La catedral la Santa Ascensión está en medio de la isla Unalaska, la que a su vez forma parte de la cadena Aleutianas, entre el Océano Pacífico y el Mar de Bering en Alaska. (Foto: YouTube)
La catedral la Santa Ascensión está en medio de la isla Unalaska, la que a su vez forma parte de la cadena Aleutianas, entre el Océano Pacífico y el Mar de Bering en Alaska. (Foto: YouTube)
Redacción EC

Tocar las campanas de la catedral de la Santa Ascensión no se trata de jalar una simple cuerda. Durante los últimos 35 años, Okalena Patricia Lekanoff Gregory las hace repicar mientras se mueve al ritmo con una danza que aprendió de su padre y que está enseñando a su hija, cuenta la serie de Great Big Story.

"La gente asumo que para que suene una campana en la iglesia es simplemente tirar de una cuerda atada a una campana. Pero nuestra iglesia es diferente", dice Okalena desde el frontis de la catedral. "No es tan fácil como parece. Se siente como un baile para mí", agrega.

La catedral la Santa Ascensión está en medio de la isla Unalaska, la que a su vez forma parte de la cadena Aleutianas, entre el Océano Pacífico y el Mar de Bering en Alaska, Estados Unidos. Es un lugar icónico porque puede ser vista desde cualquier parte de la isla, por lo que todo la ciudad sabe y está al pendiente de sus campanadas.

"Para tocar las campanas, subo un tramo de escaleras empinadas. Subo a la plataforma. Y a continuación, pongo el pie derecho en la [cuerda de la] campana grande. El pie izquierdo sobre la otra campana grande. Y entonces las campanas más pequeñas las tuerzo en las manos y luego tiro de ellas", explica la campanera.

En la isla, y probablemente en el mundo entero, existe solo un puñado de personas que saben cómo tocar las campanas de la catedral la Santa Ascensión. No porque exista una música establecida, sino porque se tiene que jugar con ellas de una única forma, la que Okalena aprendió de su padre.

"Mi padre ha estado tocando las campanas durante 60 años. Él aprendió de su padrino. Y yo estoy enseñando a mi hija y también a mis sobrinas nietas", dice Okalena. "Para mí, aprender a tocar las campanas y transmitir el legado de mi padre es realmente importante. Es un honor, por supuesto, estar sonando las campanas ya que está sonando para que Dios oiga y para que la gente escuche".

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