Escribe María Elena Carbajal
Saltos que se ven desde la orilla. Coletazos, panzazos y aletazos. Han nadado desde el estrecho de Magallanes, en La Patagonia y tienen hambre y ganas de jugar, saltar y cortejar. Las ballenas jorobadas ya empezaron a verse en la costa norteña y este espectáculo se ha convertido desde hace unos años en la experiencia favorita de muchos.
La primera vez que veas saltar a un mamífero de más de quince metros y casi
cuarenta toneladas será impactante. En ocasiones lo hacen muy cerca al bote y el agua que produce su salto salpica hacia la embarcación. A veces nadan en grupos de tres o cuatro. Otras, solo una madre con la cría y de cuando en cuando, es solo un juvenil inquieto. No hay reglas. Durante la temporada que va de julio a octubre se calcula que cerca de dos mil ballenas jorobadas pasan por la costa de Piura y Tumbes rumbo al norte para aparearse y reproducirse luego de haber recorrido 9.000 kilómetros desde la Antártida.
Los saltos son parte de su cortejo y el clima cálido hace que sea el lugar perfecto para dar a luz y alimentar a sus crías recién nacidas.
Lee la nota completa de esta edición especial este domingo en tu Semana ¡Vamos!