Para Santiago De la Puente su lugar feliz es Punta San Juan. Escuchar el sonido del mar, oler el guano, oír a los lobos marinos y ver un pingüino. Fue en Punta San Juan donde cambió el rumbo de su carrera, en sus encuentros con los pescadores descubrió otra forma de entender las dinámicas de los océanos.
“Ahora ya no me considero biólogo, sino un científico interdisciplinario”, dice De la Puente desde la Universidad de British Columbia, en Canadá, donde investiga las pesquerías en Perú, y en todo el mundo, desde una visión multidisciplinaria que involucra componentes biofísicos, sociales y económicos. Además elabora modelos para determinar el impacto de las políticas relacionadas con la pesca.
En esta entrevista con Mongabay Latam habla sobre los problemas de las pesquerías en Perú, el camino que aún falta recorrer en relación a la pesca artesanal y la importancia de involucrar a los pescadores en la toma de decisiones.
¿Cómo empezaron sus investigaciones sobre las pesquerías?
Cuando estudiaba biología en la Universidad Cayetano Heredia viajé a la reserva Punta San Juan –que ahora forma parte del Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneros– para una pasantía durante un verano que, en verdad, me cambió la vida. Mi trabajo estaba vinculado a estudiar la ecología de pingüinos, lobos marinos y aves. Entonces veíamos a los pescadores como enemigos naturales de lo que hacíamos, ya sea porque se metieron a la reserva a pescar de manera ilegal o porque cuando tiraban sus redes, a veces, ahogaban aves y lobos marinos de manera incidental.
¿Por qué dice que esa pasantía le cambió la vida?
Iba a los colegios de la zona y dábamos charlas sobre la importancia de la conservación de los pingüinos y otras especies. Ahí conocí a una niña cuyo papá era pescador. En un momento, en su casa no les estaba yendo muy bien, pero ocurrió que un día cayó un pingüino en la red que fue una salvación pues se convirtió en una cena excelente. Entonces, me quedé pensando sobre cuál era el potencial de ver a los pescadores no como enemigos, sino como aliados. Yo siempre había estado interesado en los animales y nunca me había dado cuenta de la importancia de entender a los humanos que estaban en ese entorno y cómo eso se relacionaba con la conservación.
¿Qué hizo entonces?
Luego estuve vinculado a proyectos para ver cómo la pesca puede contribuir a la seguridad alimentaria y al desarrollo nacional sin perjuicio del ambiente. Trabajé en mecanismos de trazabilidad para la pesca y empecé a entender la relación de la ciencia con las leyes. Como mi papá era abogado, trabajé con él para fortalecer el marco legal de la pesquería de la anchoveta y fue una experiencia excelente. Por otro lado, aprendí sobre la importancia de no ser especialista en un solo tema, sino de aprender de múltiples cosas para fomentar mejores decisiones.
¿Qué tipo de decisiones?
Empecé con cosas ecológicas, luego con temas legales, después con la trazabilidad de las cadenas de valor y con temas nutricionales. Ahora me especializo en integrar información de múltiples y diferentes fuentes para hacer evaluaciones que nos permitan tomar mejores decisiones.
¿Decisiones a nivel de gobierno?
En el 2012, cuando estuve de asesor de la viceministra de pesquería, Patricia Majluf, en el Ministerio de la Producción tuvimos todo un tema con la pesquería de la merluza. El Imarpe [Instituto del Mar del Perú] recomendaba para su recuperación una cuota muy baja: entre 4000 y 8000 toneladas. La industria estaba furiosa porque para ellos eran sus ingresos en el corto plazo al igual que para los pescadores, y nosotros estábamos hablando de temas de conservación de largo plazo. Era evidente que los argumentos utilizados no estaban evidenciando los indicadores que a la gente le importaba. Te puedo hablar de la importancia de la biomasa, pero no te estoy diciendo lo que el tomador de decisiones necesita. ¿Cómo está afectando a las otras pesquerías? ¿a los ingresos del Perú? ¿a la nutrición del país? ¿a las exportaciones? ¿al número de pescadores que no tendrán sueldo ese mes? Ese tipo de cosas no las habíamos conectado a la parte marina.
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Una mirada a la pesca artesanal
¿Cuál es la situación de la pesca artesanal en Perú?
Estamos tratando de evaluar qué está pasando con el estado de los recursos pesqueros artesanales y con los ingresos de los pescadores artesanales y lo que estamos viendo es que los recursos se están empobreciendo. Los pescadores ahora requieren completar sus ingresos económicos con otras actividades como el agro y la construcción. Si miramos cuánto duraba un viaje de pesca hace 30 años y cuánto toma el mismo viaje ahora, entonces duran mucho más. Las embarcaciones son mucho más grandes, la cantidad de redes o de anzuelos con la que salen es mucho mayor, el equipamiento desde el motor hasta los sonares son mejores. Todo aumentó, sin embargo, las capturas no han subido tanto como esperaríamos dado ese incremento del esfuerzo. Eso nos indica que el estado de los recursos no está bien.
Es una situación complicada
Los pescadores artesanales dentro de las embarcaciones son como trabajadores dentro de una empresa, donde luego de los descuentos de costos operativos se asigna una proporción para los salarios, entonces, el último en el escalafón es el pescador. Es un tema social muy serio, porque los pescadores artesanales necesitan suplir sus necesidades básicas y cada vez es más difícil, sobre todo los pescadores que son más selectivos. Los que utilizan redes de cerco o quienes se dedican al arrastre tienden a ser menos selectivos y comercializan todo con relativa rapidez, pero los pescadores más selectivos son los más afectados y están ganando menos con el tiempo, incluso por debajo del salario mínimo, eso es muy preocupante.
¿Es un trabajo multidisciplinario?
Mi trabajo depende de la colaboración de muchos otros investigadores y de muchas otras instituciones. Una gran parte de lo que hago es minar datos y buscar información en fuentes publicadas. Y luego trabajar con personas que tienen otras capacidades. Parte de lo que he desarrollado es esa red de investigadores de diferentes disciplinas interesados en las mismas cosas, con quienes podemos trabajar en conjunto. Si bien soy biólogo, ya no me considero biólogo, ahora soy un científico interdisciplinario.
¿Como científico interdisciplinario qué ha encontrado en las pesquerías?
Te das cuenta que en tu trabajo, por más bueno que sea, puede faltar algo. Y si ves con diferentes ojos el mismo problema tienes una mayor chance a llenar esos huecos. Por eso creo que mis máximos maestros han sido las personas que al principio veía como mis enemigos: los pescadores.
¿Qué aprendió de esos maestros?
Cuando empecé a trabajar con ellos y a entender cuáles eran sus preocupaciones y problemas fue súper ilustrativo para saber qué acciones priorizar. Mientras más te topas con puntos de vista distintos, eres capaz de reconocer el valor en ellos. Hay muchas maneras de conocer o de saber, yo tengo una aproximación sumamente científica, lógica y estructurada según los métodos de la academia, y los pescadores tienen otra manera de llegar al conocimiento, lo hacen de manera empírica y en base a sus propias experiencias.
¿Alguna experiencia que recuerde?
Recuerdo una que me sorprendió por completo. Fue en el norte cerca de unas peñas, donde un pescador sabía que había un tipo de pez y él sabía que esa especie estaba ahí cuando ponía un remo en la oreja, la sumergía y sonaba de una determinada forma. Eso me pareció increíble, lo que había hecho realmente era una versión sumamente hechiza de un sonar. Cuando un pescador te dice una cosa que realmente no va de acuerdo a lo que tú crees, lo primero que hace la gente de rechazar esa posición, pero en base a mi experiencia, hay que tomarse un respiro y darse cuenta que quizá no hemos visto el problema de manera completa. Creo que hay un valor gigantesco en el conocimiento tradicional, que nos puede llevar a tomar muy buenas decisiones.
Decisiones en conjunto…
Si todo viene desde arriba y se impone, siempre habrá una forma de ‘sacarte la vuelta’ para salir del problema en el que los estás metiendo. Sin embargo, si se desarrollan las políticas con ellos y los involucras desde el inicio, cualquier norma tiene muchísima más legitimidad. Pero tenemos un tema de urgencia, que es el estado en el que están los recursos pesqueros y cómo se agudizará con el cambio climático y a cuántas personas vamos a tener que alimentar con el crecimiento poblacional. Son factores que nos llevarán a una mayor crisis en un mediano o corto plazo.
El impacto del cambio climático en los océanos
¿Qué tanto se involucra a los pescadores en la toma de decisiones en Perú?
Si vemos lo que ha pasado con la pesca industrial en el Perú, hay un montón de involucramiento y ha sido para bien. Por ejemplo, es importante mencionar la colaboración de la industria pesquera en temas de evaluación de recursos naturales. Cuando va a salir una cuota de pesca, se participa a la industria y hasta se discute el inicio de la temporada. Pero en pesca artesanal eso todavía no lo vemos en el Perú. La pesca artesanal está muy fragmentada en múltiples gremios, asociaciones y federaciones. Además, los pescadores artesanales son muy diversos, un pescador de cortina en el norte no quiere lo mismo que un pescador de cerco en el sur. Entender esa diversidad y representarla en la toma de decisiones es un trabajo fuerte.
¿Ocurre en otros lugares?
En países como Inglaterra, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. En Japón hay muchísimo más involucramiento de los pescadores artesanales y los pescadores industriales en los procesos de toma de decisiones. Desde las preguntas de investigación que se priorizan hasta las regulaciones que se generan. Lo que yo hago es generar estos modelos que permiten representar la realidad en un universo matemático.
¿Qué se logra con estos modelos?
Podemos hacer cambios. Por ejemplo, qué pasa si reduzco la temperatura, qué pasa si reduzco esta biomasa o si la incremento. Es como una plataforma que me permita ver cuáles van a ser las reacciones antes de hacerlo. Es como predecir el futuro de una política. Con eso puedo saber cuál es la política que generaría el mayor beneficio o perjudicaría al menor número de actores. Ese tipo de evaluaciones son comunes en muchas latitudes, en Perú no. Y precisamente bastante del trabajo que hago está enfocado en Perú.
¿Hay otra experiencia que nos pueda contar?
Estamos trabajando cosas así en múltiples partes del mundo. Por ejemplo, con unas pesquerías en Noruega que capturan el cangrejo de las nieves. A mediados de los noventa esta especie no se encontraba en ese mar, que es un mar Ártico. Y aparentemente el cambio climático le ha permitido invadir ese ecosistema. La primera pregunta es de dónde viene ese stock y la otra pregunta es qué sucederá con el ecosistema, cómo afectará el sistema ecológico; pero a la vez es una especie sumamente atractiva comercialmente. Y precisamente este año, con el COVID-19, su mercado se incrementó mucho principalmente en Estados Unidos. Mientras vemos qué sucederá en lo ecológico a los noruegos les interesa saber cómo fomentar el desarrollo local en donde se pesca. Estamos evaluando diferentes escenarios climáticos en el futuro y qué podemos hacer para sacar el mayor provecho a esta especie.
Si hablamos de cambio climático, ¿qué variaciones se han visto en las especies?
Alrededor del mundo hay cambios en la distribución de las especies. En el mar peruano lo vemos todo el tiempo con el Fenómeno El Niño, por ejemplo, que produce un cambio en las condiciones marinas que favorecen a ciertas especies y perjudican a otras. Ese tipo de cosas las estamos viendo con el cambio climático. Vamos a tener cambios en las condiciones físicas del océano. Estamos viendo qué recursos con el tiempo serán menos abundantes y uno de ellos es la anchoveta, que es nuestra principal pesquería. Simplemente las condiciones de oxígeno y de temperatura poco a poco van a afectar el stock.
¿Entonces habrá menos anchoveta?
No hay una certeza que nos permita decir si ese va a ser el impacto, pero todo apunta a que se reducirá la biomasa de la anchoveta y que habrá una redistribución de este recurso. También esperamos condiciones más agresivas para múltiples especies que hoy en día son aprovechadas por todos los peruanos. Una pesquería manejada de manera sostenible permite amortiguar mejor los impactos y eso no lo tenemos. Tenemos muchas pesquerías donde no hay datos para regularlas.
¿Qué riesgos se pueden presentar?
Es crítico porque podría significar que hay un déficit en la oferta de recursos locales y que dependamos más de la importación. La pesquería que viene de fuera significa que la huella de carbono se incrementa y ese pescado estaría fomentando el cambio climático. Si eso se cumple significa que menos gente tendrá acceso al pescado y quienes dependen de esos pescados para su nutrición, probablemente tendrán una nutrición más pobre. Perú es una potencia mundial pesquera, pero todavía estamos por debajo del promedio mundial en consumo de pescado per cápita.
¿Qué se puede hacer en Perú?
Tenemos que pensar en cómo apagar el incendio no solo de hoy, sino el que se nos viene mañana. Y quizás buscar políticas que satisfagan diferentes necesidades. La sociedad debe decidir qué deberíamos cambiar y cómo deberíamos cambiar. Por eso estamos tratando de desarrollar diferentes técnicas para fortalecer los procesos de toma de decisiones.
¿Los gobiernos están tomando decisiones con base en estas investigaciones?
En el Perú está mejorando y tenemos el Imarpe, un instituto de investigación de primera a nivel internacional por las investigaciones que publican y la información que genera. Enfocado muchísimo en desarrollar herramientas de gestión para las pesquerías industriales, que son de alto valor pero los que se han visto relegados son los pescadores artesanales. Es fundamental tener una visión de planificación en el mediano y largo plazo como país. Creo que el Estado poco a poco ha avanzado en esa dirección, pero lo que falta es fortalecer los mecanismos de coordinación intergubernamental.
Entonces se deben hacer estos modelamientos en Perú…
Todas las publicaciones indican que mientras tengas mayor legitimidad en las normas y un mejor sistema de control y vigilancia de las políticas pesqueras, vas a tener un mejor manejo y un mejor desempeño en las pescaderías en el Perú. Estamos muy limitados en esos dos aspectos, tenemos muy buena ciencia, sin embargo, en materia de control y vigilancia tenemos un sistema débil.
Es un trabajo complejo…
He tenido el privilegio de tener un jefe que es una lumbrera, se llama Villy Christensen y no solamente es un genio, sino que ha sido el primero de su familia en asistir a la secundaria. Y es hijo de pescadores. Su papá era pescador, su abuelo era pescador, sus tíos eran pescadores. Es de una comunidad pesquera en Dinamarca, muy pequeña, que ya no existe. La única verdad en la que realmente creo es que debemos ver el problema con otros ojos.
El artículo original fue publicado por Yvette Sierra Praeli en Mongabay Latam. Puedes revisarlo aquí.
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