Todos conocemos una persona fanática del deporte. Ya sea que ame el fútbol, basquet o el que sea, siempre habla de eso aunque nosotras no entendamos nada de lo que está diciendo ni comprendamos qué es lo que lo hace tan especial.
Podemos ser muy tolerantes, prestar atención e intentar comprender lo que dicen. Pero llega un momento en que la situación es intolerable y preferimos dar un paso al costado antes de volvernos locas.
¿Qué es lo que verdaderamente nos molesta del tema? Estas son cuatro cosas.
- No hablan de otra cosa
Si un partido está a punto de comenzar, prepárate. Es posible que en las próximas horas sea de lo único que escuches hablar a esa persona. No importa cuánto intentes cambiar de tema y te esfuerces por distraer su atención del partido, no va a funcionar.
- Hablan de técnicas o jugadas que no conocemos
Además de hablar todo el día de deporte, lo peor viene cuando esas personas se ponen tan específicas que empiezan a analizar el partido y las jugadas a un nivel más allá de nuestro entendimiento. En ese momento solo queremos desconectarnos.
- Son capaces de cancelarnos por ver un partido
Su nivel de pasión es tan grande que no solo nos afecta cuando nos hablan del tema sino que hasta pueden cancelar planes o salidas sin previo aviso porque van a pasar un partido por televisión. Y si salen, el 90% del tiempo están pendientes del celular para ver cómo va el juego quitándonos las ganas de pasar el tiempo con él o ella.
- Su estado de ánimo puede cambiar de improviso
La cereza del pastel es cuando su equipo pierde: se lo toman tan a pecho que su estado de ánimo migra por completo al opuesto. Pasan de estar animados y llenos de energía a estar deprimidos e irascibles. Si eso ocurre, sabes que llegó el momento de huir.