Tener niños pequeños en casa siempre va a traer desorden. Ya sea manchas en las paredes, juguetes tirados por el piso o alguna cosa rota por ahí, es una forma en la que ellos descubren el mundo y se desarrollan.
A la hora de ordenar, somos los padres quienes terminamos haciendo todo porque es más rápido. Pero lo ideal es que los chicos también tienen que aprender a que mamá y papá no van a hacer eso por ellos toda la vida y, en cierta forma, es su responsabilidad colocar las cosas en su lugar.
El primer consejo es que, más allá de darles recompensas o tener un horario establecido, la mejor forma de incentivarlos es con el ejemplo. Si ellos te ven haciendo tu cama o recogiendo las cosas que dejas caer al sueño de buena gana, relacionarán la acción de limpiar con algo divertido más que con una obligación.
Otra cosa importante que debes tomar en cuenta es que debes enseñarles que cada cosa tiene su lugar. Ropa en el cajón, juguetes en el rincón de juegos, platos en el lavadero, etc. Los chicos necesitan una estructura y si es que conocen dónde va cada objeto, les harás la vida más sencilla.
Inicia dando pasos pequeños. Primero inclúyelos a la hora de hacer los quehaceres como tus “ayudantes” y dales tareas que puedan realizar con facilidad. Ellos se van a sentir orgullosos de lo que están haciendo y querrán repetirlo nuevamente. Añade música, conversa con ellos o hazlos reír convirtiendo la limpieza en un momento especial para ellos.
Lo último que debes hacer es crear una rutina. Una vez que ya se están acostumbrando a participar y tener iniciativa a la hora de ordenar, puedes ir estableciendo qué cosas quiere hacer cada uno y pueden turnarse semanalmente. Eso sí: las cosas se hacen de la forma como tú dices que se hacen, cosa que puedes mantener el control y la rutina se fortalece.