Se dice que ni Pablo Picasso pudo escapar al encanto de sus paradisíacas playas y atardeceres de postal. Que Salvador Dalí decidió trasladar su taller a la apacible Cadaqués, porque era el lugar que más lo inspiraba. Y que ahí no solo fue feliz con su amada Gala, sino que también creó un universo único.
Se dice que si los italianos tienen la Costa Amalfitana y los franceses la Azul, los catalanes no se quedan atrás. Que sus parajes, que fusionan naturaleza e historia, son no solo de los mejores para veranear en Europa, sino en el mundo. Se dicen ya tantas cosas de la Costa Brava que nosotros no agregaremos más… solo daremos una humilde sugerencia: no se puede dejar de visitar.
(Foto: Shutterstock)
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