Alonso Pérez y Manuel Cajahuanca ‘Los curas voladores’. (Fotos: GEC)<br>
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Por: Samantha Aguilar

¿Dos curas en el cielo? Sí, es real. Se trata de dos sacerdotes en las alturas haciendo canopy. Desde la iglesia de Santa Rosa de Quives directamente hasta la torre de más de treinta metros de altura. Están en la tierra y en el cielo.

A solo una hora y media de Lima, se encuentra el distrito de Santa Rosa de Quives (Canta) donde la santa limeña vivió parte de su infancia: el hogar y la iglesia de Rosa siempre fueron la principal atracción. Esto ha cambiado por una nueva forma de vida: se trata de Alonso Pérez y Manuel Cajahuanca, llamados allí como "Los curas voladores".

Manuel Cajahuanca ya no vive en Quives- ahora es sacerdote en Huancayo- pero viaja con frecuencia hasta la zona. El año pasado cuando se inauguró el canopy en el pueblo fue el momento en que perdió el miedo y dejó su bendición por todo el valle del Chillón.

En este tiempo el único deporte que había practicado era la natación y las caminatas largas a cerros. Le gusta 'volar' porque siente mucha seguridad y adrenalina. Para las fotos Manuel está quieto y suspendido durante varios minutos, su rostro no tiene temor, tampoco apuro, detenido en el cielo, con su sotana morada y una sonrisa sin fin.

¿Pero qué los motiva? Los simpáticos curas buscan con sus aventuras en el aire fomentar el turismo en el distrito de Santa Rosa de Quives. Y que los visitantes puedan disfrutar de la experiencia de un lugar que esconde historia, tradición y también diversión para grandes y chicos.

es un pueblo para escapar del bullicio de Lima y que sabe a paz, relajo y disfrute. Aire puro, historia, gastronomía sabrosa (humitas, leche fresca, chicharrones de chancho, pachamanca, patasca, trucha y caldo de gallina) y clubes recreacionales (con piscinas, juegos, y amplias habitaciones).

“Soy de aquellos que buscan la aventura. Vuelo de todas las formas, y hasta he empezado a hacer piruetas y el vuelo de Superman. Dios me cuida”, dice Cajahuanca quien antes de cada vuelo se persigna.

Él busca abrazar las alturas, por algo viajó varias horas desde Huancayo, para defender su puesto del cura volador del pueblo.

Alonso Pérez, es el actual párroco de Quives, lo confirmó con lo que se ha convertido en una tradición: Volar canopy.

El padre Alonso es más callado, más joven y sereno. Sus expresiones son menos acentuadas. Su primera vez volando fue en Oxapampa, pero el tramo era corto, nada comparado con Quives.

Los turistas que llegan hasta Quives piden verlo volar, él acepta siempre y cuando no esté ocupado. “Me gusta contemplar la belleza del paisaje y el río”, dice. Y luego se echa a volar.

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