Lorena Salmón: "¿Y qué pasó en este Lifweek?"
Lorena Salmón: "¿Y qué pasó en este Lifweek?"
Redacción EC

La última edición de la Semana de la Moda de Lima, incluyó tres días completos de desfiles, nuevas propuestas para esta temporada primavera – verano 2015 y muchas sorpresas. Si no tuvieron oportunidad de asistir o seguir los eventos, no se preocupen, aquí un breve resumen de lo que se perdieron:

-La consolidación de Jessica Butrich como uno de los talentos jóvenes de mayor promesa y futuro en el diseño local. Jessica inyectó alegría, frescura y color en su propuesta de este verano y presentó de nuevo una colección completa y coherente -cómo me gusta esa palabra-a la que bautizó como Flower Punch y en la que cada elemento tenía una razón de ser. Por favor, esas carteras de corazón bordadas con flores en alto relieve deberían ser consideradas un must en esta temporada.

-El increíble y meticuloso trabajo de Ani Álvarez Calderón. Advierto: no soy su público objetivo, pero después de su presentación, solo debo decir que me saco el sombrero. La preocupación por cada detalle (a mano, bordado, artesanal) convierte su propuesta en impecable. Si además, le sumamos el diseño y el giro tribal, con una propuesta de diseño menos ostentosa-con menos brillos- que poco a poco le ha ido dando, nos encontramos con una de las colecciones mejores logradas del Lifweek. Bravo.

-La oportunidad de explotar el aún incipiente diseño masculino: sí, tenemos a Yirko Sivirich que siempre presenta un trabajo con voz propia y que ha sabido destacarse lanzándose a un mercado difícil como el peruano, donde los hombres son todavía clásicos y temen experimentar con la moda. Tenemos a Edward Venero, a quien esperamos verlo con más frecuencia. Tenemos a Noe Bernacelli cuando presenta línea prêt-à-porter. La realidad, no obstante, es que en comparación con la realidad del diseño femenino, el masculino aún está en pañales. Por eso celebro Evolèt, marca de Jercy Gutiérrez, que sorprendió con su propuesta masculina (una llena de vida y estampados y juego de color) en este Lifweek.

-La importancia de la puesta en escena: es satisfactorio que esta vez más diseñadores hayan comprendido que la puesta en escena es parte de su propuesta total. Es allí, en ese territorio, donde Andrea Llosa destaca dentro del resto, su colección está pensada contemplando un todo. Es por eso que nos sorprende cada vez que se sube a la pasarela, no solo con apoyo audiovisual –que es potente- sino hasta cómo decide que las modelos aparezcan en escena. Caso contrario con lo que pasó con Fátima Arrieta que si bien presentó una colección inspirada en Chincha y por ello incluyó a músicos en vivo, pecó de exceso y el show del zapateo y canto en vivo (duró todo lo que duró la pasarela) se comió su propuesta y ganó el protagonismo a la ropa.

-El crecimiento de la demanda del evento: Lifweek en esta edición se mudó de local por una sola razón: la cantidad de asistentes. Esto denota que como plataforma de exhibición de la creatividad de los diseñadores locales, funciona. Ahora solo falta afinar detalles como la puntualidad; basta ya, no podemos permitir que un desfile no comience porque la gente se demoró en llegar. Otra oportunidad de mejora: sé que el evento necesita auspicios para que  funcione, pero de alguna manera se puede evitar que se sienta tan, pero tan comercial. Aquí suelto una idea: entiendo que las marcas quieran ver su nombre, pero los espectadores y asistentes, no. No en cada desfile como si estuviésemos viendo los comerciales en un cine. No va. Tomando esto en consideración, solo me queda decir que esta última edición me gustó mucho, que las propuestas estuvieron sólidas y que si todo sigue así, nada para a la moda local.

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