La tranquilidad de la Playita de Salango, en el parque nacional Machalilla, se vio interrumpida la primera semana de junio cuando un grupo de personas ingresó intempestivamente a la zona. Empezaron a realizar mediciones, taparon la señalética del área protegida que indicaba acceso restringido y en su lugar pusieron letreros donde decía: “se vende”.
Los guardaparques de Machalilla comentan que estas personas llegaron acompañadas de un abogado y mostraron un documento, supuestamente firmado por un funcionario del Ministerio del Ambiente y Agua de Ecuador (MAAE), que demostraría que 140 hectáreas de playa y bosque seco tropical circundante eran propiedad privada. Es más, estas personas les pidieron a los guardaparques que abandonaran el lugar.
De inmediato distintas ONG ambientales rechazaron lo sucedido y manifestaron su preocupación pues esta pequeña porción de playa, que no supera los 800 metros de longitud, es la joya de la corona para la anidación de cuatro especies de tortugas marinas en riesgo de extinción, principalmente para la carey (Eretmochelys imbricata) que se encuentra catalogada por la Lista Roja de la UICN como en Peligro Crítico.
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¿Cómo se invadió la Playita de Salango?
El parque nacional Machalilla se creó en 1979 y es una de las primeras áreas protegidas de Ecuador. El país reconoció, en ese entonces, la importancia de la zona y la urgencia de proteger sus ecosistemas: los bosques secos y semisecos, y los ambientes marino-costeros del sur de la provincia de Manabí. Son 41 754 hectáreas terrestres y 14 430 hectáreas marinas protegidas, incluida la reconocida isla de la Plata.
Machalilla cuenta con una historia de protección de 41 años y es por eso que personas como Luis Suárez, director de Conservación Internacional Ecuador y Felipe Vallejo, director de la fundación Equilibrio Azul están extrañados de que ahora aparezcan personas que dicen ser dueñas de algunas zonas del parque.
“Es muy sorpresivo y sospechoso que, luego de más de 40 años de creación del parque, aparezca gente que diga que son dueños de la tierra y que estuvieran callados tanto tiempo”, comenta Vallejo.
Luis Suárez no dudó en hacer público lo que pasaba en la Playa de Salango pues, desde su experiencia, si no hay una respuesta rápida cuando ocurren invasiones como esta, luego se vuelve más difícil hacer cualquier tipo de intervención.
Es por eso que, una vez conocida la aparición de personas que estaban “loteando” la playa y el bosque, Suárez hizo tres recomendaciones que consideró indispensables para atender la situación. “La primera es desalojar a estas personas y mostrar presencia del Estado porque los guardaparques están asustados y necesitan respaldo. La segunda es hacer una investigación de lo que están reclamando estas personas, indagar si su título de propiedad es legítimo. Finalmente, fortalecer la administración del parque para enfrentar los múltiples desafíos ambientales y sociales de esta área protegida”, dice.
De hecho, tanto organizaciones ambientalistas como las autoridades del Parque Nacional elevaron la denuncia ante el MAAE. El personal del Ministerio, junto con la Policía Nacional, llegaron al sitio varios días después de que se presentara la invasión, retiraron los letreros y anunciaron el inicio de las investigaciones correspondientes.
Mongabay Latam se contactó con el MAAE y en comunicación oficial aseguraron que “se retiraron los letreros de la familia Dávalos [quienes aseguran ser dueños de 140 hectáreas en la Playa de Salango], se les indicó a las personas que se encontraban en el predio que el MAAE no ha emitido ningún documento de adjudicación de tierras, fueron desalojadas y se retiraron los letreros que mencionaban propiedad privada”. También afirmaron que están realizando los procedimientos técnicos y legales para reconocer si el predio es particular y que han solicitado los respectivos documentos de respaldo.
“El Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica no permitirá la vulneración de ningún Área Protegida […] Seremos implacables al momento de velar por el cumplimento de la normativa ambiental vigente”, añadieron.
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¿Predios privados en un área protegida?
En el momento de su creación muchas áreas protegidas en Latinoamérica se han superpuesto con propiedades privadas. En teoría, estos conflictos son resueltos previamente al establecimiento de la zona reservada pero la realidad ha mostrado que muchas veces esto no es así.
“Son muy pocas las áreas protegidas que tienen catastros sobre las propiedades existentes dentro de ellas e identificación de casos por conflictos de tierras que ameriten una solución o intervención por parte del Estado”, comenta Manuel Morales, abogado ambiental de la Corporación de Gestión y Derecho Ambiental Ecolex —una organización que brinda asesoría en la formulación de políticas, legislación y manejo de conflictos socioambientales—.
En el caso de Machalilla, ONG y abogados ambientales consultados insisten en que es muy extraño que aparezca un supuesto dueño después de tanto tiempo. Sin embargo, eso es algo que la ley tendrá que determinar y por ello son enfáticos en que las investigaciones avancen con celeridad.
El artículo 37 del Código Orgánico del Ambiente (COA), que entró en vigencia en 2018, indica que “los posesionarios regulares o propietarios de tierras dentro de un área protegida, que lo sean desde antes de la declaratoria de la misma, mantendrán su derecho a enajenar, fraccionar y transmitir por sucesión estos derechos sobre estas tierras”. Es decir, aunque pequeña, podría existir la posibilidad de que estas personas tuvieran derechos legales.
No obstante, incluso si las personas que invadieron resultaran ser dueños legítimos de las 140 hectáreas que reclaman, no pueden hacer lo que quieran en el lugar. “El hecho de que se reconozcan derechos de propiedad dentro de un área protegida no quiere decir que el propietario pueda evadir las limitaciones de uso que establezca el Plan de Manejo del área”, indica el abogado Morales y añade que “en ningún momento se permiten lotizaciones dentro del área protegida, eso es imposible”.
Las actividades que pueden realizar quienes tengan predios dentro de áreas protegidas son, según indicó el MAAE a Mongabay Latam, las que estén relacionadas a la protección, conservación, investigación, uso y aprovechamiento sostenible de la biodiversidad, recuperación, restauración, manejo integral del fuego, educación, aspectos culturales, recreación y turismo controlado.
Por otro lado, en caso de que los papeles no fueran legales, “se tendrían que iniciar acciones legales por falsificación de documentos e investigar a todos los funcionarios públicos relacionados al ilícito”, cuenta Morales.
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Una playa vital para la supervivencia de las tortugas marinas
Felipe Vallejo, director de la fundación Equilibrio Azul, ha sido un histórico defensor de la conservación y la biodiversidad del parque nacional Machalilla. Para él, más allá de que las 140 hectáreas pertenezcan al Estado o a un privado, lo que importa es que están dentro de un área protegida. “Queremos destacar lo importante que es esta zona y lo imperdonable que sería que se permita la invasión del lugar”, dice.
De acuerdo con Vallejo, la Playita de Salango, en este parque nacional, es la más importante para la anidación de tortugas carey en todo el Pacífico de Sudamérica. “Se estima que solo hay 500 hembras anidadoras en todo el Pacífico Oriental. Cada nido de esa tortuga es como si fuera de oro, un tesoro que hay que cuidar”, comenta.
Según datos de Equilibrio Azul, en esta zona de solo 800 metros de longitud se han registrado, en más de 10 años, a 50 hembras adultas que llegan a colocar sus huevos. Es decir, aquí llega aproximadamente un 10 % de toda la población de tortuga carey del Pacífico Oriental —desde México hasta el norte de Perú—.
“Así mismo, en la temporada 2019-2020 se registraron 48 nidos de esta especie que, tomando en cuenta la situación crítica en la que se encuentra, cada uno de ellos es un verdadero tesoro. A eso debemos sumar que en este 2021 se registraron cuatro nidos exitosos de otra especie al borde de la extinción, la tortuga laúd del Pacífico Oriental (Dermochelys coriacea)”, añade Cristina Miranda, Coordinadora Científica de Equilibrio Azul.
Como si esto fuera poco, en la Playita de Salango también anidan la tortuga verde (Chelonia mydas) catalogada como En Peligro por la Lista Roja de la UICN y la tortuga golfina (Lepidochelys olivacea), considerada como Vulnerable en ese mismo listado.
La preferencia de estos reptiles marinos por esta playa en especial no tiene una explicación muy clara pero uno de los motivos comprobados, según Vallejo, es porque se trata de uno de los pocos sitios de la costa ecuatoriana que todavía mantiene sus características naturales: dunas, un arrecife de coral cercano, vegetación hasta la playa, un denso bosque que impide la llegada de luces artificiales en las noches —algo indispensable para que estos animales aniden— y que ese bosque también ayuda a controlar la erosión.
Vallejo también menciona que la Playita de Salango es un ejemplo de conservación de ecosistemas críticos en el país pues mantiene uno de los pocos remanentes de bosque seco tropical —el más amenazado del mundo— que queda en estado saludable en la costa del Ecuador. “Tocar un solo árbol aquí sería un crimen”, concluye.
El artículo original fue publicado por Antonio José Paz Cardona en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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