"Mi afán por las primicias me ha llevado incluso a arruinar vacaciones familiares", cuenta Patricia. (Foto: archivo personal)
"Mi afán por las primicias me ha llevado incluso a arruinar vacaciones familiares", cuenta Patricia. (Foto: archivo personal)
Thalía Cadenas

Primero quiso ser profesora de inglés. Hasta que en un programa de Pablo de Madalengoitia vio a alumnos de Jaime Bausate y Meza y dijo: “Ah, periodismo, qué bonito suena”.

— ¿Cómo llegó al periodismo de espectáculos?

Soy fundadora de “La República”. La primera misión que Guillermo Thorndike, el director, me dio fue entrevistar a personajes diversos, un día podía ser un torero, otro podía ser un historiador. Luego pasé a una especie de página social de difuntos, para esto yo tenía que llamar a las funerarias y pedir datos sobre los fallecidos. Cuando me contactaba con las familias, me colgaban el teléfono. Yo lloraba. La página, que era un experimento, nunca salió. Thorndike luego me pasó a hacer espectáculos. Al poco tiempo, al jefe de esa sección se le ocurrió hacer una superpágina en el dominical, y la llamó “El mundo de Patricia”. Él convirtió la televisión, el teatro y el arte en general en mi mundo.

— ¿El ráting mató el periodismo de espectáculos?

Lo que se hace actualmente no son espectáculos sino farándula. Eso no es periodismo, es chisme. Incluso los estudiantes de periodismo no lo tienen claro, piensan que deben hacer ampayes y no se trata de eso. En ningún medio he aceptado hacer farándula, siempre he hecho las cosas a mi manera, he seguido el camino que he creído correcto: entrevistar a gente con talento, darle la mano a quienes tienen algo que mostrar.

— ¿Qué rol juega un columnista en esta época?

Siempre he hecho crítica de televisión. No soy una columnista que habla de cualquier cosa porque se le antoja opinar de todo. Me he centrado en la televisión, para lo cual me veo todos los programas; incluso los que no me gustan los veo más porque me gusta analizarlos siempre con la idea de dar una recomendación para que mejoren.

— En su programa de TV es distinta, no es tan crítica…

La Patricia Salinas crítica se queda en la columna. Mucha gente ha ido al programa con miedo, y cuando ha terminado, me han dicho: “Ay, qué buena gente eres, pensé que me ibas a sacar la mugre”. “A mi manera” es como mi casa, así que no invito a nadie con quien no me sentaría a tomar un café. Eso no quiere decir que todos los entrevistados me caigan necesariamente bien, lo importante es que tengan algún talento. Jamás invitaría a alguien con el fin de hacerlo leña.

— Ha entrevistado a diversos actores de Hollywood, entre ellos Mickey Rourke.

A Rourke lo entrevisté durante los premios Independent Spirit 2008. Este evento se celebra antes del Óscar; en ambos, él estaba nominado a Mejor Actor por su participación en “El luchador”. Pese a que los colegas me explicaban que ahí no se podían hacer entrevistas, los artistas estaban tan cerca que no pude evitarlo. Primero vi a Penélope Cruz y me acerqué, pero ella me ignoró, ni me miró. Todos los colegas se rieron de mí. Luego vi a Mickey Rourke solito y me acerqué, le hablé de la vida, del clima, y de pronto me contó que su perrito se había muerto y que estaba superdeprimido. Fue entonces que saqué mi celular y comencé grabarlo. Así salió la entrevista. Lo genial fue que ganó ese premio. Le traje suerte.

— ¿Cuál ha sido el entrevistado que más le impactó?

Patch Adams. Vino a un evento de Bola Roja que se realizó en Belén, Iquitos. Me lo presentó Wendy Ramos. Desde el primer momento le dije que iba a entrevistarlo y él solo respondió: “Ya, yo te digo cuándo”. Me invitó a acompañarlos a pintar las casas de los pobladores. Recuerdo que ese día yo estaba con migraña y Patch me insistió igual en que fuera. “Vas a ver cómo se te va el dolor”, me dijo. Y fue así. Me concentré tanto en pintar las casas que se me pasó el dolor de cabeza. Él me dijo: “Ya sabes cómo hacer para que se te vaya la migraña”. Aprendí que cuando dejas de pensar en ti y piensas en los demás se te va todo. Lo acompañé a todas las actividades que tuvo durante ese viaje de una semana, pensé que seguro no quería que le haga la entrevista, ya tenía suficiente material como para una crónica, así que no insistí; pero de pronto un día él mismo me preguntó por la entrevista y yo le conté que ya me había resignado, y él me contestó: “¿Para qué crees que te hice ir a todas las actividades, sino de qué íbamos a conversar?”.

— Y los artistas peruanos…

Los peruanos son lo máximo. Para empezar tenemos a nuestras cantantes criollas como Eva Ayllón, Cecilia Bracamonte, Cecilia Barraza y Bartola, de quienes tengo la suerte de decir que soy su amiga. Cuando me toca entrevistarlas no solo hablamos de sus discos, sino también de lo que significó realizarlos. Muchos dicen que en el periodismo no se tiene amigos, solo contactos y fuentes, pero eso no es cierto, esta profesión te permite conocer a gente maravillosa con las que puede nacer una amistad. Por ejemplo, yo le contaba a Regina Alcóver, que ahora es mi amiga, que de niña tenía su foto de cuando ella interpretaba a Viviana Hortiguera [personaje de la telenovela “La inconquistable”] en mi cuaderno. Yo era su fan. Me dijo: “Ay, qué linda”.

— ¿Qué significa el periodismo para usted?

Es mi vida. Uno es periodista las 24 horas del día. Ser periodista no es como un trabajo más, es una forma de vivir. No es como otros empleos en los que entras a las nueve de la mañana y sales a las seis de la tarde, y terminó tu chamba y te olvidas. Cuando un periodista llega a su casa y escucha una sirena, sale de inmediato a cubrir la noticia. Si hay un terremoto, sale a ver lo que puede reportar.

— ¿Cuándo un periodista debe autorregularse?

La frase: “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen ser humano” calza perfecto con esta descripción. Uno va a aprendiendo con el pasar de los años a autorregularse, vas madurando. El periodista debe tener empatía, es decir, tener en cuenta que quien está al frente es también un ser humano. No necesariamente debes destruir a una persona o tratarla como si estuviera en un coliseo romano con el fin de tener ráting. Hacer un buen periodismo también es ponerse en los zapatos del otro y no destruirlo. Tengo la suerte de que la gente se abra conmigo y respeto mucho el ‘off the record’.

— ¿Siente que le falta algo por hacer?

Escribir un guion, no sé si para cine, una obra de teatro o de microteatro.

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