tuvo que aprender a caminar otra vez, ayudado por un bastón. Todavía no puede conducir y en muchas ocasiones siente dolor, aunque no sintió ninguna molestia en el momento en que le lavaron el pelo.
El salón le pagó a Tyler cerca de US$ 115.000 y el caso no llegó a la corte.
Según le dijo Tyler a la BBC, aunque la persona que le hizo el lavado no utilizó fuerza excesiva, no lo hizo con el cuidado suficiente y eso fue lo que causó el problema.
"Los peluqueros tienen a su disposición una especie de almohadón que deberían utilizar, pero muchos no lo hacen porque les da pereza o porque interfiere con el lavado", señaló Tyler.
Deberían tener más conciencia de que "el cuello es una zona muy delicada, llena de nervios y arterias que conectan el cerebro con el resto del cuerpo", recalca. Esto se podría "haber evitado, teniendo cuidado y protegiendo el cuello", agrega.
-Caso poco común-
Un derrame puede producirse si el tejido de una arteria en el cuello se rompe, explica Alexis Wieroniey, de la Asociación de Derrames en Reino Unido.
Si la arteria carótida -que va directamente al cerebro- se parte o se daña, con el tiempo se van formando coágulos de sangre que pueden provocar un accidente cerebrovascular. Sin embargo, el tipo de accidente que sufrió Tyler es poco común.
"Hay muy pocas posibilidades de que se produzca una herida en una arteria por extender el cuello hacia atrás, cuando estás sentado en una silla para que te laven el pelo", aseguró Wieroniey.
El cuello es una zona muy delicada por donde pasan arterias que conectan el cerebro con el cuerpo. (Foto: SCIENCE PHOTO LIBRARY)
Y "no se ha establecido un vínculo definitivo entre el lavado del pelo (con esta modalidad) y los derrames", agregó.
En opinión de Pippa Tyrrell, especialista en medicina de derrames de la Universidad de Manchester (Reino Unido), esta clase de heridas producidas por un movimiento brusco son más frecuentes en accidentes de tráfico, o cuando esquiamos, buceamos o nos lanzamos al vacío desde un sitio en altura sujetados por una banda elástica. Asimismo, es difícil determinar en qué momento se produce el daño.
"Alguien podría haberse dañado la arteria antes y solo haberlo notado cuando le lavaron el pelo", explica Tyrrell.
La ruptura de la carótida puede ser causa de derrame a cualquier edad y si alguien sufre dolores de cabeza y en un lado del cuello, debe buscar atención médica.
-Antecedentes-
En 1997, la revista médica "The Lancet" publicó un informe sobre una mujer de 42 años que sufrió un derrame después de que le lavaran la cabeza.
El informe argumenta que el derrame fue causado por un daño en la arteria carótida derecha interna.
Los médicos recomendaron que los peluqueros usen un almohadón para garantizar que el cuello no se estire demasiado.
En otro estudio, elaborado en base a observaciones en el 2000, médicos estadounidenses concluyeron que las personas que sufren con frecuencia dolores y mareos deben ser precavidas a la hora de lavarse el pelo en la peluquería.