Detrás de cámara con Tatiana Astengo
Detrás de cámara con Tatiana Astengo
Gabriela Delgado

Con su fama de "carácter difícil", decidí llamarla para proponerle ser parte de un reportaje fotográfico en el que requeriría de mucha paciencia de su parte pues debía "ser su sombra", junto a mi cámara, en su día a día y durante un tiempo indeterminado.

A Tatiana Astengo la conocía de algunas producciones nacionales. Había visto su trabajo en un par de películas y no estuve ajena a su personaje de “Reina Pachas” en "Al fondo hay sitio". Quizás el papel más popular de su carrera. Y sería precisamente esta interpretación de mujer desenfadada el que le permitiría debutar este año, con su primer programa propio poniéndose en la piel de 'Soila' en "Pensión Soto".

¿Qué me contestó finalmente? Qué sí, que no tenía ningún problema en mostrarse tal cual es. Todo pintó muy bien hasta ese momento.
Tatiana y yo nos reunimos en su casa de Barranco y solo tenía una hora para ver como fluiría todo.

Con el cabello húmedo y en ropa sport, me invita a hacer un recorrido por el que es su hogar desde hace un año y medio mientras 'Santo', su perro, no deja de ladrarme durante los encuadres de las primeras fotos.

Conforme pasan los minutos, trato de explicarle la metodología del proyecto y ella me advierte que no cocina, que le gusta disfrutar de su soledad y que su esfuerzo le ha costado el cómodo lugar donde vive. Cuando lo hace se muestra seria, como queriendo dejármelo en claro.
Fotos van y vienen y al ir haciéndolas voy descubriendo a una mujer sensible, solitaria y perfeccionista.

"Es la primera vez que dejo que la prensa entre así a mi casa…", me dice, mientras me regala una sonrisa con quizás algo de desconfianza.
Cuando hablo con Tatiana es inevitable no ver a una mujer crítica de sí misma pero también de su entorno. "Somos de bajar la cabeza, somos sumisos y yo no lo soy", me dice, quejándose de la idiosincrasia del peruano en lo profesional y en lo personal. Entonces era inevitable no hablar de su "famoso mal carácter".

"No es que tenga mal carácter, es que acá la gente no acepta cuando le dices las cosas como son. No soporto a la gente que quiere caer bien a todo el mundo. No puedes complacer a todos, es así", me dice antes de que quedemos para una segunda cita.

Es un nuevo día y hoy toca clases de Pilates. Tatiana suda, literalmente, la gota gorda, pero eso no parece importarle. Ella me habla, convencida, de lo bueno de la técnica de ese taller y cómo siente que su cuerpo va mejorando. Así que no le queda otra que continuar para adelante.

Ha pasado una semana y hoy se graba "Pensión Soto". Son las 6:00 a.m. y en pleno amanecer nos vamos en un taxi rumbo a Pachacámac.

Durante una hora de viaje, una somnolienta Tatiana trata de mantener la sonrisa mientras hablamos de diferentes temas: de la serie, de sus canas, de su problema en la tiroides y de la felicidad.

"¡Qué mierda será la felicidad! La felicidad te la venden y ese es el problema...". Digamos que para Tatiana, la felicidad es una búsqueda constante más que un estado actual en su vida.

Llegamos al set de "Pensión Soto" y Tatiana cambia de semblante. Busca su guión, lo revisa con mucho cuidado, mira hacia arriba, hacia los lados, respira hondo y toma un café mientras llega el turno de grabar. Antes debe ir a peinado y maquillaje. Una vez aquí me advierte: "¡Pobre que en alguna foto se me vea alguna cana!", Su personaje de 'Reina Pachas', me vino a la cabeza por primera vez.

"¡Toma 1, 2, 3!". Recién son las 10 a.m. y aún quedan ocho horas de grabación. En medio de un descanso de diez minutos me acerco a ella y le pregunto si está todo bien. Se quita los anteojos sin los cuales no ve nada, me mira y me dice con una sonrisa a medias: "Sí, sí, todo bien", cuando de pronto le avisan que ya debe grabar. La seriedad vuelve a su rostro.

Por fin podemos sentarnos a conversar. Vamos afuera del set. Le volví a preguntar si estaba bien y me dio a entender que no. Para entonces Tatiana era una mezcla de cansancio, frustración, resignación y fuerza.

¿Cómo te sientes?, le pregunté nuevamente, mientras dudaba en poner la cámara en medio de nosotras.

"Me queda la sensación de que intenté hacer algo diferente. (habla sobre el programa) Sin embargo, necesito una distancia, tiempo para tener una respuesta adecuada", me dijo, en el momento más vulnerable que le conocí hasta ese momento.

¿Te arrepientes de algo? "No me arrepiento de nada, todo es un aprendizaje y de los errores hay que aprender a no repetirlos", me respondió. Me iban quedando algunas cosas claras ahora.

Si algo voy descubriendo en Tatiana es que la actuación la deja en el set y fuera de él ni su rostro ni sus palabras disimulan cuando algo le molesta. Quizás aquí el recuerdo de ‘Reina Pachas’ vuelve a mi mente cuando la oigo hablar, sin pelos en la lengua, de cualquier tema.

Sentadas ahora, sin cámara de por medio, Tatiana me revela que a veces trata de hacerle frente a sus demonios y hacerse 'pata' de ellos.
¿Cuáles son esos demonios?, le pregunto: "Mandarme a la piscina sin agua. Me seduce el lado oscuro", me responde.

Tatiana hace una pausa y me revela lo que busca como actriz. "Hacer historias que colaboren con esta sociedad enferma de afecto, autoestima y complejos. Si lo logro o no, el tiempo me va ir dando la respuesta", en alusión al próximo cierre de "Pensión Soto" y las conclusiones que este proyecto televisivo le dio.

¿Alguna frase que repitas como mantra?, le pregunté para terminar la charla. "Primero creo en mí, sino no creo en nadie".

DATO
Con el próximo final de "Pensión Soto" en diciembre, Tatiana se alista para el estreno de "Django" a finales de enero de 2018 y el rodaje de dos nuevos proyectos cinematográficos de los que prefiere no dar mucha información por ahora.

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