Mirar atrás está permitido en esta época del año. Es el momento para evaluar cómo nos fue, qué hicimos, si tuvimos algún tipo de evolución, nos emprendimos en un proyecto…. Es la época para reconocer con humildad lo posiblemente hecho y lo que no hicimos, lo anotamos para que no se nos quede pendiente. También creo que es ese momento del año, donde mejor afloran las historias dignas de inspiración, y el momento perfecto para conocer de aquellos que enfocaron su atención en contribuir, aportar, sumar un poquito, en este caso, en la industria de la moda.
Olga Zaferson tiene toda una vida dedicada a la investigación y difusión de la moda étnica, andina. Es una guardiana celosa de nuestra tradición folklórica desde que enseñaba danzas peruanas en su natal Juliaca. Ella misma comenzó a diseñar los trajes típicos de sus bailarines a falta de alguien que lo hiciera. El contacto con nuestra cultura y sus costumbres convirtieron a esta diseñadora de moda puneña en una de las más importantes protectoras de nuestro legado textil. De hecho, es la autora del libro “El hilo conductor”, un recorrido por la historia del tejido en el Perú, y aunque el libro salió hace un par de años, Zaferson continúa compartiendo sin aspavientos su infinita sabiduría con quien lo necesite.
Conocí a Naty Muñoz hace ya muchos años y sé de su increíble labor también desde hace años. Ella es diseñadora de moda, especialista en nuestras fibras; pero también es una viajera incansable, probablemente conozca cada rincón impenetrable de nuestro país. ¿Por qué? Porque Naty teje sueños y es una guerrera activa y silenciosa de la preservación de los legados de técnicas de tejidos ancestrales. Se pasa los días haciendo lo que más le gusta: enseñando lo que sabe, capacita a mujeres por todos los rincones del Perú con sus conocimientos vastos sobre tejido, sin que muchos se enteren de tan loable entrega.
Kristie Arias y Laura Sacchi son unas emprendedoras amantes del tejido y la fibra peruana. Son también las fundadoras de la marca La República del Tejido. Durante todo este año han capacitado a tejedoras del distrito de Ajoyani (Carabaya, Puno), no solo para mejorar la calidad del hilado o para darle un valor agregado a la fibra de alpaca, sino para garantizar una mejor calidad de vida de las artesanas que son parte de este proyecto y de su comunidad. Sus productos son hechos a mano y la promesa es que tengan el alma de cada una de las artesanas, por eso cada hilado tiene su nombre y es una obra de arte.
Thomas Jacob es un francés de corazón gigante. Llegó a Lima luego de viajar por varios países de Sudamérica e inclusive vivir en Argentina. Sin haber trabajado en diseño, decidió armar un proyecto de moda con conciencia social. Todo partió de una obra a la que Thomas fue invitado: era en la cárcel y ese sería su punto de partida. Decidió que las personas que conoció allí merecían otra oportunidad, así fue como creó Pietá, una marca donde las prendas las fabrican los internos de cárceles locales. Cada prenda lleva bordado el nombre del artesano que lo hizo, el número de prenda y el penal donde fue hecho. No solo les da trabajo remunerado, sino que siembra la esperanza de que estos hombres una vez fuera, puedan reinsertarse a la sociedad.
Estos casos son solo algunos de las increíbles historias de personajes que, dentro del anonimato, han decidido entregar su tiempo, ganas y creatividad para mejorar la calidad de vida de personas que se encargan de producir lo que nos gusta ponernos. Y que nos recuerdan que detrás de la moda hay mucho más que frivolidad.